Finalmente, se supo: la principal prenda de cambio de las negociaciones entre la Argentina y los Emiratos Árabes Unidos ha sido la construcción de dos reactores nucleares por parte de nuestro país. El protocolo de acuerdo con la Argentina fue firmado por los ministros de Relaciones Exteriores de Emiratos, jeque Abdalá ben Zayed Al-Nahyan, y su homólogo Héctor Timerman.
Debe recordarse que los siete emiratos que conforman EAU anunciaron a mediados de julio de 2012 el lanzamiento de trabajos para la construcción en Abu Dabi de dos de sus cuatro reactores nucleares.
Sin embargo, la Argentina tiene un historial de polémicas respecto a la venta de tecnología nuclear a terceros países. Oportunamente, Raúl Alfonsín fue impulsado —casi forzado— por Estados Unidos para firmar un Tratado de No Proliferación (TNP) de tecnología nuclear, en momentos en los que intentaba comercializar uranio enriquecido.
Lo mismo le ocurrió a Carlos Menem, quien prometió vender reactores nucleares al entonces presidente de Siria, Hafez Al Assad y fue presionado por el ex embajador norteamericano Terence Todman para que no lo hiciera.
Los argumentos siempre han sido los mismos: la posibilidad de que se desate una escalada nuclear a nivel mundial.
¿Dirá lo mismo ahora Estados Unidos respecto al acuerdo que refrendaron Cristina y el presidente de los Emiratos, jeque Jalifa ben Zayed Al-Nahyan? Habrá que ver si la administración norteamericana cree en el argumento esgrimido en esta ocasión, vinculado a la necesidad de generación de energías alternativas frente a la escasez de electricidad.
Un dato no menor: oportunamente, funcionarios sirios dijeron exactamente lo mismo y jamás lograron que funcionarios estadounidenses creyeran en esos argumentos.
Redacción de TDP
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