Histórica hocicada debió pegar el kirchnerismo en el Vaticano. Quiso aplicar la táctica doméstica del apriete nada menos que en el cónclave papal, y le cantó real envido a Bergoglio, con un 6. (El perro). Francisco iba cargado con 33 bravas, (Cristo). 7 y 6 de espadas y el choan. La falta envido y “truco” retumbó desde Flores hasta Tolosa. Desde Roma hasta Olivos.
Había que ir a poner la cara para decir "no quiero". Y sacarse la foto yéndose al mazo. Un divino escrache mundial al que no podían mandar a Boudou, que paga penitencia por Ciccone como recibidor oficial de insultos, pero es de cabotaje.
Tuvo que ir la mismísima Cristina eterna a hacer el papelón tan temido. Otra vez en cadena televisiva y otra vez de visitante, como en Harvard.
Los primeros milagros de Francisco
Este martes, parafraseando a Moris, se hacía referencia desde TDP que el volantazo político local probablemente traería una serie de situaciones desopilantes, en la súbita conversión oficialista al cabo de haber visto la luz. Mientras el chusco artículo se publicaba, el milagro K se ponía en marcha.
Cristina eterna pasaba raudamente de considerar a Bergoglio el jefe de la oposición, a anunciar emocionada que Francisco probablemente visitaría el país en julio.
El profesor D´Elía pasó de la ira por el Papa que iba a destruir la unión suramericana, a destacar la importancia de volver al cristianismo. Y todo en módicos cinco días.
Hasta los equipos de difusión del Pepe Albistur, con sus afiches, (que garpamos entre todos) dejaron de llamar pesetero a Jorge Lanata, para mostrar el mate de Cristina —el que le regaló al Papa, no un EEG— con la leyenda "Compartimos esperanzas".
Los Kirchner se han vuelto repentinamente tan bergoglistas, que hasta el mismísimo Abalito Medina distiende su tradicional dureza para twittear pura ternura celestial, y el Cuervo Larroque deja de gritarle barbaridades a las mujeres para saludar la asunción papal disfrazado de conejito de pascuas.
Por el amor de Dios
La máxima intriga que hay por estas horas consiste en adivinar a quien le hará pagar la factura a la señora por haberle hecho pasar el papelón más grande de su vida.
Porque mirará los videos y se verá como la vimos todos. Absurdamente incómoda en medio de la alegría ajena. Vestida para la ocasión. Sin protagonismo. Sin micrófono, ni aplaudidores, y en el altar de otro.
Caminando a saludar al nuevo Papa con ira duramente contenida. Rígida en la expresión, voluble como para decirle de entrada "Jorge", y cambiar en segundos de la rigurosidad a casi el llanto. Impotente, insegura, e inexorablemente derrotada.
Es la primera vez que, ante la adversidad, el kirchnerismo no puede huir hacia adelante.
No es la primera derrota severa que sufre, pero sí es la primera ocasión en que se la tiene que fumar de (san) cayetano, sin decir nada, y tratando de sonreír para la foto.
Al “vamos por todo” le han puesto el primer "casi" todo.
Serán divertidísimos los próximos días. Porque es inevitable que la señora, de una u otra forma, descargue despiadadamente su desdén, (la conocemos), al mismo tiempo sus muchachos necesitan tratar de capitalizar políticamente los nuevos tiempos que llegan desde el Vaticano, y embargan a millones de argentinos. Y eso constituye un auténtico oxímoron político.
No se puede ser santo y demonio a un tiempo. Se vienen controversias memorables.
Fabián Ferrante
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