Pasaron columnas, silbidos, desacreditaciones, tuits, operaciones y hasta carpetazos. Sin embargo pareció llegar el momento de asimilar que lo mejor que podía pasarle al gobierno era resolver y reencauzar la relación con el últimamente nombrado Papa, Jorge Bergoglio; aprovecharlo, “apropiarlo”, según confesó el propio filósofo kirchnerista José Pablo Feinman el martes por la noche en P+/-
Este martes, luego de que la presidenta Cristina Fernández presenciara en primera fila la asunción del Papa Francisco en plena Plaza San Pedro, Roma, se la vio emocionada ante los ojos del mundo cuando fue la primera jefa de Estado en saludar al nuevo Pontífice, recientemente apodado “el Papa peronista” por el kirchnerismo, que rápidamente cambió de discurso.
Si bien las cámaras enfocaban atentas al saludo, pese a que un día antes se habían reunido durante más de dos horas, no hubo audio y no pudo escucharse las, a simple vista, sentidas palabras que Cristina le expresó al Papa al momento de saludarlo.
Varios se animaron a aventurar qué había dicho la Presidenta con tanta congoja, tanto a través de las redes sociales como en los comentarios de los sitios web de noticias más visitados. Las hipótesis principales rondan entre un recordatorio por el reclamo de Malvinas y la más llamativa de las dos: un ofrecimiento de disculpas.
Según puede captarse en el video, la Presidenta parecería decir: "Papa disculpe, por todo, en serio. En nombre de la comunidad argentina, gracias por todo. Por favor, perdón”, expresarían los movimientos de los labios de la mandataria, despidiéndose luego con un “…No, por favor. Que esté muy bien, cuídese mucho”.
Las palabras podrían tener que ver con la fallida operación del gobierno para vincular al ahora Papa con la dictadura militar, que según reveló el periodista Román Lejtman para El Cronista este lunes, habría incluido una carpeta que la diplomacia argentina en Italia redactó y distribuyó entre ciertos cardenales para bloquear la posible designación de Bergoglio como sucesor de Benedicto XVI.
Ungida en un acercamiento cada vez más expreso por la Iglesia y el catolicismo, y ahora en plan de desarticulación de la “operación Bergoglio” para avanzar lisa y llanamente en el “Papa compañero”, Cristina parece haber comenzado una nueva etapa —ya sea por convicción u oportunismo— pidiendo perdón. Habrá que ver cuántos se ven beneficiados con este lapso.
Eliana Toro
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