Lo primero que hice luego de ver el revelador informe de Jorge Lanata, en su programa de PPT del domingo pasado, fue buscar a todos los Elaskar del país. Era la nota que quería conseguir pues, imaginaba, que el arrepentido de la financiera SGI tendría mucha más información.
De esta forma, a través de la red social facebook, encontré a Lau Elaskar, su hermano, quien esa misma noche había dejado el sugestivo mensaje en su página personal: “PPT Imperdible hoy”. Lo había escrito, a través de su Black Berry tan solo un par de horas antes de que comenzase el programa del ex creador de Página/12. Uno de sus amigos, Roberto Raccone, le respondió “Nos quedamos helados Lau! Qué pelotas! Abrazo”. El propio hermano de Federico, rápidamente le dijo a Roberto que “se tenía que contar la verdad sobre lo que nos pasó… la gente está dando su apoyo a través de muchos lados”.
Pero la historia continuó el lunes siguiente: “Gracias a todos los que mandaron mensajes, llamados etc de apoyo y solidaridad hacia mi familia y, especialmente, a mi hermano Fede”. Contundente. Ese lunes, ante la nula respuesta a mi pedido de entrevista, le pedí amistad a Lau Elaskar en esa red social. Luego de la desmentida de su hermano ante Rolando Graña, alegando un pecado de juventud, el menor de los Elaskar borró lo que él mismo había escrito creyendo que no había dejado rastros. La captura de la pantalla de su Facebook demuestra que los Elaskar sabían lo que hacían y que estaban emocionados por la repercusión mediática de la confesión de Federico. ¿Cómo se entiende que luego Federico Elaskar haya dicho que le había pedido, en reiteradas oportunidades, a la producción de Lanata que no emitiera el informe? ¿Cómo explicar que su propio hermano pedía, la noche del 14 de abril, no perderse PPT?
Periodismo del sobre
“Es llamativo que las denuncias se hacen en Canal 13 y las desmentidas en América”, afirmó el viernes 19 de abril, el ex productor de Bernardo Neustadt y Mauro Viale, Héctor Yemmy en Ahora es Nuestra la Ciudad. Yemmy agregó que, el escándalo Báez-Fariña-Elaskar-Calabró, significaba un inmenso rating para el canal de Vila-Manzano, pero también un problema interno entre los periodistas del canal.
“Mónica Gutiérrez está mal”, dijo con conocimiento de causa luego de la increíble desmentida de Elaskar, en una entrevista exclusiva con Rolando Graña, dos días después de la espeluznante nota con Leonarodo Fariña en Intrusos, con Jorge Rial y Luis Ventura donde el mediático esposo de Karina Jelinek dijo que, como quería show, le había dado show al conductor de PPT.
Fariña pidió disculpas a Lázaro Baez por mencionarlo en una cámara que no era oculta, como él mismo confesó y dejó algunos comentarios extraños en los cortes que, casualmente, también se grabaron vaya a saber por orden de quién.
Marina Calabró no creyó en él y fue la más punzante de los intervinientes de esa sátira de reportaje en que Ventura intentó desprestigiar la credibilidad de Lanata. En su programa “Secretos Verdaderos” fue más allá, volvió a llevar a Fariña, invitó a Ernestina Pais para intentar ser equidistante y cerró el show con Iliana Calabró, la mujer de Fabián Rossi, quien recordó a Néstor Kirchner, “que lo tenga en la gloria”, y trató de mentirosa a su propia hermana.
El kirchnerismo volvía a mirarse al espejo de su odiado hermano siamés: el menemismo. La farandulización del escándalo político había sido la maravillosa respuesta del poder, con el recuerdo del jarrón de Guillermo Cóppola y las chicas de la noche, como Samanta Farjat, que entraban y salían del estudio de televisión de Canal 7. Mauro Viale fue el inventor de ese megashow que le dio el rating más elevado de los noventa al canal público. La sociedad compró esas peleas, disfrutó de las tiradas de pelo y se regocijó con los chismes que involucraba a los famosos, como Coppola y Diego Armando Maradona. En el medio, y en la vida real, otro empresario y hombre de la noche, moría en circunstancias extrañas.
Christian Sanz fue uno de los pocos colegas que se animó a hablar del periodismo del sobre, los vínculos con la SIDE y la cadena de felicidad. Ayer como hoy, Mauro Viale estuvo involucrado para bajar línea haciendo otra clase de periodismo militante. Esta semana, Viale habló largamente de una Justicia que investiga y que se animó a “encarcelar a un ex presidente de la Nación y procesar a otro, ¿qué más quieren?” preguntó, supuestamente, indignado.
Para estos comunicadores, la corrupción es solo una sensación del “terrorismo mediático”, como bautizó Fariña al programa de Lanata. Silvia Mercado, prestigiosa periodista, habló de que una fuente reservada fue testigo del encuentro de Carlos Zanini —secretario de Legal y Técnica de la Presidencia— con Fariña, luego del programa de Jorge Lanata.
Cuando estuve en el Chaco, presentando mi libro, un periodista oficialista al gobierno de Capitanich, cuestionó la verosimilitud de mi investigación, pues no había pasado nada en la Justicia. “¡Investigación del año! agregó indignado, “cualquier libro es mejor que el tuyo, qué venís acá a hablar mal de nuestra provincia sin fundamentos”. Obviamente, no vino a hacerme preguntas, sino a provocar. La misma sensación sentí con Ventura cuestionando a Lanata. ¿Es tarea del periodista demostrar, judicialmente, la verdad de los hechos? ¿Es culpa del periodismo de investigación que la Justicia no proceda sino que oculte?
Alguna vez, Orlando Barone, cuando le conté en radio que un funcionario del gobierno chaqueño me había confesado que “iban 50 y 50” en las obras de Sueños Compartidos, me respondió que “el funcionario puede tener sus intereses para autoinculparse y no sería creíble”.
¿Qué prueba necesitan estos pseudo periodistas para cuestionar e investigar al poder? Para ellos, las únicas fuentes confiables son las gubernamentales. Ante la fuente reservada, dudan de su existencia. ¿Cómo nombrar al ciudadano o testigo que denuncia cuando las consecuencias de los aprietes están a la vista? Ejemplos sobran.
Cuando las luces de una cámara se apagan o la noticia se esfuma, los informantes sufren las consecuencias de romper el miedo. Mientras tanto, esta noche, seguramente, Lanata les dará una lección de periodismo a sus detractores y la Justicia seguirá mirando para cualquier parte menos por la ruta del dinero. A su vez, ni Fariña ni Báez han podido responder cómo hicieron su fortuna en un país en que nadie hace la plata trabajando, como confesó el pensador posmoderno, Luis Barrionuevo.