Tímidamente, en las últimas horas comenzó a circular la versión de que Leonardo Fariña sería imputado esta semana por la Justicia en el marco del expediente que investiga desvío de dinero K que roza al empresario Lázaro Báez.
Los elementos con los que cuenta el juez Sebastián Casanello son contundentes a ese respecto: se pudieron acreditar en los últimos días una veintena de vuelos nocturnos a Uruguay, Panamá e incluso a Chile por parte del marido de Karina Jelinek. ¿Cómo explicará Fariña esas fugaces escapadas, las cuales declaró “sin equipaje”?
Poco a poco, la trama contada por Jorge Lanata —que fue revelada por Tribuna de Periodistas hace más de un año— comienza a cobrar forma. No solo se van acreditando todos los hechos desnudados en el programa Periodismo Para todos, sino que se agregan nuevos elementos que permiten sospechar que existe una trama de lavado de capitales que involucra a funcionarios de primera línea del kirchnerismo.
Para desgracia de estos, la justicia evalúa cruzar los llamados de los últimos meses del teléfono celular de Fariña. ¿Cómo se justificarán los contactos entre este y un importante ministro K? ¿Cómo se explicarán profusas las comunicaciones que se dieron entre el marido de Jelinek y el oficialista empresario Lázaro Báez?
Es probable que nadie jamás responda a esos interrogantes, pero quedarán instalados en la sociedad, como sucedió en el marco del caso Schoklender. Dicho sea de paso, las tramas de uno y otro escándalo se conectan en varios puntos, especialmente en el armado de sociedades fantasma que se usaron para blanquear dinero espurio.
También aparece en ambas tramas la sombra fantasmal del gobernador de Chaco, Jorge Capitanich. Los aviones oficiales de esa provincia fueron instrumento para llevar adelante uno y otro desaguisado.
Inexorablemente, el rompecabezas va acomodando sus piezas y deja ver cómo es el mapa de los sobreprecios y el blanqueo de capitales en la Argentina K de los últimos 10 años.
Según la diputada Elisa Carrió —y otros referentes de Santa Cruz—, la situación es aún más compleja e involucra al execrable tráfico de drogas. ¿Será así? Solo la Justicia podrá determinarlo.
Por lo pronto, se supo que un informe de la agencia antidrogas norteamericana DEA investigó a Fariña en el año 2011 por sus movimientos sospechosos.
Como sea, al Poder Judicial solo le resta saber cómo se lavó el dinero que luego escapó en los bolsos de Leonardo Fariña y otra docena de valijeros que aún no han sido investigados.
Para lograrlo debería poner la lupa en cuarenta y cinco sociedades que fueron creadas en el año 2003 por dos jubiladas llamadas Concepción Fazio y Noemí Raquel Averza. Allí se movieron millonarios fondos que nadie aún ha intentado rastrear.
Algunos de los nombres de las “firmas fantasma” son: Envío Express SRL, Dilanco SA, Fun Pro SRL, Urban Constructions SA, Sabero Argentina SA, Tagle Security Investigations SA, Armoring Systmens SA, Sky Permormance SA, La Mailu, SA, Exportadora Kano SA, Expedition SA, Iturnet SA y Partner Human SA.
Dos curiosidades al respecto: primero, Alejandro Gotkin, contador de Sergio Schoklender, aparece en todas esas empresas. Segundo: la que armó todas las firmas “truchas” es la escribana Marta Cascales, mujer del todopoderoso Guillermo Moreno.
Como puede verse, todo cierra.