¿Qué documentación había en los depósitos de Iron Mountain? ¿Qué empresas contrataban los servicios de la firma de Barracas y podrían haber sido beneficiadas por el fuego que consumió tantos papeles?
Esos interrogantes son más que relevantes en estas horas, sobre todo a la luz de las sospechas que acumula la fiscal de instrucción a cargo del expediente de marras, Marcela Sánchez, luego de haber estado recorriendo el lugar del hecho y hablado con tres empleados que estaban cuando se desató el siniestro.
Todos coincidieron en mencionar un dato que desvela la funcionaria judicial: jamás se activó el sistema de seguridad anti incendio instalado en el depósito, el cual consistía en una red de cañerías con riego instalada en los techos. ¿Fue algo fortuito o alguien se ocupó de que no funcionara?
El presidente del Consejo Nacional de Bomberos, Carlos Alberto Felise, sembró certeras dudas al respecto: " Yo estuve un par de horas en el incendio y lo que pude ver es muy extraño".
En el mismo sentido, en declaraciones a radio La Red, aseguró que en este tipo de siniestros, las paredes se desmoronan pero no caen nunca hacia el exterior.
Los antecedentes de Iron Mountain generan aún más suspicacias: en 1997 sufrió dos incendios similares al de ayer con pocos días de diferencia. El prestigioso diario norteamericano The New York Times hizo públicas sus sospechas en esos días a través de un informe al que tituló “misterioso incendio".
No se trató de meras sospechas periodísticas: el entonces jefe de bomberos, Robert Davidson, dijo a ese diario que los dos incendios se habían producido "intencionalmente".
Pero hay más: en 2006, otro depósito de Iron Mountain en Canadá se incendió y luego, con una semana de diferencia, ocurrió lo propio en Londres. "Las llamas alcanzaron los seis o nueve metros de altura y el humo podía verse desde la ciudad", publicó entonces la BBC.
En virtud de lo mencionado, solo caben dos posibilidades: o se trata de una empresa con una enorme mala suerte —que viola todas las leyes del azar— o se trató de una acción deliberada.
Como se dijo, habrá que indagar sobre los clientes de Iron Mountain. Se sabe que la firma manejaba documentos sensibles de bancos, financieras y firmas petroleras. ¿Estará allí la clave de lo sucedido?
Por ahora no hay elementos concretos para sostenerlo, aunque hay elementos que llaman la atención. Por ejemplo, el hecho de que el presidente de Iron Mountain es Gustavo Álvarez, secretario de Boca en Río Gallegos, club del que es presidente el hijo de Lázaro Báez, Martín ídem. El nexo se da a través de Mónica Calismonte, esposa del empresario kirchnerista.
En estas horas, la justicia se muestra presurosa por avanzar en el esclarecimiento del hecho. En ese contexto, la fiscalía emitió un comunicado oficial en el que hizo saber que "cuando se termine de sofocar el incendio comenzarán los peritajes para intentar determinar el origen del fuego".
Esa será la punta del ovillo para terminar de desenredar la madeja de esta espinosa cuestión.
Christian Sanz
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