En unos días se cumplirán ocho años de la desaparición de Jorge Julio López, quien se evaporó el 18 de septiembre de 2006.
Sin embargo, poco y nada ha avanzado el expediente judicial, por lo cual los investigadores judiciales han decidido dejar momentáneamente la pista que involucraba a ex represores y enfocarse en la familia del albañil, especialmente su hijo Rubén.
“Que me investiguen, no van a encontrar nada (…) Estoy al tanto, al principio me reí, pero ahora me da bronca porque no tienen ni idea de lo que están haciendo, es una de las primeras pistas sembradas para entorpecer”, dijo el vástago de Jorge Julio.
En realidad, la indagación que ahora impulsa el fiscal de la causa, Marcelo Molina, se produjo quince días después de la desaparición de López. El funcionario, según publica hoy Página/12, está agotado de no poder avanzar en este expediente que acumula más de 40 cuerpos, 60 legajos, y más de 60 anexos, algunos de los cuales, a su vez, tienen cuarenta cuerpos.
Lo que llamó la ateción de Molina fue “el testimonio de una persona, que al momento de declarar en 2006 era menor de edad, que relataba una conversación entre el dueño de un club y una persona muy cercana a López, sin vínculos con la actividad en los organismos de derechos humanos, que escuchó mientras practicaba su rutina de karate”, según Página/12.
En realidad, el hecho sucedió al anochecer del mismo 18 de septiembre, y el testigo dijo que el pariente de López expresó que “ya lo quisieron matar dos veces, ya no sé qué hacer con mi viejo”, y luego de dar a entender que el albañil “no estaba bien de la cabeza” aseguró que “lo tenían guardado en un lugar como un sótano o bajo tierra” cercano a una propiedad de su interlocutor, el dueño del club de karate.
“Según recordaba, le llamó la atención que el pariente de López estaba alterado, siendo en general una persona tranquila”, prosigue el matutino.
La primera medida que tomó el fiscal fue citar a esta persona, que ahora ya es mayor de edad y trabaja en la Policía Bonaerense, al igual que su padre, y durante la declaración el testigo ratificó todo lo que había dicho hace casi ocho años. En segundo lugar, Molina le comunicó al abogado de la familia, Alfredo Gascón Coti, que había comenzado a reactivar esta hipótesis y acudió a la casa familiar de Los Hornos, donde le tomó declaración a la esposa de López, Irene Savegnago.
Aunque no se sabe aún cómo terminará este nuevo impulso investigativo, debe resaltarse que Tribuna de Periodistas fue el único medio que puso en duda hasta ahora la inverosímil historia que contó su familia desde un principio.
La cadena de artículos periodísticos sobre este tema puede verse en este portal, con un rigor pocas veces visto.
Está perfecto que los represores estén tras las rejas, lo merecen, pero ello no quita que se desnuden de una vez las falacias que impulsa la familia López.