Es injusto, innecesario, imprudente. El mutismo del gobierno respecto de la muerte de Julio César Strassera es de una hijaputez pocas veces vista.

El exfiscal que se animó a juzgar a las juntas militares que protagonizaron la dictadura más sangrienta de la historia argentina merecía mucho más que el silencio del oficialismo de turno.

Un hombre honesto, de probidad reconocida internacionalmente, al que no puede sospecharse de ostentar mácula alguna, solo ha recibido desinterés por parte del kirchnerismo.

No solo el gobierno ha hecho silencio ante su deceso, sino que además cientos de blogueros K insisten en mofarse de su persona en las redes sociales. ¿Acaso no merece su familia un momento de respeto, por mínimo que sea? ¿No debería el Ejecutivo nacional decretar uno o dos días de duelo en lugar de permanecer sin hablar del tema?(*)

El gobierno detesta a Strassera por muchos motivos, pero principalmente porque se animó a exponer la hipocresía de los Kirchner de manera pública. Fue quien se atrevió a mencionar la “megalomanía” de Cristina y a cuestionar su sambenito preferido: el de los derechos humanos.

El kirchnerismo siempre detestó eso en Strassera, el hecho de que haya sido el emblema de la lucha contra los genocidas de los 70, algo que pocos reconocen en Néstor y Cristina.

Cuando uno y otro miraban la figura del exfiscal veían ese doloroso contraste: el de un hombre que enfrentaba a los criminales más grandes de la historia argentina mientras ellos se enriquecían gracias a su cercanía con estos últimos.

Ciertamente, no son nada desdeñables los juicios que impulsaron los Kirchner contra los dueños de la represión de los 70. Sin embargo, ello no puede compararse con el coraje que tuvo un hombre que se atrevió a lo mismo en momentos en los que los cuestionados tenían aún un gran poder sobre la sociedad. En esos días, si era peligroso avanzar contra los militares.

Como se dijo, es doloroso el silencio del gobierno respecto de la muerte de Strassera, pero más aún lo es la grieta que aún continúa abierta en la ciudadanía.

Si Strassera hubiera elogiado al gobierno en lugar de cuestionarlo, la historia sería diferente, decretarían una semana de duelo nacional y los funcionarios del kirchnerismo harían fila para hablar bien de su persona. Sin embargo, ello no ocurre, solo porque dijo lo que pensaba.

¿Por qué tiene que ser así? ¿Tiene menos méritos este gran hombre solo porque se animó a decir lo que pensaba sobre los Kirchner?

En un día triste como hoy, la célebre frase de Strassera se hace imprescindible y necesaria para terminar con esa grieta: Nunca más.

Christian Sanz

(*) Finalmente, el gobierno decidió decretar dos días de duelo. Fue posterior a la publicación de esta columna.