Cristina Kirchner dio un extenso discurso este domingo en el marco de la apertura de las sesiones legislativas, pero olvidó algo importante: jamás hizo la inauguración formal.
En realidad, fue un detalle menor, que pasó desapercibido ante la catarata de palabras que pronunció la jefa de Estado en sus más de tres horas y media de exposición.
En lo que fue su último discurso como presidenta, Cristina hizo un repaso de sus logros de gestión y avanzó en algunos anuncios que no carecen de relevancia.
Sin embargo, jamás mencionó ninguno de los cuatro tópicos que preocupan hoy a la sociedad: inflación, pobreza, inseguridad y narcotráfico.
Tres de ellos son ítems que empeoraron desde el año 2003 a la fecha, principalmente aquel vinculado con el tráfico de estupefacientes.
El silencio de Cristina seguramente esté relacionado con el hecho de que no sabe qué decir al respecto. ¿Cómo explicar la ausencia de radares o la falta de informatización de las bases criminales concernientes a la cuestión narco?
Algo similar ocurre con la inseguridad: ¿Qué podría indicar la mandataria si desde el año 2009 —Aníbal Fernández mediante— decidió que no haya más estadísticas sobre delitos?
Con relación a la inflación —valga la cacofonía—, no solo se intenta minimizar su flagelo, sino que además el organismo que la mide —el Indec— ha sido injustamente intervenido y sus datos manipulados a efectos de atenuar su impacto en la ciudadanía.
Respecto de la pobreza, único tópico que pareciera beneficiar estadísticamente al kirchnerismo, los datos no parecen del todo confiables. Baste mencionar que se nutren del poco confiable Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Si alguien alberga alguna duda, solo debe recordar que puntuales técnicos desplazados del Indec, aseguraron en abril de 2014 que hay 15,4 millones de pobres en la Argentina.
Ello ocurrió luego de que el Gobierno decidió ocultar los datos oficiales de pobreza e indigencia del segundo semestre de 2013, tal cual publicó diario La Nación en esos días.
“La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) encargada de realizar el cálculo de los índices está intervenida desde junio de 2007 por la ‘patota de Guillermo Moreno’ bajo las órdenes de Cristina Kirchner y con el aval de los directores del organismo, Ana María Edwin y Norberto Itzcovich”, aseguró entonces el mismo matutino.
Y recordó que, de acuerdo con los índices oficiales, en el primer semestre de 2013 la pobreza se ubicaba en el 4,7%. “En tanto, la Universidad Católica Argentina (UCA) estimaba en cambio que esa medición llegaba a 25 por ciento”, según La Nación.
Sí habló Cristina sobre el supuesto decrecimiento de lo que debe el país. "Hemos desendeudado definitivamente a la Argentina”, aseguró.
El dato es falso y fácilmente refutable: la deuda pública argentina pasó de 178 mil millones en 2003 a 250 mil millones de dólares en 2014. Así de simple.
Finalmente, de todo lo que dijo Cristina ayer, hay una frase que sí merece destacarse por su certeza intrínseca: “No se puede tapar el sol con la mano”, dijo la presidenta. Tenía razón.