Gran parte de la corrupción del kirchnerismo se pudo haber evitado. Si los jueces hubieran dado bolilla a los pocos periodistas que denunciábamos desaguisados K en esos días, la cosa hoy podría ser diferente.
Hubieran robado, sí, pero no tanto. No habrían existido los Lázaro Báez, los Cristóbal López e incluso los José López. El choreo de Néstor y Cristina estaba a otro nivel, ciertamente.
Ello viene a cuento de lo sucedido hace unas horas, en el marco de un allanamiento hecho en el departamento de un ex jefe aduanero llamado Eduardo Bernardi.
Allí, la Gendarmería Nacional secuestró casi 500.000 dólares que estaban guardados en una bolsa plástica dentro de un armario. Una digresión: el exfuncionario está imputado en una causa donde se investiga contrabando e importaciones irregulares.
Aunque para muchos suene completamente desconocido, el nombre de Berardi es parte de un listado que entregué hace diez años a las autoridades de la Aduana advirtiendo que participaba de una millonaria matriz de corrupción junto con otros exfuncionarios. Así lo publiqué en octubre de 2006:
Lo más inexplicable de lo que sucede en la Aduana es la manera en que se encubre y premia a personas que han sido denunciadas públicamente y han afrontado sendas causas penales, como ha sucedido en torno al caso "Piana", más conocido como el de la "mafia del oro". Por caso, dos de los implicados, Carlos Milzstein y Eduardo Bernardi han sabido "pulir" sus causas judiciales y hoy les han dado cargos de suma relevancia en esa dependencia: Bernardi es Director de Departamento y Milzstein es Director de División.¿Cómo es posible semejante despropósito?
Para que no queden dudas acerca de la responsabilidad de ambos personajes en el caso de la mafia del oro, se transcribe parte de la declaración de Enrique Piana, uno de los principales implicados en el ilícito: "Los pagos de 50.000 dólares mensuales a Policía Aduanera se les daban al Sr. Juan Arranz en efectivo . (...) A la reunión que tuve con el Sr. Bernardi y Milstein, al que referenciara como 'de códigos sicilianos', fui acompañado por el Sr. Juan Arranz (...) Las operaciones realizadas... incluyeron coimas a Sres. de la Aduana Argentina. Cito a los Sres. Bernardi, Milzstein, Sierra y Salvi (estos últimos eran policías aduaneros)."
Queda claro al leer la declaración completa de Piana que los aduaneros Milsztein, Bernardi, Salvi y Sierra, de la Comisión de Selectividad de la Dirección General de Aduanas, cobraron de Casa Piana S.A. dinero en negro para permitir la "salida libre" de exportaciones sin que se ejerciera el debido control, en el marco del Plan Princeton.
Milsztein y Bernardi no deberían estar trabajando en dicho organismo, ya que han sido sumariados y no se permite que ninguna persona en ese estado pueda ocupar cargo alguno en la jefatura de la Aduana. Pero Milsztein y Bernardi tienen mucho poder, han sido jefes de la policía aduanera desde 1993, a través de la Comisión de Selectividad, creada en ese año. Durante los dos primeros años de "trabajo" se llevaron por recibo oficial no menos de U$S 1.200.000 cada uno, dado que en ese entonces los jefes cobraban un 60% del valor de las anomalías que encontraban en la Aduana.
"Milsztein y Bernardi eran más vivos que nadie: se 'anotaban' en todas las denuncias que aportaban las distintas secciones que dependían de ellos y cobraban su parte. Igualmente lo que se llevaron por corruptos, por no realizar las denuncias que sí debían hacer, fue más del doble, como en el caso Piana. Lo interesante es que los dos tienen mucha plata girada afuera", comentó un ex compañero de ambos personajes a quien escribe estas líneas.
Observando el nivel de vida de ambos, puede notarse que son personas de gran fortuna personal cada uno. Por caso, según las fuentes consultadas, Milzstein es (o fue) copropietario de casinos en Brasil y Uruguay, y adquirió una lujosa casa en un country de Escobar.
El listado que entregué en esos días de 2006 contiene nombres, legajos y demás detalles. Sin embargo, nada ocurrió. Ello permitió a Bernardi llenarse de dinero a costa de los contribuyentes.
Más casos testigos
Lo ocurrido con Bernardi es casi una anécdota frente a otros casos de corrupción de mayor envergadura.
Sin embargo, el patrón es el mismo, más allá de los montos sustraídos al erario público. Lo que pergeñó el kirchnerismo fue una matriz de saqueo de la cual muchos abrevaron, en mayor o menor medida.
¿Qué hubiera pasado si algún juez hubiera dado curso a mis denuncias contra Aníbal Fernández en 2004, o contra Julio De Vido un año antes? ¿Qué habría ocurrido si la justicia me hubiera escuchado cuando denuncié la mafia de los remedios o el lavado de dinero en los aportes de 2007 del FPV?
No se trata de una cuestión periodística: muchos de esos señalamientos los hice ante el siempre inactivo Poder Judicial. Allí, aporté evidencia concluyente, entre la cual aparecen documentos e incluso entrevistas a arrepentidos de la corrupción K.
Nada sucedió, ni en la justicia ni en los medios. Unos pocos replicaron lo que yo iba señalando.
El resultado está a la vista: nos sorprendemos hoy de ver cómo aparecen bolsos o valijas con dólares obtenidos de manera ilegal, pero nada se hizo entonces.
Es lícito enojarse e incluso hacer catarsis por el saqueo vivido. Lo que no se puede, como dice el célebre refrán, es llorar sobre la leche derramada.