El acomodo de familiares dentro de sitios privilegiados de la administración pública es todo un flagelo. No es algo nuevo ni novedoso, se llama nepotismo y es tan antiguo como el nacimiento de la democracia.
En la Argentina, que jamás es la excepción, casi no hubo gobierno que no estuviera manchado por esa problemática. Desde el menemismo, pasando por el kirchnerismo, y llegando al mismísimo macrismo.
Ya se ha contado desde esta misma columna cómo el actual gobierno ha colocado en lugares de privilegio a ciertos funcionarios de meridiana relevancia. En esta nueva entrega, se agregan más precisiones.
Se trata de empleados que acomodaron a sus hijos, amantes, novios y primos. Todo ello en el Senado de la Nación, cuya presidenta es Gabriela Michetti. El listado, al que accedió el Post, es el siguiente, con número de legajo y todo:
¿Qué dirá Michetti acerca de esta lista que, según pudo saber este cronista, llegó a sus manos hace algunos meses? ¿Por qué no hizo nada aún?
Para los que crean que se trata de algo menor o irrelevante, sepan que se trata de una práctica sancionada por el artículo 12 inciso 8º del Reglamento para la Justicia Nacional.
Como dice una frase del saber popular, “no solo hay que ser honesto sino parecerlo”.