Los capitostes del grupo Clarín están inquietos, molestos, a punto de ebullición. Cayó como una bomba, en el holding, la posible adquisición de C5N por parte de la familia Terranova, a través de un suspicaz triunvirato.
Desde entonces, en la calle Tacuarí todo es intranquilidad. Bajan a los periodistas órdenes y contraórdenes contradictorias por parte de los editores del “gran diario argentino”. Hay que golpear donde más duela, les dicen, pero siempre con circunspección y sigilo.
No sirven los mensajes directos, porque suenan a despecho. Hay que actuar con inteligencia y poética habilidad.
Clarín lo tiene claro, es el mejor jugador en ese terreno. Experto en refrendar operaciones de prensa, en quitar y poner ministros y secretarios, desde la memoria de los tiempos.
En estos días, lo ha demostrado de nuevo, en el contexto de lo aquí referenciado, la eventual compra de C5N por parte de los dueños de MDZ.
De pronto, el holding comandado por el todopoderoso Héctor Magnetto se dedicó a esmerilar la figura de Cristóbal López, llegando al extremo de forzar una serie de noticias, que se mantuvieron durante horas y horas en la parte más destacada de su página web.
La primera de ellas se publicó hace cuatro días y tuvo un título sobregirado: “La guerra secreta entre Marcelo Tinelli y Cristóbal López”. En realidad, no se trata de nada nuevo sino de la vieja pelea que ambos llevan adelante por el ingreso de López a Ideas del Sur a través de documentos de pago de dudosa cobrabilidad.
Al día siguiente, Clarín insistió: “La otra batalla de la guerra Cristóbal López-Tinelli: una causa contra los dos por evadir aportes de sus empleados”.
Finalmente, anteayer el mismo matutino volvió a la carga: “Bajo Cristóbal López, Ideas del Sur debe 70 millones de pesos a la AFIP”.
Pero hay más aún. Para no dejar dudas respecto del malestar que en estas horas empapa al holding comandado por Magnetto, hace unas horas se publicó una nota editorial —esto es, la propia opinión del diario— bajo la firma de Héctor Gambini referida a la “grieta”.
Es un mensaje por elevación hacia Macri, donde Clarín se mofa de su figura a través de ironías poco sutiles: “¿Macri se hace K? Gobierna para los ricos y bajó dos puntos la pobreza, pero que aún no festeje: subió la marginalidad”.
Al final de la nota, aparece incluso una frase lacónica, sugestiva: “Se abre el piso. La grieta es un acantilado profundo que nos traga y abajo esperan cocodrilos de fauces afiladas sumergidos en tuits enemigos. Hay algo peor que morir allí: volver reencarnados en el bando contrario”.
¿Quiénes son los cocodrilos? ¿Qué quiere decir Clarín con eso de “reencarnarse en el bando contrario”? Por ahora, puro enigma.
Antes de esa columna, hubo otra aún más directa y feroz, firmada por Ricardo Kirschbaum, quien reporta como poderoso editor General de Clarín.
Allí, puntualiza: "Preguntémonos sobre el destino de los medios que generosamente recibieron soporte oficial durante el kirchnerismo y su final".
Y avanza al final: "Esta experiencia debiera servir a todos para que no se repita. Ni el modelo ni esas conductas desde el poder que afectan al periodismo".
La 125 de Macri
“Si esto avanza, es la 125 de Macri”, me dijo esta semana un conocido colega de Clarín respecto del culebrón de C5N, en obvia referencia a la resolución que terminó enemistando al kirchnerismo con ese holding y que desató la “guerra con el campo”.
Ergo, en tanto avance la posibilidad de que el canal de Cristóbal López sea adquirido por los Terranova, el “gran diario argentino” se irá distanciando de Macri. Es algo que ocurrirá más temprano o más tarde, como sucede con todos los gobiernos, pero ello no le quita preocupación al macrismo, sino todo lo contrario.
Una digresión para los menos entendidos: Clarín siempre se muestra alineado al poder de turno en los primeros años. Es la famosa “luna de miel”, en la que el grupo logra hacerse con los negocios más jugosos. Luego, cuando ya no queda más nada que rapiñar, empieza el distanciamiento y la crítica despiadada.
Nadie ha zafado. Durante la última dictadura militar, lograron quedarse con Papel Prensa; con Alfonsín, llegó el turno de radio Mitre; en el menemismo se alzaron con Canal 13 y crearon TN; durante el duhaldismo les fue regalada la Ley de Protecciones Culturales (conocida como “Ley Clarín”); y en el kirchnerato consiguieron la fusión de Multicanal y Cablevisión.
¿Qué les regalará el macrismo? Aún no se sabe con certeza, pero es probable que tenga que ver con el grupo Indalo. Ciertamente, a Clarín no le importan los medios de Cristóbal López, pero tampoco dejará que alguien más los posea. ¿Cómo permitir que alguien más gravite en un espacio tan poderoso, que hoy lidera ese grupo? ¿Cómo permitir que se licue tanto poder?
Al final de cuentas, Clarín siempre ha sido como el “perro del ortelano”, que nunca come ni deja comer a los demás. No, al menos, en lo que a medios respecta.