Cada tanto, hay quienes suelen recordar aquella frase del kirchnerismo, el célebre “vamos por todo”. Eran días en los que parecía que Néstor y Cristina se quedarían por medio siglo en el poder.
Ello hoy parece lejano y anacrónico. Una suerte de mal recuerdo de lo que fue el gobierno de los K.
Sin embargo, en estas horas, Mauricio Macri parece haber refrendado una suerte de remake de esas palabras. Un nuevo “vamos por todo”.
Jueces, sindicalistas y empresarios se encuentran en la mira del presidente de la Nación. Los acusa de ser quienes ponen “palos en la rueda” frente a sus intentos de cambiar el país.
Ciertamente, no se trata de ningún secreto. Quienes frecuentan al jefe de Estado suelen escucharlo protestar contra sus incipientes “enemigos”. Usa palabras elegantes, pero está claro que no los quiere y que irá contra ellos, más temprano o más tarde.
A la cabeza de sus quejas están Cristóbal López y Víctor Santa María, ambos acusados de graves hechos de corrupción. No obstante, lo que molesta —y preocupa— a Macri es su condición de dueños de medios.
El primero está a cargo de C5N y el segundo es el dueño de diario Página/12. Ambos trabajan en sugestiva consonancia a la hora de esmerilar la figura del primer mandatario.
Por caso, la furia de Macri encontró su pico máximo luego de que el diario fundado por Jorge Lanata difundiera que personas de su entorno habían ingresado al millonario blanqueo de capitales. Lo mismo ocurrió con el canal de Cristóbal López, que replicó la misma información.
Ello provocó que a la lista negra del presidente se sumara el periodista Horacio Verbitsky, a cargo de la nota en cuestión.
Lo antedicho explica el ensañamiento de estas horas contra López y Santa María. A ambos, Macri sueña verlos presos. Los jueces lo saben y analizan actuar en consecuencia.
Al gremialista lo aqueja una documentada investigación por lavado de dinero. En cambio, el dueño de C5N enfrenta 13 denuncias judiciales de diverso tenor, principalmente por evasión. Todas ellas fueron impulsadas por la AFIP, a quien López le adeuda una cifra cercana a los 10 mil millones de pesos.
El contexto referido es el que permite entender la movida que en estas horas se lleva adelante, donde un grupo mendocino intenta meter la cuchara en C5N. Detrás de esa historia se cruzan puntuales operaciones de prensa que buscan despistar a propios y ajenos. La trama real circula por otros andariveles.
Sí es cierto que el clan Terranova negoció —y negocia— con el grupo Indalo para ser parte del “triunvirato” que comandará el canal. Pero el papel del macrismo es más activo e interesado de lo que se ha dicho hasta ahora. Aún cuando se haya hecho trascender que no se aportará más pauta oficial que la que hoy ostenta C5N o se haya “filtrado” la inhibición impulsada por la AFIP contra los dueños de ese canal.
Fuera de esta última digresión, se vienen días aciagos para varios: banqueros, empresarios, sindicalistas y, principalmente, para exfuncionarios del kirchnerismo.
No es parte de un repentino envalentonamiento de la justicia, sino parte del “vamos por todo” de Macri.
¿Será como dice aquella frase de Carl Marx, que la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa?