Hugo Moyano se salió con la suya. Finalmente logró mostrar que aún tiene poder de convocatoria. Rentado si se quiere, pero poder de convocatoria al fin.
Fue más que meritorio, porque sufrió el revés de muchos de los grandes gremios que hoy intentan obtener prebendas por parte del gobierno. Y así y todo logró hacer más ruido del que se esperaba.
No obstante, debe mencionarse que su consigna fue extemporánea y falaz: poco y nada le interesa al camionero la desazón que sufren los trabajadores. Su preocupación es otra: la pata judicial-Federal.
Si a alguno le cabe alguna duda, solo debe detenerse en una de las frases que pronunció esta tarde: “No estoy implicado en ninguna causa de corrupción…. por ahora”.
Acto seguido, avanzó: “Les digo a estos señores y les ratifico a los trabajadores: no tengo miedo de ir preso”.
¿A quién le fueron dirigidas esas palabras? ¿A los jueces? ¿Al gobierno?
Como sea, está claro que la cuestión judicial es la que hoy en día le quita el sueño. De lo contrario, jamás hubiera hecho una manifestación tan resistida, hasta por sus propios pares.
Por caso, la confirmación de la movida que hoy coronó el camionero se dio justo después de que la justicia confirmara que lo investigaba por lavado de dinero y otros delitos.
No es una preocupación que solo le cabe a Moyano: si se observa quiénes fueron los que adhirieron a la movida, se verá que son varios los que no pueden pegar un ojo por temor a los jueces argentos.
Máximo Kirchner junto a puntuales referentes de La Cámpora estuvieron allí. También Aníbal Fernández, Juan Cabandié, Agustín Rossi, Jorge Taiana, Daniel Filmus y Néstor Segovia. Todos ellos están sospechados —algunos incluso están denunciados en la Justicia— por corrupción.
Hablando de presunto latrocinio, otros que se sumaron fueron la intendenta de La Matanza Verónica Magario y el ex alcalde de ese distrito, Fernando Espinoza. Huelgan las palabras… está claro que el gran motor de la marcha fue el terror a la justicia Federal.
Se insiste: Moyano es el principal atemorizado. Por eso mandó esta misma mañana a su abogado, Daniel Llermanos, a que presente un escrito —y la oportuna documentación— ante el juez federal de Morón, Néstor Barral, que lo investiga por blanqueo de capitales.
Sin embargo, su suerte ya está echada. Los puentes con el macrismo se rompieron en noviembre y jamás se recompusieron. De hecho, Jorge Triaca, su habitual interlocutor, jamás volvió a atenderlo.
Tribuna de Periodistas reveló oportunamente que dos operadores del gobierno trabajan en estas horas en Comodoro Py para que Moyano termine tras las rejas. Ello es un hecho, y ocurrirá este mismo año.
Habrá que ver si ello sirve le al macrismo para alinear a los demás gremialistas díscolos. Es la gran incógnita.
Por ahora, lo único que une a todos los sindicalistas es el espanto… jamás el amor.