Desde que uno tiene memoria, los medios gráficos que han monopolizado la información política (y de la otra) más importante del país, han sido los diarios Clarín, La Nación y, en menor medida, Página/12. La información que esos medios brindan diariamente está usualmente sesgada por los intereses que manejan, ya sea a nivel político, ya sea a nivel empresario.
En el ambiente periodístico se sabe que las tapas optimistas de Clarín tienen precio y que Página/12 ha pasado a llamarse -entre colegas- Página/K, por su evidente obsecuencia hacia el Gobierno. Lo mismo sucede con La Nación, quien comparte el monopolio de Papel Prensa con Clarín y el Estado.
Por eso, cuando hace más de tres meses apareció el anteriormente quebrado diario Perfil, muchos periodistas nos ilusionamos con la posibilidad de que finalmente se abriera camino un medio aparentemente honesto (no independiente, pero sí honesto). La alegría duró muy poco: en este tiempo Perfil ha tenido serios problemas con algunos de sus artículos. Desde información errónea en algunas de sus notas hasta el más vulgar "plagio" (1).
Más allá de estas graves metidas de pata, el referido medio —mal llamado "diario", ya que sale una vez por semana— vivió un inesperado episodio de "mala fe" a través de una ignota periodista de su staff.
Un artículo de (t)error
El 20 de noviembre de 2005 apareció un curioso artículo dentro del "diario" llamado "Dieron de baja 1.750 planes sociales truchos", firmado por una tal Débora Piccinini. Allí, se mostraban una veintena de fotos, entre las que se encontraba —supuestamente— la del Hogar Milagros de la localidad de San Martín (2) —institución a la que este periódico presta asistencia permanente— y en el epígrafe se afirmaba que allí "no hay niños y nadie conoce la asociación".
Lo antedicho no sólo era falaz, sino que demostraba mala fe ya que, la imagen referida no se correspondía con el Hogar Milagros sino con un depósito ubicado justo al lado del mismo. El citado hogar posee un enorme cartel identificatorio que puede observar cualquier persona que se acerque allí (3). Como era de esperar, la nota de Perfil provocó un gran perjuicio a la institución y el consecuente cuestionamiento a Tribuna de Periodistas por promocionar un lugar que, según el "diario", no existía.
Tres días más tarde, este periodista envió una carta de lectores para aclarar el tema y señalar el grueso error cometido por Perfil. Veamos:
"At. Sres. Diario Perfil:
He leído con tremenda indignación el artículo aparecido el domingo pasado en vuestro periódico, titulado 'Dieron de baja 1.750 planes sociales truchos'. Allí, la periodista incurre en una gravísima equivocación: en una de las fotos que acompañan la nota, se muestra el supuesto frente del Hogar Milagros de la localidad de San Martín y se afirma que allí no hay niños y nadie conoce la asociación. La imagen muestra un depósito que no corresponde con el Hogar, si la persona que tomó la fotografía se hubiera corrido unos metros a la derecha de donde estaba (justo al lado de donde se tomó la imagen), hubiera fotografiado el real Hogar Milagros, que posee un enorme cartel identificatorio y cuya existencia es fácil de comprobar.
En dicho lugar conviven una docena de niños que se encuentran bajo tutela judicial. La persona que los cuida, Julia Ríos Serbian (junto a su hija, Lurdes), es de existencia real también, y puedo dar fe del amor que les da a esos chicos cada día.
Soy un colaborador permanente del hogar y estoy al tanto de las enormes dificultades que debe afrontar Julia junto a su hija cada día para poder asistir a estos especiales chicos. Muchas veces lo hacen a través de su propio dinero, ya que lo que les da el Estado es mínimo.
A través de mi periódico virtual hago una campaña permanente desde hace meses para que la gente vaya a conocer el lugar y trate de darles una mano (...) No hay manera de graficar el dolor que embarga a Julia en estas horas, agravado por el hecho de que sufre un problema coronario muy delicado.
La irresponsabilidad de la periodista Piccinini no tiene justificación alguna. Lo menos que debería haber hecho es chequear la información que iba a publicar. No era nada complicado.
Lo digo como hombre de prensa que trata de ejercer la profesión de periodista con rectitud y ética, algo que -lamentablemente- se ha perdido en los últimos años.
Atentamente.
Christian Sanz
PD: En otro mail, les mando algunas fotos del lugar. Las que corresponden a los chicos allí albergados no pueden publicarse".
El domingo siguiente —27 de noviembre— volví a comprar el "diario" y no encontré referencia alguna al tema, no sólo en lo concerniente a la publicación de mi carta de lectores, sino a la mención del tema en sí. Acto seguido, para aclarar el episodio a los enojados lectores de mi periódico, publiqué el descargo en Tribuna de Periodistas (4). Dos días más tarde se comunicó conmigo la autora de la nota, Débora Piccinini, ofendida no sólo por lo que había escrito sino porque yo afirmaba que ella había actuado de "mala fe". Le expliqué entonces que ella había cometido un grave error en la publicación del artículo de marras y que debía retractarse de inmediato antes de que su equivocación provocara aún más daño.
Al mismo tiempo, le reproché que el diario no hubiera publicado la carta de lectores que yo había enviado. "Lo que pasa es que tu carta nos llegó recién ayer (lunes 28 de noviembre)", mintió la periodista para zafar de la situación (5).
Aproveché para preguntarle de dónde había surgido la falsa información publicada. "Provino de la denuncia de un fiscal de San Martín", respondió escuetamente, admitiendo que esta no había sido chequeada porque provenía de una fuente de la justicia. "¿Cómo no vas a chequear un dato antes de publicar un artículo? Más aún debés hacerlo cuando proviene de fuentes oficiales. Son las menos confiables de todas", le dije.
"Ok", me dijo. Antes de cortar, me prometió enmendar el error. "Lo que quiero que quede claro es que no tuve mala intención me dijo. Me equivoqué y lo admito", finalizó.
El agujerito sin fin
El domingo 4 de diciembre volví a comprar Perfil para ver si aparecía la retractación esperada. Fue en vano. Acto seguido, volví a contactarme con Débora Piccinini para averiguar qué había sucedido. "No vamos a publicar ni la retractación ni tu carta de lectores. Se decidió que se publicará solamente un descargo del Hogar Milagros", aseguró la periodista, provocando evidente asombro en mi persona. Días más tarde, el 9 de diciembre, en un breve mail, Piccinini aclaró que "desde el primer momento te demostré mi buena fe en contraposición con la mala fe que dijiste que teníamos en tu sitio. Y también queda demostrada mi disposición a retractar el error".
Sin entender bien a qué se refería, el sábado 10 de diciembre, me comuniqué con Edi Zunino, uno de los editores responsables de Perfil, a quien le expliqué todo lo que había sucedido. "Entiendo lo que pasó y mañana publicaremos una carta del Hogar Milagros junto a la retractación por el error cometido por nosotros", me aseguró el periodista.
"Lo que me asombra es que Uds. hayan puesto la foto de un depósito en lugar de la del Hogar cuando este se encontraba justo al lado y posee un cartel enorme", agregué incómodo. Zunino replicó en el acto: "La verdad es que fuimos a chequear algunos pocos lugares de todos los que había, no nos dio el tiempo para hacer más (!)", admitió como si esto fuera algo menor.
Al día siguiente (11 de diciembre) vi publicada finalmente la carta de lectores del Hogar Milagros en Perfil y respiré aliviado. La tranquilidad me duró bastante poco: debajo de la misiva, el "diario" hizo un descargo inesperado: aseguró haber basado la polémica nota de Piccinini en la denuncia de un funcionario público y jamás admitió que había habido un error en la afirmación publicada semanas antes. La defensa de Perfil fue realmente miserable.
En el acto envié un mail a Débora Piccinini con copia a Zunino en el que aseguré estar decepcionado por la aclaración de Perfil: "Ayer hable con Edi Zunino y me aseguró que iba a haber una disculpa por parte de Uds por el error, pero no fue así (...) El periodismo se nutre muchas veces de autocrítica, que veo que acá no la hay en absoluto, a pesar de que Zunino (a quien consideraba un tipo serio) me dijo ayer que 'no habian chequeado todos los lugares que aparecían en el informe del fiscal'. Esto es grave para un periodista, ya que —por lo menos en este país— no son confiables las palabras de los funcionarios de turno".
La cobarde respuesta de Piccinini no tardó en llegar: "Te pedí que no te comuniques más conmigo. Espero no recibir más mails tuyos. Edi Zunino me dijo que no hable más con vos". Esas palabras me hicieron recordar mis tiempos de jardín de Infantes en los que los problemas entre los chicos se dirimían en el hecho de no dirigirse la palabra.
La indignación por lo sucedido fue la fuente de inspiración de mi última carta de lectores enviada a Perfil el día 13 de diciembre. La misiva, que jamás fue publicada ni refutada, decía lo siguiente:
"Hace un par de semanas, vuestro periódico publicó equivocadamente que el 'Hogar Milagros' de San Martín (de asistencia a chicos con guarda judicial) no existía, afirmación fundamentada –aparentemente- en documentación aportada por un fiscal de la misma localidad.
Dicho artículo provocó un enorme perjuicio contra la gente de dicha institución y frenó la ayuda de algunas personas que se encontraban colaborando allí. Quien escribe estas líneas se contactó oportunamente con la autora de la nota, Débora Piccinini, quien no dudó en admitir que se había equivocado y, en el mismo acto, se comprometió a contactarse con las responsables del hogar para dejar en claro el tema. Una vez hecho esto, se acordó que el diario rectificaría sus dichos.
En ese marco, fue enviada a Perfil por este periodista, a la semana siguiente, una carta de lectores para que se aclarara lo sucedido, pero jamás fue publicada. El nuevo 'requisito' invocado fue que la carta debía ser firmada por las responsables del Hogar Milagros, extraño pedido si tenemos en cuenta que oportunamente el diario admitió el error. En medio de ese desacuerdo, se perdió una nueva semana para aclarar el tema.
Aún hoy, a pesar de lo sencillo del pedido, nunca se pudo lograr que Perfil reconociera su culpa.
Esto a pesar de que una y otra vez, la gente del diario aseguró haberse equivocado. La última vez que hablé del tema lo hice con Edi Zunino, editor de Perfil, quien el día sábado 10 de noviembre pasado se comprometió a admitir en 'Cartas de lectores' del día siguiente que el diario había cometido el mencionado error.
Lejos de hacerlo, el periódico sólo atinó a ponerse a la defensiva aduciendo que la información publicada provino de un funcionario público, como si eso bastara para dejar aclarado el tema.
El conocimiento más elemental del periodismo nos enseña que toda información debe ser verificada, por más que provenga de una fuente oficial. En este caso no se hizo y me preocupa, ya que el error de la periodista fue doble: no sólo no chequeó la información que publicó, sino que acompañó la nota con una foto que no corresponde al Hogar Milagros. El lugar que salió fotografiado está justo al lado del que se debería haber retratado, el cual no es nada difícil de ver ya que posee un enorme cartel que dice 'Hogar de los milagros'. Me cuesta creer que la periodista no lo viera y que no se tomara la molestia en tocar el timbre para saber qué es lo que funciona allí.
Rectificar un error no es tan difícil, sólo hay que tener buena voluntad y nada de soberbia.
Uds. podrán decir lo que quieran para excusarse de lo sucedido, pero 'la única verdad es la realidad' (Perón dixit), y el 'Hogar Milagros' -mal que le pese a alguno- existe. No hay discusión posible sobre esto.
Concluyendo
Para hacer periodismo no basta con ser honesto, sino con trabajar con responsabilidad, sobre todo cuando se pone en juego el honor de las personas, algo realmente delicado.
El error de la gente de Perfil jamás fue aclarado debidamente ni tampoco han sido refutados mis dichos. Es raro. Toda vez que me comuniqué con la gente de este medio admitieron haberse equivocado, pero nunca lo hicieron públicamente. Mientras tanto, se ha iniciado una causa judicial en la localidad de San Martín contra Débora Piccinini y el "diario" por daños y perjuicios, lo cual podría haberse evitado si Perfil se hubiera retractado debidamente.
La conducta de este nuevo "diario" no muestra un buen augurio para un medio que intenta hacer algo diferente a lo conocido hasta ahora. No, por lo menos, cuando aparenta tener los mismos "vicios" que los medios ya conocidos, como Clarín y La Nación.
Christian Sanz
(1) Ver http://www.diariosobrediarios.com.ar/dsd/diarios/zona_dura/22-11-2005.htm
(2) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1879
(3) Ubicado en Suipacha 5676 de Billingursth, San Martín. Teléfono 4840-0922.
(4) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1365
(5) El mail enviado a Perfil ha sido conservado por este periodista, al igual que todo el "intercambio" mantenido con la gente del referido medio. Se ofrece a quien se encuentre interesado.