A veces suena demagógico preguntarse sobre ciertos temas. Más que por los temas en sí, por la manera de plantearlos. Tal vez este mensaje parezca uno de esos casos, pero no puedo evitar referenciarlo de la manera que lo hago.
Toda vez que pienso en los chicos que mueren en África o acá nomás en el conurbano bonaerense... o en aquellos que son esclavizados en ciertos países asiáticos, no puedo dejar de preguntarme si sabrán que existe algo llamado "día del niño". Me pregunto si sabrán qué es la dignidad. Me pregunto si sabrán de la existencia de algo llamado "dios", etc.
A pesar de mi edad, hay cosas que todavía hoy me impresionan.
Me impresiona que se hable a diario de algo tan abstracto como los "derechos del niño". Sobre todo cuando tantos chicos desconocen siquiera la palabra "derecho".
Ese pibe pobre, pobrísimo, de una pobreza absoluta me mira y no entiende.
-“¿Derecho? ¿Qué es eso? ¿Derecho a qué? ¿Se puede comer el derecho?”
-“No. No se puede…”
Los chicos deben tener su "concreto" plato de comida, no solo el "derecho formal" a tenerlo. Mientras los grandes genios de la ayuda social del mundo discuten y gastan fortunas en proyectos de mejora de condición de vida de tantos chicos pobres, cientos de ellos se mueren cada día. Algunos de hambre, otros de negligencia. Pero la mayoría muere de imbecilidad. Por culpa de la idiotez de tanto burócrata suelto.
Conozco mil tipos que disertan sobre la pobreza desde la pantalla de la televisión o que recetan las mil y una fórmulas para acabar con el hambre del mundo desde un púlpito. Pero no veo a muchas de esas personas conteniendo a los chicos pobres que piden limosna en las esquinas de cada barrio o que se mueren de frío en las noches de invierno.
Es fácil decir cómo hay que actuar. Y más fácil es tirarle el fardo a los demás.
-“Yo te digo cómo se hace, y vos hacélo”.
Más fácil, imposible. Y no menos miserable.
He visto chicos que no saben de juguetes. Chicos que enfrentan a la vida con el rencor de sus propias miserias. Y que descubren que la infancia es un juego que sólo algunos tienen la suerte de disfrutar.
Son chicos que no cumplen años, porque ya son grandes desde siempre. Obligados por no se quién o qué a serlo. Y las huellas de la derrota puede notarse en sus caras sombrías.
Para ellos "mierda" no es mala palabra, porque mierda es lo que comen a diario. Ellos no saben qué significa tener colesterol o presión alta, ni les interesa. Ellos mueren de extrema indigencia.
Si tienen mucha suerte van a vivir poco más de treinta o cuarenta años. A veces con achaques tremendos y lesiones irreversibles.
He visto muchos de esos indigentes grandes, con credencial de ex chicos pobres y sus ojos son irreversiblemente tristes. Para ellos "sufrimiento" es sinónimo de "vida".
Y la verdad es que no quiero más de esas miradas. No quiero grandes que no fueron chicos nunca. Ni quiero chicos que no sepan quienes son los Reyes Magos.
La infancia es necesaria, como cada etapa de nuestras vidas.
No me gusta ver chicos que no pueden jugar su rol de tales. Los chicos debe ser eso: "chicos". Es su obligada fase de crecimiento.
Y no entiendo cómo podemos no hacernos cargo de eso que pasa, como si nada supiéramos.
Este domingo es el día del niño. Y me jode que sea sólo un día de festejo para algunos chicos, no todos.
Como dice una vieja canción, el único regalo que van a tener muchos de esos chicos es "la posibilidad de vivir sólo un día más".
Ojalá podamos hacer que ese día de vida sea lo más digno posible. Aunque sea el último día…
Feliz día a todos, todos los chicos.