Lo contó uno de sus asesores y las últimas declaraciones de la ministra parecen darle crédito al rumor.
El hombre se llama Mario Clemente (es el homónimo del titular de la firma EMERGER, pero ningún parentesco).
A Clemente le gusta ostentar autos de alta gama y supuestos contactos con el Vaticano y organismos de inteligencia israelíes y norteamericanos.
No nos habló en “off” por lo tanto no hay secreto de confesión. El encuentro fue en su auto lujoso y el hombre tenía ganas de hablar.
Fue hace dos semanas, casi textualmente dijo que muchos de los juguetitos (armas, drones y aparatos de escuchas) quedarían en la Argentina cuando se retiren los visitantes del G-20. No gratis, no serían regalos, los gerenciaría el esposo de Patricia que en eso de comprar aparatos de seguridad muchas veces tercerizados sabe mucho. ¿Se entiende?
Y como la prioridad en la Argentina es la seguridad, nos dijo que “Patricia” (esta gente menciona a los funcionarios por su nombre de pila, como si fueran íntimos) formó ya grupos de tareas para fumigar delincuentes irrecuperables.
Nos pareció medio atado de los pelos la declaración de este Clemente, y cuando lo llamamos para hacerle otras preguntas se dio cuenta que había hablado de más y con la persona equivocada, y como una damita a quien uno la piropea en la calle respondió con un “no me molestes más” (faltaba que dijese: “¿Qué pretende Ud. de mí?”).
Pero cuando hace horas Bullrich casi casi le dio licencia para matar a la policía nos pareció que ese Mario Clemente (se dice socio del Héctor Yrimia, el abogado denunciado por Nisman por apañar el acuerdo con Irán) estaba contando algo que sabía y muy bien.
¿Se vienen los comandos de la muerte estilo Brasil de otras épocas? A la criminalidad hay que ponerle freno, pero no vale —como se suele decir— comerse a los caníbales para finalizar con el canibalismo.