Están nerviosos, muy nerviosos. Porque Cristina Kirchner decidió competir para volver a ser presidenta y lo peor que podría pasarles es que alguien abra el arcón de los peores recuerdos del kirchnerato.
Saben, a su vez, que las redes sociales son el nuevo campo de batalla a la hora de disputar votos. Entonces, han salido con los tapones de punta contra aquellos que ponen en aprietos a su “jefa” en ese terruño. Lo hacen a través de los clásicos trolls, cuentas anónimas de Twitter a sueldo.
Los gestores son parte de aquella vieja dupla que tanto daño supo hacer en los albores del kirchnerismo: Aníbal y Alberto Fernández.
El primero, siempre sospechado por sus vínculos con el mundo narco; el segundo, por sus aprietes al periodismo en los idus de 2004/2005/2006.
Ahora, los Fernández son los encargados de manejar el mundo virtual de la campaña de Cristina. Pero lo hacen bastante mal.
¿Por qué? Porque son muy obvios. Si existe un manual sobre cómo no debe procederse, ellos parecen seguirlo al pie de la letra.
Puedo contarlo en primera persona porque ayer mismo recibí cientos de mensajes cargados de frustración porque empezó a viralizarse mi viejo desafío de pagar 10 mil dólares a cualquiera que me muestre el diploma de abogada de Cristina o su foto de graduación (juro que nada tuve que ver al respecto).
Entonces, en lugar de mostrarse de manera solapada y cuidadosa, para no ser tan obvios, salieron de a cientos, con mensajes calcados entre sí, siempre a través de cuentas de Twitter que tienen nombres ficticios y cuyas fotos corresponden a tópicos alusivos a cuestiones K. Es como si tuvieran un cartel que dice “somos trolls K”.
Todos esos tuiteros se siguen entre sí, y no tienen más seguidores que ellos mismos. Otra vez: demasiado evidentes.
Y, si a alguno le queda aún alguna duda, lo que demuestra que se trata de fakes es que cuando se los invita a debatir, ninguno acepta. Ni uno solo.
Lo he expuesto en esta y otras notas. Porque a diario disfruto destrozando trolls de diversa índole y siempre termino invitándolos a discutir cara a cara, lo cual los obliga a recular. Siempre.
Nadie que esté convencido de sus propias verdades, dejaría de debatir, especialmente los K, porque son fanáticos. Una especie de secta. Pero en este caso, arrugan. Porque, como se dijo, no son reales.
A continuación, algunas de las cuentas monitoreadas por la dupla Aníbal-Alberto, para que ustedes mismos puedan verificar lo que he dicho en esta nota:
@ova01₅ (osvaldo.stafforini)
@JorgeHe02390729 (Juan José Heredia)
@Belencarlino84
@Etupito
@Elfandewanda2
@Santiag80101948
@Sergioa18506380
@Gabrielalacosa
@Sersharavena
@Centrojas
@Gabylalocologa
@Matiasrojas87
@Volvemos3
@@rosario_gabo
@Beatriz_sarro
@Maronnalucas
@Rikardodekilmes
@theodore_the
@Marimbalegal
@Ronin_del_ayer
@Gilantiperon
@Rubenrzdz
@Tomateloco1
@Zalazarog
@JosePepeParrot
@Abelfreyna
@Monguetti
@GuillermoWoll
@Elbisudju
@Estrategnook
@Josecanotaje
@Rubensgarcias
@Danielm8144
@Nachomsn
@HugoAlberTorres
@Reginaksiempre
@Guidofoliva
@Alefla2212
@Pipopita
@Greatismysoul
@Carra_kolo
@Gonzostyle87
@Pirujavip
@Comodoro_live
@Miljaus14
@Chacala7
@XeneizeRDC
@Matipalazon
@Tallercars
@George270r
@Fasolajuanpedro
@Lanomagiak
@Midiosesk
@Chefguevara1
@Om120303
@XeneizeP
@Omar85060351
@Dami_xxga
@Insvenabides
@El_viejo_roble
@Pablosilva1978
@Marc_1105
@Ew14ssj
@JorgeLanz
@nacho1077
@lucas_delg
@Twitterdeale
@Marcelocastanos
@FelipeMichan
@Alejobarret64