Vivimos días complicados, de plena incertidumbre, tanto a nivel económico como político. Son momentos en los que pareciera que todo puede pasar. Como si camináramos por una cornisa.
Una palabra incorrecta, un gesto mal interpretado… cualquier cosa puede hacer explotar todo por los aires.
Es el mal recurrente de la Argentina, instituciones débiles y una economía que no termina de encontrar un rumbo fijo. Entonces, aparecen los consabidos estallidos: aquellos que vivimos en varios momentos de nuestra historia. Con sus devastadoras consecuencias para el país y para nuestros bolsillos.
Y de nuevo reconstruimos todo desde las cenizas. Una y otra vez. Tenemos cierto talento para empezar de cero, pero es curioso que no lo tengamos para evitar que la economía se dinamite.
“¿A qué se parece el escenario que vivimos hoy, a la previa del 75, del 89 o del 2001?”, le pregunté a un reputado economista. “Depende de lo que haga la política”, me respondió.
O sea… la economía argentina depende de lo que hagan los políticos. Detalle no menor que explica muchas cosas.
Insiste el especialista: “Tranquilamente podemos terminar con una mega inflación, una híper inflación o una crisis como la de diciembre de 2001… o nada de nada, depende de lo que ocurra en estos meses”.
En las últimas horas, asumió un nuevo ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, en lugar del “renunciado” Nicolás Dujovne. Es un intento de Mauricio Macri de mostrar que ha escuchado el mensaje de las urnas, en las últimas PASO.
Por eso mismo, habrá hoy nuevos anuncios de medidas económicas para aliviar los bolsillos de los argentinos. Son paliativos que sirven, pero solo momentáneamente. Resta saber qué hará el gobierno a mediano/largo plazo. Porque eso da previsibilidad finalmente.
Entretanto, solo reina la incertidumbre y la desconfianza. Calificativos que sirven para entender por qué los bonos argentinos siguen en declive y el Riesgo País está a punto de alcanzar los 2 mil puntos básicos.
Como se dijo, estamos en un momento muy delicado. Que amerita la mayor responsabilidad posible por parte de nuestros dirigentes.
Hasta ahora, no lo han demostrado, ni desde el oficialismo ni desde la oposición. Y hasta que ello no ocurra, seguiremos en ascuas. Sin solución de continuidad.