Se dice que no son 100 despidos, sino mucho menos. Que el paro de transporte en Tucumán está “sobregirado”. Incluso que Juan Manzur no amagó a mover un solo dedo para destrabarlo.
Tal el contexto de la visita de Mauricio Macri a esa provincia durante este lunes, donde recalará por decimotercera vez y superará todos los récords: es el presidente en ejercicio que más veces pisó ese distrito.
Entonces, las especulaciones se hacen carne: se dice que el paro de transporte es solo una excusa, un invento para que Cambiemos no pueda movilizar a sus simpatizantes tucumanos. ¿Será así? Imposible saberlo.
No obstante, la discusión es otra: aquella que surge de saber que el peronismo, que gobierna Tucumán, no lo quiere a Macri. Entonces, aparece la pregunta inevitable: ¿Por qué el jefe de Estado persiste en ir allí, donde la solidaridad política le es esquiva?
Allí mismo recuerdan su última visita, donde terminó discutiendo con Javier Noguera, intendente de Tafí Viejo, por la habilitación de un jardín de infantes que fue construido con fondos incautados al empresario venezolano Guido Antonini Wilson.
No fue la única vez: cada vez que Macri viaja a Tucumán se cruza con alguien diferente. Siempre del signo peronista. ¿Creerá el presidente que ello le regalará más votos? La realidad indica que no es así.
Como sea, en esta nueva visita, que es parte de la ilusa gesta del #SíSePuede, a través de la cual intenta revertir la suerte esquiva de las PASO, el mandatario estará en un lugar emblemático de la provincia, la plaza Independencia, ubicada justo enfrente de la Casa de Gobierno tucumana. ¿Se trata acaso de una “mojada de oreja” a Manzur, que estará a la misma hora en su despacho oficial?
No se entiende qué busca Macri, siquiera parece saberlo él mismo. Bien podría tratarse de una estrategia brillante de cara a octubre; bien podría tratarse de una completa imbecilidad. Imposible decodificarlo.
Quienes hurgan en el pasado más reciente para encontrar un antecedente semejante, deben remontarse al 29 de septiembre de 1983. Fue en los días en los que Raúl Alfonsín era candidato a Presidente de la Nación y llenó la misma plaza.
Eran otros tiempos, con un peronismo menos versátil y un radicalismo que estaba por dar un batacazo histórico. Las comparaciones no valen, ni siquiera cuando, como dijo Karl Marx, “la historia se repite dos veces…”.