El 23 de setiembre, sin que se le caiga la cara de vergüenza, el candidato Alberto Fernández dijo textualmente: “Nunca se encontraron los cuadernos. Solo contamos con fotocopias que, en el mejor de los casos, valen como meros indicios”.
Y un día aparecieron los cuadernos de la corrupción de Cristina. A esta altura, está muy claro que este tema no le importa un comino ni a ella ni a 12 millones de argentinos que la votaron. El negacionismo de Cristina y de una parte importante de nuestro pueblo avaló que no se hiciera cargo de ninguno de los delitos que cometió su gobierno que es el que mayor cantidad de delitos cometió.
No hay antecedentes en la historia democrática donde una asociación ilícita liderada primero por Néstor y luego por Cristina haya saqueado al estado con tanta impunidad para enriquecerse en forma ilegal y colosal.
La realidad es la única verdad, decía el general con el que se llenan la boca. Pero lo único que va a cambiar es que ya no le van a poder llamar peyorativamente la “causa de las fotocopias”. “Fotocopias las pe…lucas” diría el gran Tato Bores. Ahora están los cuadernos.
Las pruebas físicas de papel y de cartón. La letra peritada del chofer Oscar Centeno que escribió prolijamente y minuto a minuto, la crónica del robo del siglo en la Argentina. Son cuadernos sin Gloria. Son los cuadernos que deberían hacerles confesar y pedir perdón a los kirchneristas que pagaron y cobraron coimas monumentales con dinero que le robaron al pueblo pobre de la patria.
Por eso creo que los argentinos estamos en graves problemas. No solo por la inflación y la pobreza que no bajan o la ocupación y el consumo que no suben. De esos dramas, podemos y vamos a salir. Lo más complicado es la degradación moral. El “roban pero hacen” que se multiplicó hasta el infinito.
A muchos les dio un poquito de vergüenza y por eso no confesaron su voto ante las encuestadoras. Pero superaron ese pudor y pusieron en las urnas los millones de votos que le permiten a Cristina tener muchísimas posibilidades de volver al poder para completar su objetivo de ir por todo. Insisto que el “roban pero hacen” de Carlos Menem se multiplicó por mil.
Quedó hecho un poroto. Eso habla de una sociedad degradada en sus valores éticos y morales y de una apuesta permanente al pensamiento mágico de que un salvador.
Es un pensamiento que está siempre destinado al fracaso. Es una forma de facilismo y pereza, una manera de lavarnos las manos y mirar para otro lado. ¿Cuándo vamos a entender que para que las cosas salgan bien, hay que hacer las cosas bien? No hay atajos.
Nada bueno se logra sin sacrificios y sin honestidad. Lo que viene de arriba y fácil, se va enseguida. Ya deberíamos saber que a caballo regalado hay que mirarle bien los dientes.
¿Cómo es posible que a 12.200.000 habitantes no les interese que Cristina tenga 13 procesamientos, (un récord mundial para alguien que fue dos veces presidenta), varios pedidos de prisión preventiva y que no esté presa junto a su banda solamente por el blindaje que le da la impunidad de los fueros parlamentarios.
¿Hay cierto nivel de síndrome de Estocolmo? Esto de creer que los que nos sometieron a la cleptocracia y el latrocinio son los que nos van a llevar por el buen camino. Esto de confiar en el que prendió fuego al país para que apague el incendio es algo incomprensible.
La causa de los cuadernos de la corrupción de Cristina es la más importante de la historia de la mega corrupción de estado. Y se conoce como la de “los cuadernos” pero, actualmente está absolutamente probada por las confesiones ante los expedientes de 31 imputados colaboradores con testimonios y pruebas documentales que fueron ratificados por la Cámara Federal que confirmó su validez jurídica.
El fiscal Carlos Stornelli, hizo un trabajo riguroso de 678 páginas, está repleto de medidas probatorias. Son 525 entre “oficios a organismos, informes de inteligencia, declaraciones testimoniales, pericias sobre computadoras o memorias telefónicas, allanamientos y lista de vuelos oficiales”, entre otras.
Gente de la máxima confianza y cercanía de Cristina, Néstor y Máximo, como su contador Víctor Manzanares y 30 arrepentidos más dieron testimonios de todos los mecanismos del robo y de las coimas y del gigantesco enriquecimiento ilícito de la familia Kirchner, del cártel de los Pingüinos y de muchos empresarios cómplices.
Todas estas denuncias fundamentadas fueron certificadas por la prueba recolectada. Cada palabra de esos cuadernos que hoy están en manos de la justicia fue corroborada por la realidad. No hubo inventos ni fantasías. Todas son dolorosas verdades.
Pero más de 12 millones de personas se niegan a creer esa verdad y creen las mentiras de que es un invento del imperialismo, los periodistas y los jueces. ¿Qué más hace falta para que nadie dude de que Cristina no es inocente ni decente?
El juicio oral ya está en marcha. Solo falta que fijen la fecha. Es difícil que esto ocurra antes de fin de año. Por lo tanto, es probable que Cristina deba afrontar el juicio más grave de su vida como vice presidenta de la Nación, si ganan las elecciones o como senadora por la minoría, si Macri logra la reelección.
A las órdenes de Cristina, el cártel fue liderado por tres organizadores: Julio de Vido, el gerente general, Roberto Baratta y Josesito López. A cargo del engranaje financiero, estuvo Ernesto Clarens y Carlos Wagner, fue el coordinador de todos los empresarios que participaron de la estafa.
Le recuerdo que muchos de estos empresarios dicen que fueron obligados, extorsionados pero en muchos casos, ellos estaban felices de participar en esa cartelización nefasta. ¿Sabe por qué? Porque no estaban obligados a competir, ponían el precio que más le gustaba y le cargaban sobreprecios de hasta el 50% o más en algunos casos y de allí, salían las coimas, el retorno, o como usted las quiera llamar. ¿Se entiende?
Los empresarios no pagaban las coimas de sus ganancias. De ninguna manera. La sacaban de los sobreprecios. Por lo tanto todos los argentinos pagamos esos malditas retornos.
Hace poco, la gran luchadora por la honradez, la diputada Graciela Ocaña, dijo que todos los presos del kirchnerismo estafador van a salir libres el 10 de diciembre si Alberto asume la presidencia.
Los más complicados en esta causa son 7: Julio de Vido, Roberto Baratta, Lázaro Báez, Cristóbal López, Fabián de Sousa, Oscar Thomas y Gerardo Ferrerya. Estos últimos 4 ya están en libertad. También hay 172 procesados.
Estamos en un país con una fuerte instalación cultural del populismo facilista, corporativo y corrupto cuya religión es la trampa y la evasión. Por eso tenemos los dirigentes políticos que tenemos. Son paridos por nuestros riñones, a nuestra imagen y semejanza. No los importamos de Japón. Viven entre nosotros.
Como dijo Rodolfo Terragno: las mayorías pueden equivocarse. Pero aunque no tengan razón, tienen el derecho inapelable a imponer su voluntad. Eso no significa que no los critiquemos y vayamos contra la corriente.
Cristina solo viene en búsqueda de impunidad y de eternizar a La Cámpora en el poder. Debo decirlo con toda honradez intelectual. Tengo la obligación de analizar los resultados electorales pero también de expresar mis convicciones más profundas.
Los cuadernos recién recibidos, seguramente se van a sumar a la causa. Pero la instrucción ya finalizó. Ya no hay nada que investigar. Está todo clarísimo. La justicia cree que está absolutamente probado que Cristina ahora y Néstor antes fueron los jefes de la asociación ilícita destinada a cobrar coimas durante años y por millones de dólares.
Esto es solo la punta del iceberg. La estafa de los pingüinos buitres tiene dimensiones monumentales. Y en muchos casos, está probado que ese dinero sucio e ilegal iba a tres lugares básicamente: a la quinta de Olivos, al departamento de Juncal y Uruguay y a la casa de María Ostoic, la madre de Néstor. Se sintieron tan impunes que dejaron los dedos pegados por todos lados.
Está claro que cuando Néstor se murió, Cristina, asumió la conducción política de su espacio pero también la gerencia administrativa de coimas, lavado y mega corrupción de estado.
Los Kirchner batieron todos los records de bulimia por el poder y por el dinero y produjeron los 12 años de mayor corrupción de la historia argentina y, probablemente, del mundo. Están en el podio de los mayores ladrones del planeta al lado Imelda y Ferdinando Marcos, en su momento, el matrimonio dictatorial de Filipinas.
Cristina está cercada legalmente. Pero Cristina confía en que los votos derroten a los cuadernos. Que las urnas superen a la ética. Todos los caminos de la corrupción conducen a Cristina. Las pruebas que hay en todos los expedientes son demoledoras. Pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
En los cuadernos de Cristina está escrito que ella quedó atrapada y sin salida entre la posibilidad de volver al poder por la urnas, o ir a la cárcel por la verdad y la justicia. Del pueblo argentino depende.