“Desde la humildad de esa escucha, y desde la esperanza que millones de compatriotas han expresado en las urnas el pasado 27 de octubre, vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un Nuevo Contrato de Ciudadanía Social”. Esa fue una de las frases destacadas del comienzo del discurso de Alberto Fernández en su primer día como presidente de la Nación.
Sin embargo, cuando uno se adentra en las palabras del flamante jefe de Estado descubre ciertas incongruencias, contradicciones y “desmemorias”, referidas a lo que fue el kirchnerismo en el pasado. Aquí algunas de ellas… solo algunas:
“Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre argentinos”.
La proclama es loable y elogiable, pero es parte de la grieta que no empezó con el macrismo sino con el kirchnerismo. ¿O acaso quién instaló la idea de los “enemigos” a atacar a través de cadenas nacionales y programas filo kirchneristas como 678 (quien escribe estas líneas ha sufrido ese tipo de escraches K)?
“Tenemos que superar el muro del hambre que deja a millones de hombres y mujeres afuera de la mesa que nos es común”.
Es bien cierto que Macri llevó al tema del hambre a niveles estratosféricos, pero el kirchnerismo empezó con esa tendencia, con dos agravantes: primero, los K aseguraron que había menos pobreza que en Alemania; segundo, se desactivaron las estadísticas oficiales. Ergo, era imposible de medir.
“Tenemos que suturar demasiadas heridas abiertas en nuestra Patria”.
Curioso que lo diga aquel que tiene como compañera de fórmula a Cristina, quien mandó a “suturar el orto” a los peronistas no kirchneristas en 2018.
“No cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro”.
Buenísimo, pero que se lo diga a su compañera de fórmula, Cristina, que le hizo un imperdonable desplante a Macri al saludarlo este mismo martes.
“Quiero ser capaz de corregir mis errores, en lugar de situarme en el pedestal de un iluminado”.
Ojalá fuera cierto, pero suena improbable al ver que se rodea de la misma gente que ayudó al latrocinio del país en su momento. Carlos Zannini, Pepe Albistur, Claudio Moroni, Felipe Solá, Juan Cabandié, Agustín Rossi, etc. Nada nuevo bajo el sol.
“Estoy seguro de que todos vamos a coincidir en que hemos llegado a esta situación porque se han aplicado muy malas políticas económicas”.
Totalmente de acuerdo, el macrismo hizo un verdadero desastre con la economía. Sin embargo, mucho de lo que ocurrió —no todo, obviamente— fue una continuidad de las políticas K. ¿O acaso ya nos olvidamos del despilfarro del gasto público, el enorme déficit fiscal, el cepo al dólar, la desenfrenada emisión monetaria, la inflación oculta por el Indec y tantas otras cuestiones?
“La Argentina no para de achicar su economía. El PBI de 2019 es el más bajo de la última década”.
Es bueno que Alberto lo sincere, porque hace una década gobernaban los K y el PBI era de menos de 340 mil millones contra los casi 480 mil millones de 2019 (que sigue siendo bajo, obvio).
“La pobreza actual está en los valores más altos desde 2008. Retrocedimos más de diez años en la lucha por reducir la pobreza”.
Curioso, también gobernaba el kirchnerismo en 2008, y hacía ya 5 años que estaba en el poder.
“Argentina necesita poner fin a una estructura que muestra un país central rico y pujante y un país periférico que busca desarrollarse a partir de las mínimas concesiones que el país central entrega”.
Es oportuno el planteo de un país más Federal, desde ya, pero los antecedentes no benefician al kirchnerismo. Su relación con las provincias ha sido de “latigazo y chequera”. El macrismo, con todos sus errores, mejoró por mucho esa situación.
“Vamos a desplegar por todo el país un Plan de Reactivación de Obras Públicas”.
Esto directamente aterra… ¿cómo no recordar el choreo que llevaron a cabo en el pasado a través de la obra pública, tópico por el cual Cristina está siendo juzgada?
“Hoy es el Día Internacional de los Derechos Humanos. Y hoy, otra vez, la Argentina vuelve a comprometerse con el respeto a los derechos del hombre y a levantar ese compromiso como bandera inclaudicable en cualquier país del mundo”.
Otra vez el miedito corre por la espalda. Porque… ¿cómo olvidar el curro que se ha hecho en nombre de los derechos humanos? Miles de millones de pesos “regalados” a organizaciones de DDHH que solo debieron arrodillarse ante los K para hacerse de esos fondos. Ello derivó en escándalos como Sueños Compartidos y demás, Schoklender mediante.
“Sin una justicia independiente del poder político, no hay república ni democracia. Solo existe una corporación de jueces atentos a satisfacer el deseo del poderoso y a castigar sin razón a quienes lo enfrenten”.
¿Quién no estaría más de acuerdo con esa proclama? Sin embargo, el kirchnerismo fue el que más potenció ese sistema, pergeñado oportunamente por el menemismo. ¿O acaso nos olvidamos de los fallos de Oyarbide y otros jueces que beneficiaron a los K?
“Hemos visto el deterioro judicial en los últimos años. Hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por los gobernantes y silenciadas por cierta complacencia mediática”.
¿No es la mejor descripción de lo que fueron los años de Néstor y Cristina? Macri también se aprovechó del sistema, ciertamente. Pero los K fueron los más eficaces “sicarios” judiciales.
“Nunca Más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, operadores judiciales, procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos”.
Nunca mejor dicho. Baste recordar los Javier Fernández, Antonio Stiuso y demás operadores K yendo a Comodoro Py a apretar a los jueces. Todo ello documentado por demás.
“Nunca más a una justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno”.
Ídem anterior. Dicho sea de paso, quizás sea un buen momento para terminar con la cloaca que es la justicia Federal, plagada de jueces corruptos, millonarios y maleables.
“Queremos una Argentina donde se respeten a rajatabla la Constitución y las leyes. Queremos que no haya impunidad, ni para un funcionario corrupto, ni para quien lo corrompe, ni para cualquiera que viola las leyes. Ningún ciudadano por más poderoso que sea está exento de la igualdad ante la ley”.
Si Alberto hubiera mirado a un lado suyo hubiera visto el emblema de lo que estaba diciendo: Cristina Kirchner, con 13 procesamientos y 7 pedidos de captura es la postal del funcionario corrupto. ¿Cómo es que está libre?
“En el mismo sentido de transformación profunda, he decidido que sea intervenida la Agencia Federal de Inteligencia, para impulsar así una reestructuración de todo el sistema de inteligencia e información estratégica del Estado”.
La misma agencia de espionaje que usufructuó el kirchnerismo para espiar, escrachar y aleccionar a sus adversarios.
“Ciudadanizar la democracia también es respetar la libertad de expresión y todas las opiniones emitidas a través de los medios masivos de comunicación”.
Totalmente de acuerdo… aunque suena hipócrita viniendo de aquel que fue jefe de Gabinete de un gobierno que le sacó la pauta publicitaria (y atacó) a los medios que no le fueron serviles. Este portal es ejemplo de ello.
“No queremos avisos pagos con dinero de todos para que elogien las bondades del gobierno de turno”.
Otra vez de acuerdo… ¿alguien podría recordarle a Alberto acerca de los medios K que recibían pauta millonaria solo por hablar bien de los K? ¿Hace falta mencionar nombres como Szpolski, Cristóbal López, Diego Gvirtz y otros?
“No habrá pauta del Estado para financiar programas individuales de periodistas. Sólo se destinará a instituciones periodísticas. En la relación con los periodistas, más que nunca tiene sentido aquella frase de que ‘las cuentas claras conservan la amistad y el respeto’.”
Nada que objetar, comparto 100%. Para acabar con el periodismo corrupto.
“Quiero recordar a Esteban Righi quien me inculcó como nadie los mejores valores del Estado de Derecho”.
Es el mismo que fue removido por Cristina Kirchner por pedido de Amado Boudou, quien lo hizo separar del cargo para aliviar su situación en el caso Ciccone.
“Días atrás un amigo me señalaba la importancia de todo ello en el futuro que se avecina. Tenía razón al decir que tenemos que aprender a escucharnos aun sabiendo que no pensamos los mismo”.
Geniales palabras para terminar su discurso… lo contrario al kirchnerismo en estado puro.