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Derribando los mitos de la minería en la provincia de Mendoza

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Basta de fake news
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Mendoza es la postal del infierno. No ahora mismo, sino desde hace unos días, cuando el gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez, decidió promulgar la ley 9209, aquella que modificó la emblemática y añeja 7722, lo cual permitirá desarrollar la minería en la provincia, con todo lo que esto implica (ahora mismo no ocurrirá, se aclara, porque el mandatario ha decidido "recalcular" en su decisión).

 

La sola idea de que ello sea posible desató la furia de ambientalistas y grupos radicalizados, que salieron a copar las calles a efectos de revertir la medida (ver al pie).

“El agua de Mendoza no se negocia”, salieron a cantar a coro, al tiempo que impulsaron una serie de consignas de manual, muchas de las cuales resultaron ser meras leyendas urbanas. “Ahora se va a poder usar mercurio y eso va a matar a todos los mendocinos”, me espeta un manifestante.

Imposible explicarle que ese compuesto está prohibido taxativamente en la norma de marras. El fanatismo puede más que la lógica.

“El cianuro que usen los asesinos mineros va a perdurar para siempre en la naturaleza, contaminando todo”, insiste. Le explico que es falso. Que el cianuro es biodegradable. Pero sigue sin escuchar.

“Se van a consumir toda el agua de los mendocinos”, insiste el activista. Otro error: la minería consume solo el 1% de ese recurso en Mendoza. “¿Vos sabías que el riego "a manto" que usan los agricultores en la provincia consume el 5%? ¿Por qué no están protestando por eso?”, le pregunto.

La respuesta no es la esperada… o sí: “Andate a la puta que te parió”, me dice. ¿Qué responder ante el insulto?

No hay nada que decir, mucho menos que discutir. Porque muchos de los que protestan son como una secta. Solo responden a slogans prearmados —casi todos falsos—, y jamás discutirán racionalmente.

“El control de la minería no es un monstruo de 7 cabezas y menos para una provincia como Mendoza que tiene fuerte experiencia en controlar actividades bastante más complejas que la minería, como es el petróleo”, me dijo Emilio Guiñazú, subsecretario de Energía y Minería cuando lo consulté al respecto.

Porque, según él, la refinería “es muchísimo más compleja que cualquier actividad minera que se te pueda ocurrir”.

Y no es ningún secreto, en realidad. Porque Mendoza ya tuvo minería, allá lejos y hace tiempo. En los idus de 2007, Julio Cobos mediante, eso se acabó. “A medida que sale la ley 7722 se dejan de desarrollar los proyectos en Mendoza, se empiezan a desarrollar en otras provincias, y a la larga la gente se fue mudando adonde tenía trabajo. Entonces empezamos a perder toda esa base que teníamos de conocimiento acá en Mendoza. Esa era una de las cosas de mayor valor agregado de la industria”, me cuenta Guiñazú.

Hoy en día, cuando la crisis económica golpea las puertas de los argentinos —y los mendocinos particularmente—, la minería permitiría crear empleo bien remunerado y en cantidad. “Un proyecto te permite tener unos entre 3.500 y 4.000 puestos de trabajo de forma directa, y después en relación a cada una de esas miles personas que están trabajando en la mina, hay otras personas que le están prestando atención, logística, alimentación, comunicación, todo lo que se te ocurra que pueda necesitar un tipo trabajando a los dos mil metros de altura. Esto, insisto, durante la construcción. Si multiplicás esas 3.500 personas por 3 -por la cantidad de proyectos-, vas a tener casi diez mil personas trabajando directamente relacionadas a la actividad”, me comenta el subsecretario de Energía.

“Pero hay un tema con el agua, Mendoza carece de ese recurso”, le digo. Su respuesta no demora: “Lo sabemos, por eso invocamos a todos los especialistas que pudimos, no sólo desde diferentes puntos de vista, sino también desde diferentes ángulos. Por ejemplo, cuando hablábamos del agua trajimos a un hidrogeólogo de la industria minera, trajimos a gente del Departamento General de Irrigación... intentamos traer a gente de la Asamblea del Agua, que vinieron a las primeras reuniones y después dejaron de venir. Pero vinieron diputados de General Alvear y de diferentes lugares, y a partir de eso se fue enriqueciendo la visión de cómo nosotros podíamos llegar a desarrollar la minería en Mendoza, siempre en beneficio de todos los mendocinos”.

Respecto de los que protestan, Guiñazú describe: “Tenemos gente que de buena fe está asustada, pero le tiene miedo a la actividad por desconocimiento, porque nadie tiene porqué saber de esto. El problema es que bombardean con slogans todo el tiempo. Por otro lado, tenés gente que está cuidando sus intereses económicos que yo lo encuentro totalmente legítimo. También tenés vivos que utilizan ese caldo de preocupación y lo capitalizan políticamente para generar una base política que después utilizan de la manera que utilizan”. Es su valoración, ciertamente. No pienso refutarla ni avalarla, pero no está tan equivocado.

Solo me resta hacerle una crítica, puntual y directa: “Daría la sensación que el gobierno no ha sabido explicar todo esto en el marco de la discusión por la nueva ley minera”.

Lo confirma con su cabeza, y lo refrenda con sus palabras: “Sí, nosotros tenemos que aprender a comunicar mejor”.

 
 

18 comentarios Dejá tu comentario

  1. Hace muchos años trabajé en una provincia de la Patagonia. En esa provincia había diferentes emprendimientos Mineros. En una localidad pequeña de esta provincia se concentraron la mayor cantidad de casos de cáncer por habitante en el momento en que se instaló una empresa minera de origen canadiense que utilizaba Arsénico y mercurio para extraer oro. La promesa era más y mejor empleo...a cambio de la salud. Me consta todo esto porque trabajé como docente en la zona y pude observar toda la situación in situ. Nunca la minería apuntó a mejorar la calidad de vida de la población, sino a empeorarla. Señores, basta de huevadas.

  2. La justicia social lleva al conflicto, el conflicto lleva al gasto, el gasto al déficit, el déficit a la deuda, la deuda al extractivismo. El extractivismo es el último recurso de los países africanos. Ningún país con familias que se integren de manera productiva necesita entregar sus recursos para solventar catástrofes sociales.

  3. Lo que genera la catástrofe social son las élites dirigentes predatorias combinadas con la ausencia de un modelo de país con desarrollo sustentable basado en la reinversion de divisas en ciencia, educación, innovación y tecnología. Cosa que claro está el gobierno de macri no impulsó ya que sólo le importo la timba financiera y el endeudamiento descomunal para sostener a la misma.

  4. Chile: el oasis de la desigualdad socioambiental https://www.eldesconcierto.cl/2020/01/01/chile-el-oasis-de-la-desigualdad-socioambiental/

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