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De niños y milagros

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UN HOGAR Y UNA ESPERANZA QUE DEPENDE DE NOSOTROS
UN HOGAR Y UNA ESPERANZA QUE DEPENDE DE NOSOTROS

Julia ríe, siempre ríe. Su sonrisa es sincera como pocas de las que he visto en mi corta existencia.

 

Jamás la he visto con cara de enojo y desconozco cómo puede ser su voz en tono alto. Nunca la he escuchado hablar fuerte y mucho menos maltratar a nadie.

La jornada de Julia es inexorablemente agotadora y no existe la palabra "siesta" en el diccionario de su vida. Ella sabe que es la única esperanza que tienen una docena de chicos que no podrían subsistir si no fuera por su ayuda desinteresada cada día.

Julia es titular del "Hogar de los milagros"(1), un cálido lugar ubicado en una zona más que "difícil": la localidad de San Martín. Uno de los sitios más humildes de la provincia de Buenos Aires.

En ese lugar, conviven varios chicos con problemas de diversa índole y bajo guarda judicial, sólo alimentados por el amor de Julia y sin subsidios de ningún tipo. "A veces tenemos graves problemas presupuestarios. No podemos comprar los pañales o la leche que los chicos necesitan, pero no dejamos de pelearla", me confesó Julia hace unos días sin perder la hermosa sonrisa que la caracteriza (Ver foto al pie).

Muchos funcionarios de San Martín -y otros puntos periféricos de Buenos Aires- le han prometido a Julia que la ayudarían en diferentes ocasiones, pero nada han hecho finalmente. "No los culpo, a lo mejor lo intentaron y no pudieron hacer nada por el Hogar", dice Julia, como disculpando la actitud de aquellos que nunca la ayudaron. Este tipo de respuesta no es llamativa para aquellos que la frecuentan. Julia siempre perdona, su corazón es enorme.

El mero hecho de dejar su propia vida de lado para ocuparse de tantos chicos -con graves problemas algunos de ellos-, es muestra cabal de ello.

La mujer maravilla

"Acá andamos, en esta hermosa lucha", dice siempre Julia cuando alguien le pregunta cómo va su vida. Cualquier problema que uno pueda padecer se vuelve ínfimo frente a semejante comentario, proveniente de una persona que cada día debe sortear diversos obstáculos para poder proveer a "sus niños" -como ella los llama- de los recursos más básicos que uno pueda imaginarse, todo para que puedan crecer saludablemente.

Actualmente, Julia alberga a once chicos, cada uno con su pertinente complejidad. Quienes habitan el hogar son -por orden de edad- los siguientes niños:

-Ezequiel, 12 años y en pleno trámite de adopción por parte de Julia.

-Celeste, 10 años. 

-Cynthia, 9 años. 

-Gabriel, 7 años.

-Tamara, 4 años.

-Nicolás, 4 años.

-Dylan, 3 años.

-Magalí, 2 años.

-Maylén, casi 2 años.

-Miguel Angel, 2 años.

-Milagros, 11 meses.

Muchos de los chicos que alberga Julia llegan enfermos, desnutridos, infectados con VIH/Sida, sordos, ciegos o con graves problemas neurológicos. Y no es casual, la mayoría de ellos son hijos de padres con adicciones, violentos o inexistentes. Son niños que suelen ingresar al Hogar Milagros “con lo puesto”, requiriendo de inmediato alimentación, abrigo, vestido, tratamiento y medicinas y, por sobre todo, mucha comprensión, afecto y contención.

Lo paradójico es que todos ellos viven aquí, por primera vez, su real infancia, lejos de su propio hogar familiar. Ellos descubren las bondades de la niñez junto a Julia, quien les hace sentir que nada les falta.

Quien vaya por primera vez allí se asombrará no sólo por el educado comportamiento de estos chicos, sino por cómo la tratan a Julia: nadie la llama por su nombre, sino que le dicen "mamá" o "tía". Es un hermoso dato de color que nos muestra la idiosincracia de esta tremenda mujer.


Lo justo y necesario

Existen algunas personas desinteresadas que gustan de ayudar periódicamente al Hogar Milagros (2), ya sea con ropita para chicos, alimentos no perecederos o la mera visita a quienes allí están albergados. Lamentablemente esto no es suficiente para cubrir las necesidades permanentes de los chicos, por lo cual invitamos a aquellos que quieran visitar el hogar a que concurran sin dudar a la calle Suipacha 5676, del barrio de Billinghurst, partido de San Martín, o que llamen al 4840-0922. Allí Julia los atenderá siempre de muy buen humor y les hará saber cuáles son sus necesidades. Con la enorme paciencia que la caracteriza.

Les puedo asegurar -y hasta les podría apostar- que sus vidas cambiarán por completo después de conocer a Julia. El listado de prioridades de cualquiera cambiará en el acto y aquello que uno consideraría un verdadero problema pasaría a no tener importancia.

"Lo esencial es invisible a los ojos", asegura Antoine Saint Exupéry en su conocido libro El principito. Julia y su Hogar Milagros es la cabal prueba de esa frase...

 

Christian Sanz

(1) El hogar cuenta con 5 habitaciones destinadas como dormitorios y un salón comedor destinado también a espacio común de recreación. Hay una cocina equipada con un horno y heladera, además de un lavadero con lavarropas semi-industrial y hay una amplio jardín donde se desarrolla parte de la recreación de los niños.
Ver: https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=1365

(2) Debe destacarse la ayuda de Silvia Castiglioni y Mario Rotundo, lectores de este periódico que brindan una enorme asistencia al hogar.


Julia junto a su hija Lurdes

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. Felicito a Christian por la nota y, por hacernos conocer a esta MUJER , de la cual muchas otras debieran tomar ejemplo...... Gracias JULIA por todo lo que das y por el AMOR a esos niños.

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