José Luis Manzano no necesita ser presentado. Es un personaje central de la política argentina.
Fue diputado nacional por el peronismo y luego ministro del Interior, durante el menemismo.
Luego, producto de las sospechas que pesaban sobre su persona, por diversos escándalos de corrupción, debió dejar su cargo y decidió emigrar a Estados Unidos.
La lejanía le permitió zafar de la exposición pública. Hasta ahí, ya que sus trapisondas quedaron bien descriptas en un libro de investigación de Horacio Verbitsky llamado “Robo para la corona”.
No fue el único: al poco tiempo, el colega Daniel Capalbo lo expuso en “Todo tiene precio”, otra obra imprescindible, que explica cómo se ha enriquecido de manera desmesurada.
Así y todo, Manzano es un sobreviviente de todo tipo de escándalos. Incluso haber aparecido presuntamente en la agenda del pedófilo Jeffrey Epstein. Lo cual le valió una elocuente denuncia judicial.
Y todo indica que su impunidad seguirá incólume, porque ha logrado codearse de gente poderosa. De diversos puntos del planeta.
Por eso, el documento que se mostrará a continuación no debería sorprender. Allí se revela que Manzano vive en Ginebra, Suiza.
El motivo es básicamente impositivo: según explicó una fuente calificada a Tribuna de Periodistas, el truco consiste en que, “al vivir 6 meses en Ginebra y 6 meses en la Argentina, el sistema impositivo hace que no se puedan aplicar dos regímenes a la misma vez”.
Y puntualizó: “Por eso, él se fue en tiempos de pandemia a residir a Ginebra, para que la aplicación impositiva fuera la del regímen Suiza”.
A buen entendedor, pocas palabras...