El frenético cierre de listas de los principales partidos políticos tiene a mal traer a los principales referentes del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, espacio al que ahora se ha decidido denominar simplemente “Juntos”.
Las operaciones de prensa cruzadas y las zancadillas se han vuelto moneda corriente. Y denotan la desesperación de puntuales referentes por avanzar a fuerza de destrozar oponentes, aunque sean “del palo”.
Por caso, hubo dos importantes candidatos de la oposición que se enteraron que se habían “bajado” de sus candidaturas a través de sendas columnas periodísticas aparecidas en ostentosos medios. Sus desmentidas pudieron verse en sus cuentas de Twitter horas después.
Entretanto, Mauricio Macri se cobra venganza a través del manejo de los pocos hilos políticos que le quedan dentro de su espacio. Bajando “a dedo” las pretensiones de Patricia Bullrich y Miguel Pichetto. Marcando territorio ante su otrora amigo Horacio Rodríguez Larreta.
No obstante, el hecho de que estos no compitan electoralmente no significa que no jueguen en el armado de listas, sino todo lo contrario: están metidos de lleno a “rosquear” y hacer lobby. Por caso, Bullrich se juntó este sábado con Fernando Iglesias, acaso el más talibán de los referentes del PRO. La pelea entre halcones y palomas será de antología.
Independientemente de la rosca, Macri debería prestar atención a lo que ocurre dentro de “Juntos”, aunque fuera del círculo del PRO: la UCR no será aquel partido que acompañó sin más ni más a Cambienos en 2015. Ahora las pretensiones son mayores. Y no alcanza con acordar con Alfredo Cornejo, titular de ese espacio.
Facundo Manes, Martín Tetaz, e incluso Leandro Hipólito Illia —hijo del expresidente argentino— han aparecido en escena, mostrándose nada dóciles y anticipando las pretensiones que ostenta el radicalismo de cara al armado de las alianzas venideras.
No es la única complicación para Macri y sus socios: como es usual en vísperas de elecciones, han aparecido los oportunos “carpetazos” y alguna que otra operación judicial. Son balas que pican cerca de Larreta incluso, a quien el kirchnerismo busca exponer por una supuesta relación extramatrimonial con Milagros Maylin, otrora subsecretaria de Integración Social y Urbana. Con quien incluso habría tenido un hijo.
Se trata de un tópico de la vida privada del alcalde porteño, pero el kirchnerismo lo presentará como si fuera una cuestión de interés público. Nada original: son viejas prácticas que instauró el menemismo y que Néstor Kirchner mejoró gracias a los oficios de la exSIDE, hoy AFI.
Denota la falta de criterio y originalidad de los K, que podrían hurgar en un expediente derivado de una denuncia que en 2010 presentó quien escribe estas líneas contra Larreta. Por “negociaciones incompatibles con la función pública” (Causa n.º 21.024/10). Basta otear el perfil de Wikipedia del jefe de Gobierno porteño para hallar los detalles de marras.
Como sea, Larreta no será el único carpeteado: María Eugenia Vidal será “escrachada” por haber colaborado en un supuesto negociado a través de una termoeléctrica de la zona norte de la provincia de Buenos Aires.
Santiago Cafiero desistió de ser candidato a diputado nacional justamente por eso: sabía que sería “expuesto” con un listado de cargos que habría tramitado en beneficio de conocidos suyos.
Es todo un problema para el kirchnerismo, porque ahora mismo carece de un candidato fuerte que encabece la lista de diputados en el territorio bonaerense.
Las dos espadas K más fuertes ya dijeron que no serán parte de la movida: se trata de Martín Insaurralde y Daniel Scioli. Ambos con elevadas dosis de imagen positiva. El “muleto” será Victoria Tolosa Paz, esposa de Enrique “Pepe” Albistur, quien fue eyectado en 2009 de su cargo como secretario de Medios por severas denuncias de corrupción en su contra.
Una digresión: Albistur es quien le “presta” el departamento a Alberto Fernández. Aquel que este habita en Puerto Madero ahora mismo.
Quien desconfía de toda la movida es Cristina Kirchner, porque Tolosa Paz es más albertista que cristinista. Y su nombre se suma repentinamente al de Juan Manzur, otro soldado que responde al presidente de la Nación en un 100%. La vicepresidenta lo desprecia. Pero por negocios, no por política.
No solo desconfía del gobernador tucumano, sino también de Alberto, que decidió respaldar a Manzur dos veces en menos de una semana. Justo después de que ella lo destrozó discursivamente, al recordar que era el único exfuncionario K que había zafado de la avanzada de la investigación por el Plan Qunita.
Dicho sea de paso, los jueces parecen haberla escuchado, ya que, en el marco de ese expediente, el Tribunal Oral Federal 8 decidió sobreseer a Aníbal Fernández, Daniel Gollan y Nicolás Kreplak, oportunamente procesados por su participación en tal escándalo.
El alivio judicial le da esperanzas a Cristina, quien se encuentra complicada en media docena de causas judiciales que la inquietan. Una de ellos directamente la desespera: es la que indaga en el memorándum con Irán que oportunamente impulsó su gobierno y denunció el malogrado fiscal Alberto Nisman.
Se trata de una causa amañada, que no tiene ningún sustento. Con una lógica casi idéntica a lo ocurrido con el expediente del “dólar futuro”. Por eso la bronca de la vicepresidenta: porque el expediente llegó a una instancia que jamás debería haber alcanzado. Sin embargo, la Justicia le dará una buena noticia y terminará sobreseyéndola.
No será en el corto plazo, porque aparecen en el aire los recuerdos del atentado a la AMIA, del cual este domingo se cumplieron 27 años.
Es otra trama incómoda, no solo para Cristina sino también para todos los presidentes que gobernaron la Argentina, desde Carlos Menem a la fecha. Porque ninguno se animó a avanzar en busca de la verdad, que aparece claramente en el expediente judicial.
Ni siquiera el tan “republicano” Mauricio Macri, que terminó eyectando de su cargo a Mario Cimadevilla, quien ostentaba la titularidad de la Unidad Especial AMIA y llevaba adelante un trabajo revelador y valiente.
Así y todo, este domingo el arco político se mostró compungido al recordar el ataque a la mutual israelíta. Sobre todo en redes sociales. Pero fue solo “para la gilada”. A ninguno le importa nada en el fondo.
Solo los lugares que podrán ocupar en las listas de cara a los comicios legislativos. Y los cargos en los que puedan acomodarse a futuro. Tal la política argenta, siempre afecta a las cuestiones triviales.
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