En estas horas, una trama escandalosa avanza sin prisa, pero sin pausa. Refiere a un vuelo privado hecho por un grupo de reputados jueces, junto a ex funcionarios del macrismo y un par de abogados del grupo Clarín. Como destino final a una estancia del magnate Joe Lewis.
Se desconoce al momento de escribir esta nota qué fueron a hacer allí, pero el hecho de intentar ocultar la travesía, pagada por el dueño de Lago Escondido, les jugó en contra.
Todo se conoció a través de un suspicaz hackeo que terminó provocando un verdadero maremoto en la política. Una tormenta que los medios no kirchneristas intentaron amortiguar sin éxito.
Según pudo comprobar Tribuna de Periodistas, la información no es nueva ni novedosa. De hecho, el viaje ocurrió hace dos meses aproximadamente. Pero se esperó hasta la víspera del fallo contra Cristina Kirchner en la causa Vialidad para darla a conocer a través de un sitio web “flojo de papeles” llamado Patagonian Leaks.
¿Acaso se hizo para presionar a los magistrados que deben fallar este martes? ¿Tal vez para recordarles que son vulnerables a los hackeos del kirchnerismo, que tampoco son nuevos ni novedosos?
Como sea, la situación es grave por donde se la mire. La intrusión ilegal a través de hackers es un delito que no debe tolerarse. Pero tampoco esa ilegalidad debe tapar lo que hicieron los jueces y demás personajes apuntados en la trama de marras.
Todo debe investigarse, de manera honesta e independiente. Sin aprovechamientos políticos, ni de un lado ni del otro.
A su vez, los jueces que tienen la tarea de definir la situación judicial de Cristina Kirchner, deben hacerlo sin dejarse influenciar por lo sucedido. Apelando a su propia conciencia y las pruebas acopiadas en el expediente ad hoc.
Por su parte, los medios “independientes” deben hacer una profunda introspección por haber ignorado lo sucedido, como si nunca hubiera ocurrido. ¿Acaso olvidaron que una máxima del periodismo asegura que la información no les pertenece, sino a la sociedad?
Más allá de cómo termine todo este culebrón, lo ocurrido debería ser una lección para propios y ajenos. Sobre todo, para los ajenos.