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¿Hay que matricular a los periodistas?

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Milei vuelve a poner sobre el tapete una vieja discusión, que ya está saldada.
Milei vuelve a poner sobre el tapete una vieja discusión, que ya está saldada.

En una jugada suspicaz, en medio de sus molestias para con el periodismo crítico, el gobierno de Javier Milei intentó reflotar una vieja ley impulsada por Juan Domingo Perón a mediados de los años 40 a efectos de obligar a los periodistas a tener una “matrícula profesional” para poder desempeñar su trabajo.

 

La historia es absurda y anacrónica, porque en aquellos días se buscó lo mismo que ahora: complicar la tarea de los hombres de prensa a través de esta innecesaria burocracia que sólo sirvió para decidir quién podía tener “permiso” y quién no

Porque, hay que decirlo, quien decide es el Estado a través de la Subsecretaría de Trabajo de la Nación. Y la matrícula suele darse de manera discrecional. 

Aquel mecanismo no sirvió en su momento y no servirá ahora tampoco. Porque no es una herramienta pensada para mejorar la labor del periodista ni mucho menos. Sólo busca incluirlo en una nómina estatal. 

Por eso, durante los casi 40 años que duró aquella obligación, no se notó ningún cambio ostensible en la labor de los medios. Finalmente, en 1985, fue dejada sin efecto por una recomendación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

A partir de entonces, la matriculación se convirtió en algo optativo. Por caso, yo ostento mi propia matrícula y carnet ad hoc. Pero mi trabajo sería exactamente igual si careciera de esos elementos

Está claro que lo único que se busca al intentar una movida como esa, es presionar a los hombres de prensa para que estén más limitados en su labor profesional.

De hecho, para obtener la respectiva matrícula no se exige conocimiento alguno de periodismo, sólo haber trabajado en blanco durante dos años en algún medio de comunicación y carecer de antecedentes penales. 

¿Cómo ello podría ayudar a mejorar el trabajo de los cronistas? Ciertamente, provoca todo lo contrario. Lo complica más. Con un agravante: la matrícula sólo dura dos años, luego hay que volver a hacer todo el trámite de nuevo. Esperando tener la suerte de que el burócrata de turno lo apruebe.

Lo que necesita el periodismo es otra cosa para funcionar mejor: que los salarios dejen de estar debajo de la línea de la indigencia y las condiciones de trabajo se adapten a los tiempos que corren.

Si se quiere debatir sobre el trabajo de los medios, bienvenido sea la discusión. Hay mucho que exponer: censura, corrupción y conductas antiéticas. Que no mejorarán ni un poquito con la bendita matrícula.

Es algo de lo cual ningún periodista quiere hablar. Menos aún los dueños de medios. Porque ninguno “mea agua bendita”. Ergo, nadie quiere quedar expuesto. ¿Cuántos “grandes” periodistas resistirían que se ponga la lupa sobre sus reputaciones? ¿Cuántos zafan? Mejor no saber.

Como sea, la discusión por la matrícula es tan vieja como el mundo mismo, y siempre termina en el mismo lugar. Es algo que huele apolillado y anacrónico. Ya se dijo: el peronismo fracasó en la misma jugada a la que ahora apela Milei.

Todo se resume a aquella frase que le atribuyen una y otra vez a Karl Marx: “La historia se repite dos veces, la primera en forma de tragedia y la segunda en forma de farsa”.


 
 

17 comentarios Dejá tu comentario

  1. Si finalmente se hubiera llegado a hacer obligatoria la matrícula y si para ello hubiera que demostrar dos años de trabajo en blanco menudo problema tendrían medios digitales que se jactan de tener récords de lecturas a nivel mundial y que por lo general se manejan con meritorios y entusiastas que hacen de cronistas gratis al solo efecto de que se redacten notas más o menos correctas técnicamente sobre sus áreas de conocimiento. Conozco uno en particular que el día eso pase deberá ser atendido o por sus propios dueños o por la señora que limpita, todo lo demás....azul oscuro tirando a negro

  2. El 80% , o mas, de los diarios mas importantes del mundo, pertenecen a un solo tipo, que, por ser " hijo preferido de Dios" , es: supremacista racista y clasista fanatico. Sin embargo, el tipo se averguenza de ser hijo preferido de su Dios y se hace llamar con el castizo nombre ingles de Rupert Murdoch. Bueno, si hay algo con lo cual ese tipo se limpia el culo, es con los titulos y las matriculas periodisticas. El pone a sus " periodistas" a decir lo que 'el quiere que digan y punto; si no lo hacen, los hecha a la m..da y punto, siempre habra cientos de periodistas a quienes contratar, sin que se preocupen por mentir.

  3. La matrícula podría ser buena (no creo que necesaria) pero en otro contexto. Acá se matriculan los gasistas, los contadores, los inmobiliarios (rematadores) y hasta existe el "carnet Moyano" (LINTI) porque con el registro de conductor no alcanza. Otros países regulan hasta la actividad de los mecánicos. A mi modesto entender está bueno siempre que lo regule la misma profesión. O sea: SI vas a ser cardiólogo matriculado que lo regulen los cardiólogos matriculados. Los mismos especialistas suelen ser quienes mejor conocen los desafíos que enfrenta quien quiere ejercer esa profesión. Acá el desafío es doble: Por un lado los consejos profesionales no siempre tienen el mejor comportamiento, y además tampoco se controla en todos los casos que la gente que ejerce tenga efectivamente la matrícula.

  4. MMMM acordate de la abogada que ejercía en Santa Cruz, donde no hay Colegio de Abogados. Tenés una gran confusión, los Colegios Profesionales tienen la función de verificar que el aspirante a matriculado tenga título e incumbencias para la tarea. Además el Colegio recibe consultas y quejas de los clientes o pacientes de los maticulados, y eventualmente aplica sanciones e inhabilitaciones. Por eso otra función del Colegio es certificar que el matrriculado no tiene sanciones o no está inhabilitado. AL Coelgio ya sabe la situación de cada matriculado, el que necesita la certificación del colegio es el cliente que contrata un profesional y el municipio que registra esas actuaciones.

  5. El caso del periodismo y sus actividades conexas es muy amplio. Cualquier intento administrativo requiere definir para cada segundo de "aire", los diferentes aspectos de la tarea que aparecen mezclados, como ser periodismo, conducción, animación, opinión, desinformación por ignorancia, desinformación por obediencia o adaptación, publicidad en blanco, chivo, canje, sarasa, y todas las variantes de la difamación y la desinformación mediante expresiones gestuales o no explícitamente verbales. Por lo visto, no hay manera de encuadrar al periodismo, porque incluso los que leen los cables de noticias y los que repiten noticias de otros medios periodísticos u oficiales, locales o extranjeros, no hacen más que repetir los desvíos de origen. Si la intención es lograr algún grado de responsabilidad del periodismo habría que resumir los mensajes en un debate; claro que primero habría que saber lo que es un debate y lo que no es un debate. Por ahora, lo que hay, una de las mejores ideas sino la única es la que estamos viendo en este medio, y es la posibilidad de que el lector comente, responda o diga lo que quiera sobre la nota o sobre el tema de fondo que se trata.

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