Esta semana, Javier Milei oficializó la disolución de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). En el mismo acto, dispuso la creación de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), dependiente directamente del Presidente de la Nación, la cual tendrá control operativo de cuatro agencias creadas con el fin de “transformar y modernizar el sistema de inteligencia, promoviendo la excelencia y el profesionalismo en el desarrollo de sus tareas”.
“La desnaturalización del rol de la agencia de inteligencia durante décadas fue total; lejos de poner sus recursos al servicio de la protección del pueblo argentino, el organismo fue utilizado para actividades espurias como el espionaje interno, el tráfico de influencias y la persecución política e ideológica“, se indicó desde Presidencia de la Nación a efectos de explicar el cambio de marras.
Es curioso porque, a pesar de la forzada proclama de buenas intenciones, el espionaje argento seguirá igual o peor que en el pasado. Utilizado para meterse en los asuntos privados de políticos, empresarios y periodistas.
La prueba irrefutable de ello es el regreso del temible Antonio “Jaime” Stiuso, otrora todopoderoso hombre de “La Casa”, como saben decirle a la SIDE. Un hombre que hizo todo el daño que puede hacerse a través de la inteligencia vernácula.
Stiuso sobrevivió casi todos los gobiernos, desde la dictadura hasta el segundo gobierno de Cristina Kirchner. Y en todas esas décadas se encargó de mostrar la peor cara del espionaje. Chantaje, extorsión, contrabando, narcotráfico. Nada le faltó, ni a él ni a sus hombres.
Y ahora van por más, de la mano de Javier Milei y su alter ego, Santiago Caputo. El mismo que mantiene “a sueldo” a cientos de tuiteros para hacer daño en las redes sociales. Cuyos pagos se hacen a través de fondos reservados de la aún AFI. Las pruebas fueron presentadas por este cronista en la Justicia.
Por eso, a quienes se ilusionan con que el nuevo cambio de cara de la SIDE será para mejor, ya mismo se pueden ir despabilando. Ello no ocurrirá. Todo lo contrario: volverán las épocas más oscuras del espionaje local.
Como dice aquella frase que saben atribuirle a Karl Marx, “la historia se repite dos veces, la primera en forma de tragedia y la segunda en forma de farsa”.