viernes, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, reveló la supuesta identidad del jefe operativo del grupo terrorista Hezbollah en América Latina, al que identificó como responsable de “los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA”.
“Ese ya no es más un nombre fantasma, se trata de Hussein Ahmad Karaki, conocido por sus alias ´Abu Ali´, ´Rami´ y ´Saad Az Aldi´”, dijo la funcionaria en conferencia de prensa.
Acto seguido, lo acusó de haber sido quien “compró y preparó la camioneta que explotó en la embajada de Israel” y de haber hecho lo propio respecto de lo sucedido con AMIA.
Es curioso, porque la investigación de ambos atentados revela que en ninguno de los dos se utilizó coche bomba. Ni el 17 de marzo de 1992, ni el 18 de julio de 1994. Hay peritajes científicos que respaldan lo dicho. No es un dogma de fe.
A su vez, las pistas conducen a Siria, no a Hezbolá. Con nombres y apellidos concretos. Respecto de la embajada de Israel, la SIDE le envió una carpeta al entonces ministro del Interior, José Luis Manzano, apuntando a Monzer Al Kassar, “ministro sin cartera” de Siria, quien estaba en Buenos Aires en esos días.
Luego, cuando sucedido el bombazo en la mutual judía AMIA, el mismísimo Carlos Menem, entonces presidente de la Nación, pidió no investigar a ningún ciudadano sirio. Los primeros nombres apuntaban en aquel sentido: Nassif Haddad, Alberto Kanoore Edul, Alfredo Yabrán, y otros. Todos sirios.
La investigación de la trama conduce a una venganza de Hafez Al Assad, presidente de Siria, contra el propio Menem, que culminó con la muerte de su propio hijo, el 15 de marzo de 1995.
Una carta certificada que llegó al ex ministro Carlos Corach un mes antes del hecho —reconocida por él posteriormente— indicaba justamente eso. Incluso decía que al hijo de Menem lo matarían mientras volaba en su helicóptero. Hezbolla, ni ahí.
Respecto de Bullrich, no debe sorprender. Sus pifies respecto de acusaciones contra presuntos terroristas son históricos, como cuando señaló en enero de este año la detención de un célula que planeaba un atentado en Buenos Aires, aunque días después la jueza dictó la falta de mérito de los acusados, entre los que se encontraban un peluquero y un jugador de ping pong.
Habrá que ver quién es el que asesora a la ministra de Seguridad. Evidentemente le están tomando el pelo.