Luis Majul es de amianto. El tiempo lo ha demostrado con creces: se incendió millones de veces y jamás termina de quemarse. Todo un mérito: a fuerza de fake news y operaciones de prensa de las más diversas, logró hacerse de un buen pasar económico.
Sin embargo, en sentido directamente proporcional, en el ámbito del periodismo ha logrado amasar una muy mala reputación. Básicamente porque a nadie se le escapan sus cuestionables prácticas.
Oportunamente supo ser un gran defensor de Mauricio Macri y su gobierno, llegando a niveles increíbles. Poniendo el pecho a las balas. Justificando lo injustificable.
Es lo mismo que hace ahora mismo respecto del mandato de Javier Milei. Su férrea defensa del jefe de Estado apenas si puede ser disimulada por él merced a la “revelación” de interminables desaguisados del kirchnerismo.
Lo curioso es que la mayoría de esos escándalos le son “filtrados” por el mismísimo gobierno nacional. Y son “vendidos” cual primicias periodísticas. Principalmente en su programa La Cornisa, que se emite por La Nación Más. No es gratis. De más está decirlo.
Su relación con el poder jamás es solapada. Puede notarse abiertamente. No casualmente revista Noticias lo retrató en su última tapa, cuyo título lo dice todo: “El nuevo periodismo militante”.
“Milei le dijo a Majul que ‘el poder adquisitivo de los jubilados voló en dólares’, sentencia falsa que no motivó una repregunta, y también aseguró que ‘el ajuste lo pagó la casta’, otra frase marketinera que no llevó al periodista a volver sobre el tema”, según la misma publicación.
Nada que deba sorprender. Como se dijo, en épocas de Macri tampoco abundaban las “repreguntas”. Las malas lenguas aseguran que existe una contraprestación dineraria por parte del gobierno de Milei. Que no sería facturada.
Tampoco debe asombrar: en 2021, Majul recaló en Mendoza con todos los gastos pagos por el gobierno provincial. Ello consta en el Expediente EX-2021-00479759-GDEMZA del Ente Mendoza Turismo (EMETUR). No fue nada económico, ciertamente.
Mucho más podría contarse sobre el mediático periodista, pero basta una anécdota para definir la clase de persona que es.
En julio de 2022, la Justicia lo condenó junto a Daniel Santoro a pagar la suma de $2.000.000 por revelar el nombre de un testigo protegido en el programa La Cornisa. Se trató de Ibar Esteban Pérez Corradi.
Majul, en su intento de zafar de la condena, aseguró que el único participante del programa que lo identificó por nombre y apellido había sido Santoro. Y se defendió asegurando que él sólo lo nombró por el apellido, “que es de los más comunes en el país”. Lavarse las manos, suelen decirle.