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Menem al horno

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EL EX PRESIDENTE, A JUICIO ORAL POR TRÁFICO DE ARMAS
EL EX PRESIDENTE, A JUICIO ORAL POR TRÁFICO DE ARMAS

    Hace pocas horas, la Cámara Nacional en lo Penal Económico confirmó el procesamiento del ex presidente Carlos Menem por “contrabando calificado” durante su gobierno, lo que habilitó el proceso en su contra. El delito prevé una pena de 4 a 10 años de cárcel, y en caso de ser condenado a cumplir prisión efectiva, el Parlamento deberá quitarle los fueros.

 

    Según cuenta la oficiosa agencia de noticias Télam, "el actual senador nacional por La Rioja 'habría tomado parte en la articulación del complejo plan delictivo investigado', dieron por probado los camaristas de la sala B del Tribunal de Apelaciones, Carlos Pizzatelli y Marcos Grabivker.

    Los jueces entendieron que 'resulta menester arribar a la conclusión que se habría tratado de un complejo despliegue de actividades coordinadas tendientes a la consecución de la burla al control aduanero y que aquella maniobra habría tenido como máxima instancia decisoria al ex presidente, Carlos Saúl Menem'."


Génesis de un conflicto

    A principios de 1995 la sociedad se desayunó con uno de los mayores escándalos que se iban a vivir a lo largo de ese año: se descubrió la tristemente célebre venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia por parte de Argentina.

    Todo esto no hubiera revestido las connotaciones que tuvo si no fuera porque involucró a funcionarios de alta jerarquía, desde el Presidente de la Nación hasta funcionarios de la Cancillería y el ministerio de Defensa.

    El contrabando a Ecuador, por ejemplo, provocó una pelea en el Gobierno y un escándalo internacional, porque como miembro del Protocolo de Río, la Argentina —junto con Estados Unidos, Brasil y Chile— había decretado un embargo militar contra ambos países en guerra.

    Un dato de color: el escándalo de las armas se inició, justamente, el mismo día que Carlos Menem Junior encontró su muerte al volante de su helicóptero. Esa mañana del 15 de marzo de 1995, unas horas antes de que se produjera la caída de la aeronave, el abogado Ricardo Monner Sans había radicado en el juzgado federal de Jorge Urso la denuncia que originó la causa por los envíos ilegales de armas a Croacia y a Ecuador que tuvo en jaque a medio Gobierno.

    El tiempo fue demostrando, a pesar de la ingenua defensa de muchos de los funcionarios salpicados, que toda la operatoria se había manejado desde las más altas esferas del Gobierno.

    Como ejemplo, podemos tomar las declaraciones que hicieron en su momento el Comandante de Operaciones Aéreas, brigadier Hector Genolet (encargado del control de la salida de aviones), y el brigadier Juan Paulik, acerca de que el Gobierno sabía —por lo menos después del segundo de los cuatro vuelos que transportaron el cargamento—, que las armas llegaban a Guayaquil y no a Caracas.

    En el mismo sentido, el traficante de armas Diego Palleros aseguró en un reportaje aparecido en Clarín el 29/07/98, que el presidente Carlos Menem, su Gabinete y el jefe del Ejército, general Martín Balza, "sabían perfectamente" que las armas autorizadas a salir del país con destino a Venezuela y Panamá entre 1991 y 1995, en realidad, eran para Ecuador y Croacia, respectivamente.


Todos los hombres del Presidente

    “Pido a todos los involucrados en el tema que de ahora en adelante se callen la boca", disparó un indignado Menem frente a sus ministros en plena reunión de gabinete en Olivos.

    El comentario era en obvia alusión al tema de la venta de armas a Croacia y Ecuador. Era la mañana del 10 de septiembre de 1998 y Menem había abierto el encuentro cinco minutos antes de lo previsto.

    Las sillas todavía no estaban calientes y ni siquiera estaban todos —Di Tella y el vicepresidente Carlos Ruckauf llegaron algo retrasados— cuando el Presidente ya estaba hablando del escándalo.

    En ese momento dos de los ministros presentes estaban seriamente involucrados en el tema: el entonces ministro de Trabajo, Erman González, y el canciller Guido Di Tella.

    Erman en esos días tenía un insistente pedido de juicio político esperando trámite en Diputados, mientras el juez Urso quería indagarlo porque sospechaba que había cometido el delito de falsedad de documento público. El caso de Di Tella no era menos difícil. La prensa demostró que la Embajada argentina en Lima le había advertido sobre un desvío de armas a Ecuador cuatro días antes de que se despacharan mientras, por otro lado, un decreto secreto autorizaba esa venta a Venezuela.

    En ese momento, los dos ministros llegaron a admitir que podían llegar a presentar sus renuncias. Hecho que fue evitado gracias al infaltable respaldo del Presidente de la Nación.

    "Ya les he dicho que estoy harto de los cruces públicos", dijo un tajante Menem tratando de terminar con el “todos contra todos” que se evidenciaba en el seno del Gobierno y en el que se descargaban culpas unos a otros.

    Quizás en la parte más gráfica de la reunión de Gabinete, Menem recurrió a uno de los deportes que más conoce para mostrar una metáfora de lo que quería decir. "Mi experiencia como corredor de rallies dice que cuando uno se atasca, cuanto más acelera, más se entierra. En este caso, cuanto más se habla más se entierra uno", afirmó. Acto seguido sentenció: "Aquí hay dos decretos de venta de armas en los que yo puse la firma. Uno a Panamá y el otro a Venezuela. Los dos son legales. Y no se habla más del asunto".

    Fue en ese momento que Guido Di Tella se sumó al encuentro. El canciller, sin advertir aun cuál era el clima, quiso esgrimir un comentario. "Mirá Guido —lo cortó el Presidente—. Vos no habías llegado, pero acabo de pedir que no hablen más del tema".

    Una vez que supo que ya no iba a ser interrumpido, Menem disparó: "Que de la cuestión se ocupen los jueces. Ustedes —miró en vacío— júntense y tracen un curso de acción común sobre el tema. Yo estoy tranquilo (...) Hemos actuado de buena fe y los responsables están fuera del país. Confíen en la Justicia... ".

    Luego de esas terminantes palabras, la reunión siguió en igual clima. Menem se concentró en la crisis financiera internacional y replicó algunas declaraciones hechas por Ruckauf a los medios. "No estoy de acuerdo con lo expresado por el vicepresidente. Contrariamente —miró a Ruckauf— yo creo que la crisis va a ser corta y que la Argentina está muy bien posicionada para enfrentarla".

    No quedaba espacio para las respuestas. Al término del encuentro, que se prolongó durante una hora y media, todos los funcionarios definieron un discurso para el tema armas que se iba a sostener en la afirmación adelantada por Menem: "No existen responsabilidades políticas por parte del Gobierno".

    Hoy, casi diez años después de aquella reunión, Menem tendrá que dar las explicaciones que no quiso ofrecer en su momento.

    No es poco.

 

Christian Sanz
Autor libro Maten al hijo del Presidente (Editorial Galerna/1999)

 

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