Hay un dato que pocos se atreven a mencionar a la hora de hablar del escándalo de la valija de Antonini Wilson: el referido al posible delito de narcotráfico.
Y es que, no sólo la escala anterior del avión que trajo al venezolano fue Santa Cruz de la Sierra —sinónimo inequívoco de tráfico de drogas—, sino que existen media decena de indicios que muestran a las claras que se utilizó toda la estructura generada por el narcolavador Alfredo Yabrán para hacer la operatoria de ingreso de divisas. Veamos:
-El avión de la polémica fue alquilado a la compañía Royal Class —cuyo nombre legal es Lanolec—, perteneciente a los hijos de Alfredo Yabrán.
-El domicilio que Antonini Wilson dio al ser detenido en aeroparque es el mismo que el grupo Yabrán tenía como oficial y en la que agrupaba una serie de empresas vinculadas al transporte de equipajes, vigilancia y almacenamiento de mercaderías en los aeropuertos.
-El abogado elegido para defender al venezolano por parte del Gobierno argentino ha sido Guillermo Ledesma, quien patrocinara al propio Yabrán oportunamente.
-Uno de los implicados en el escándalo, Rodolfo Wanseele Paciello, trabajó en la firma Ocasa, una de las pocas que Yabrán siempre reconoció como propia.
-Antonini Wilson está vinculado a una empresa en Fort Lauderdale relacionada a la venta de armas y tecnología militar. Ese mismo lugar fue sede de algunos negocios del grupo Yabrán, referido también al negocio militar vinculado a la Fuerza Aérea argentina.
Es muy probable entonces que el dinero que ingresó a nuestro país estuviera destinado a algún negocio vinculado al tráfico de armas o drogas. No debe olvidarse que, aunque los medios vernáculos se nieguen a mencionarlo, el grupo Yabrán ha sido esencialmente una estructura destinada al narcotráfico y lavado de dinero posterior. Así lo han demostrado documentos concluyentes que desclasificó la DEA norteamericana hace poco menos de diez años.
Christian Sanz
(*) Ver https://periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=3510