Creo que fue un día jueves, no lo recuerdo muy bien. Lo que sí me acuerdo con precisión es que estaba en el colectivo, quedándome dormido y el sonido de mi celular me despertó de golpe:
-“Christian, están ofreciendo U$S 100.000 a quien tenga poderes psíquicos”, me dijo una voz al otro lado del auricular sin aclararme quién me estaba hablando.
El elocuente cansancio hizo que tardara en saber que el que me llamaba era mi amigo Julio Ugarte, experto psicólogo y tan escéptico como yo.
Julio me llamaba con evidente ansiedad y, si no le entendí mal, lo que me contaba era que había visto un cartel en la calle que ofrecía 100.000 dólares a cualquier persona poseedora de “Grandes” poderes psíquicos. Al día siguiente vi el cartel con mis propios ojos. Había que dirigirse el martes siguiente a la Av. Callao 262 de esta Capital para obtener un “trabajo rentable”.
Sólo una duda me carcomía: ¿Qué serían “grandes” poderes psíquicos? Es decir, los poderes son poderes, ni grandes ni chicos.
Bien... el martes siguiente concurrí en persona al preciado lugar y me encontré en una oficina llamada Aglia, uno de esos sucuchos donde venden cosas “newagers”: aromaterapia, libros y otras tonterías por el estilo.
Pregunté por la convocatoria del cartel y me dijeron que esperara hasta las 18 hs que empezaba una charla a cargo del “maestro” Kan de Gem. “Nombre extraño, si los hay”, pensé para mis adentros.
No pude evitar, en ese preciso instante, asociar la situación con el fraudulento personaje interpretado por Alberto Olmedo. El famoso “maestro” umbanda.
La gente que iba llegando al lugar me empezaba a dar idea de lo que se trataba. Todos hablando del “maestro” y sus irrefutables poderes psíquicos.
La vaguedad de mis pensamientos se vio interrumpida ante la llegada del “todopoderoso”: Kan de Gem en persona, alguien a quien nunca había visto en mi vida. El “maestro” parecía otro de los tantos delincuentes que pululan por ahí.
En ese momento, Kan de Gem miró a todos con cara de autosuficiencia y, sin decir demasiado, se sentó y empezó a hablar del karma y los grandes poderes que él mismo poseía.
Luego de escuchar 20 minutos de idioteces, le pregunté cuáles eran los grandes poderes que aseguraba poseer y que podía transmitir a quien él quisiera. Con gesto de sabelotodo me describió cada uno de los 8 "grandes poderes" y me aseguró que, en efecto, él los poseía.
Entre esos poderes se encontraba el de disminuir su propio peso hasta ser más liviano que el aire (lo más gracioso es que el “maestro” está bastante excedido de peso), poder crecer de tamaño sin límite alguno (medio petiso el avatar...), poder crear lo que sea fabricando materia nueva (se ve que fabricar dinero le está costando un poco), poder darle órdenes a todo el universo y hacerse pequeño como un átomo (!).
Frente a la descripción de tales poderes, realmente me quedé sin palabras.
Como era lógico, le pedí que hiciera una demostración y, como era de esperar, me dijo que no lo haría, que para ver los poderes había que hacer el curso completo que él impartía (obviamente, pagando). Le dije entonces que no podía confiar hasta terminar el curso, que ya me habían estafado en otras oportunidades similares y que no quería hacer nada hasta que él no me demostrara algo que diera garantía de que no era una estafa.
Muchos de los que estaban allí empezaban a reirse y esperaban que Kan de Gem me despedazara dialécticamente.
Le pregunté entonces por qué ofrecía U$S100.000 a quien tuviera grandes poderes y me dijo que era un enganche para demostrar, a cualquiera que se presentara, que nadie poseía tales poderes (salvo él, obvio) y luego invitar a la persona en cuestión a hacer el curso para adquirirlos. Le dije que me parecía muy sucio como estrategia de venta, sobre todo en un momento en que mucha gente está sin trabajo.