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Apareció una bruja en Mendoza, ¿verdad o delirio colectivo?

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NO EXISTEN, PERO QUE LAS HAY... TAMPOCO
NO EXISTEN, PERO QUE LAS HAY... TAMPOCO

Todo comenzó el pasado miércoles por la noche cuando vecinos del barrio mendocino de Godoy Cruz denunciaron que por los árboles se habría paseado una bruja con una túnica negra y "un ojo que le brilla". En realidad, el que encendió la alerta fue un niño de 10 años llamado Agustín, quien tuvo elocuente eficiencia a la hora de masificar el supuesto fenómeno. Es que, el hecho generó tal conmoción, que varios móviles policiales debieron acudir a la zona. 

 

¿Se trató realmente de una bruja? ¿Hay registro alguno que demuestre que efectivamente era un ser fuera de lo normal? Para nada. No solo no hay fotos o videos que permitan certificar la aparición —a pesar de la supuesta cantidad de testigos—, sino que los propios vecinos se muestran erráticos a la hora de describir lo ocurrido. 

Por caso, una mujer llamada Graciela comentó que "nos acercamos todos y vimos que había algo negro, pero no sabíamos qué era. Inclusive una rama se quebró". Otros vecinos hablaron solamente de una "sombra oscura", demasiado poco para afirmar que se trató de una bruja. 

Si ello no fuera suficiente, la policía se acercó al lugar para investigar y tampoco pudo encontrar nada. "Cuando comenzaron a alumbrar la copa del árbol, la 'bruja' desapareció", aseguraron los ocasionales testigos de acuerdo a un despacho de la agencia Noticias Argentinas. ¿Habrá tenido alguna influencia la cercanía de la fiesta de Halloween —que se festejó el pasado 31 de octubre— en lo ocurrido? 

Como sea, ello no evitó que los agoreros de siempre aprovecharan la oportunidad para llevar agua a sus propios molinos. Uno de esos casos, fue el de la supuesta clarividente Azucena Agüero Blanch, quien salió por todo medio de prensa posible hablando de brujerías, desdoblamiento astral y hasta vendiendo sus servicios como "dotada" paranormal. 

En una entrevista con MDZ Radio, la mujer aseguró que podía aparecer y desaparecer de cualquier lugar y podía lograr torcer el destino a pedido de quien se lo encargara, obviamente dinero de por medio. "Yo no le creo, usted fue la misma que juró que la Argentina ganaría el mundial 2010 y terminó perdiendo", le recordó este cronista en ese momento. La respuesta de Blanch no tuvo desperdicio: " A mí me pagaron —nunca dijo quién— para que ganara nuestro país, pero después del cuarto partido me enfermé y no pude seguir haciendo el trabajo". Elocuencia aparte.

 No hace falta recordar que la lista de pifies de la "vidente" ocupa varias páginas del archivo mediático; a la cabeza se encuentra el vaticinio de que Carlos Menem no se casaría con Cecilia Bolocco. 

Lo mismo ocurre con los demás agoreros de la brujería y los poderes paranormales, quienes parecen tener una resistencia asombrosa a sus propias equivocaciones y saben limpiar con la pátina de la desmemoria sus propias pifiadas. 

Pocos saben que la ciencia se ha cansado de investigar —durante más de cien años— la posibilidad de que existan este tipo de fenómenos sin conseguirlo. El poco éxito logrado se debió al fraude de los propios "dotados", que se valían de trucos de magia para embaucar a los científicos. Baste analizar el descomunal trabajo de Joseph Rhine para despabilarse al respecto. 

En sentido similar, existen veintenas de agrupaciones escépticas —sin fines de lucro— que ofrecen dinero en los principales países del mundo —en la Argentina también— a cualquier persona que pueda demostrar tener poderes paranormales. De más está decir que nadie jamás ha logrado apropiarse de ese botín. Pueden consultarse al respecto los clarificadores libros del mago James Randi. 

Entonces: ¿Cuál es la explicación frente a lo inexplicable? El hecho de que algo no pueda ser definido claramente no significa en absoluto que tenga visos de paranormalidad. Una luz lejana en el cielo, por ejemplo, no es sinónimo de la aparición de un ovni, es solamente un punto luminoso que no podemos identificar claramente. Puede ser un globo atmosférico, un avión o hasta una estrella que por razones climáticas se percibe más brillante que de costumbre. Reputados astrónomos se han cansado de explicarlo una y otra vez. 

A la hora de fundamentar algo que puede ser extraordinario, hace falta mucho más que la observación: se hace necesario contar con prueba concluyente. Ya lo dijo oportunamente el gran científico Carl Sagan: "Afirmaciones extraordinarias requieren siempre de evidencia extraordinaria".

 
 

27 comentarios Dejá tu comentario

  1. Christian, muy buena la noticia, pero el comentario de Tañixulena está mejor. Sorry. (Ah! y publiquen mis comentarios siempre, no sólo cuando es a favor de las aguas de su molino. Creo en Tribuna y siempre mis comentarios van de la mano de mi conciencia.)

  2. !Ahora !comprendo,no aceptó que le compráramos el avion,si pueden volar en sus propias escóbas! Una pregunta! alguien sabe algo del hospital en cono urbano, en el barrio de la Matanza?Lo inaguró?

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