Hace unos días, el ciclo político del canal América, Tres poderes, fue levantado del aire tres minutos antes de lo habitual. En esa edición había estado como entrevistado Francisco De Narváez —accionista del mismo canal—, al cual los periodistas le habían realizado incisivas preguntas sobre su patrimonio.

    Uno de los conductores, Reinaldo Sietecase, estaba cerrando el ciclo con una editorial sobre el día del Periodista y los condicionamientos que estos tienen en los medios. Antes de que pudiera finalizar, el programa se cortó y dio comienzo La Cornisa, de Luis Majul, sin ningún tipo de explicación.

    Según cuenta el periódico MDZ On line, "el episodio ocurrió minutos después de que los periodistas de Tres Poderes Sietecase, Gerardo Rozín y Maximiliano Montenegro entrevistaran a De Narváez. Al candidato se lo vio incómodo durante el cuestionario dado que le insistieron sobre el crecimiento de su patrimonio".

    Si bien hubo rumores sobre el levantamiento definitivo del ciclo, este salió al aire el fin de semana. Los conductores afirmaron que casi abandonan el canal por lo sucedido, aunque le pidieron disculpas y les explicaron que el corte tuvo que ver con cuestiones "comerciales".

    Por su parte, en los días siguientes, el propio De Narváez se ocupó de aclara el tema a los medios, al asegurar que era una persona "sumamente respetuosa" de la libertad de expresión, incluso en los medios que él dirige.

    Esto, mal que le pese al propio De Narváez, no es real.

    Cualquiera que tenga contacto directo con periodistas de canal América o diario El Cronista Comercial puede dar fe de ello. "Cuando De Narváez compró el diario, dio una charla muy promisoria sobre su respeto a nuestro trabajo. Aseguró que no se metería en nuestro trabajo profesional, pero al poco tiempo empezó a bajar línea. No se puede hablar mal de él e incluso muchas veces ordena que se publiquen ciertas informaciones que lo benefician a él o a sus socios políticos", admitió un reconocido colega que trabaja en El Cronista Comercial.

    Independientemente de la justificación de lo ocurrido en Tres poderes, que bien pudo haber sido un tema casual, no es tolerable que el dueño de un medio de información se inmiscuya en los asuntos profesionales de los hombres de prensa. Más aún cuando ese mismo empresario es candidato político.

    Una verdadera vergüenza, pero más aún un retroceso para el periodismo todo.

Christian Sanz