Todas las fuentes coinciden, la orden provino del mismísimo Néstor Kirchner. “Hay que matar a Cobos”, aseguró el ex mandatario frente a los pocos hombres de confianza que le quedan, en referencia al accionar del vicepresidente de la Nación. Una aclaración: no hablaba de asesinarlo, sino de defenestrarlo, hasta obligarlo a dimitir.
El encuentro fue el viernes 16 de abril pasado en
Al lado de Néstor estaba su hombre de mayor confianza: el secretario de Legal y Técnica, Carlos “Chino” Zanini. Nadie se animó a contradecirlo, aún cuando muchos de los funcionarios reunidos admitieron luego del encuentro que las instrucciones de Kirchner eran inconducentes e irracionales.
Por caso, dos importantes asesores de segunda línea que estuvieron presentes allí, confirmaron a este medio los detalles del encuentro y admitieron que el ex Presidente de la Nación estaba “sacado”, fuera de sus cabales. “Pidió que destinaran munición de la más gruesa (contra Cobos)”, admitió una de las fuentes de información.
Es en ese marco que debe entenderse el rosario de ataques que sufrió Cobos durante el fin de semana y que concluyó con el insólito comentario por parte del jefe de Gabinete en el día de la fecha, donde aseguró que el Vicepresidente es un “traidor” y que cualquier ciudadano puede hacerle una denuncia por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
El kirchnerismo ha comprobado en carne propia que el poder de daño de Cobos es muy superior al de cualquier referente de la oposición y ha caído en la cuenta de que, la única manera de pararlo, es a través del desgaste más directo.
A sabiendas de ello, la oposición salió de lleno a respaldar al Vicepresidente. Incluso Elisa Carrió, enemiga acérrima del mendocino, debió apoyarlo frente a tan encarnizado ataque.
Mientras tanto, el oficialismo ha armado toda una “agenda” de certeros golpes contra Cobos, la mayoría de los cuales se dará a través de los medios de comunicación. Sendas “investigaciones”, una en el programa alcahuete 6,7,8 y otra en diario Página/12, serán la comidilla del kirchnerismo en las próximas horas.
A eso se sumarán más críticas por parte de funcionarios K y hasta el escrache “espontáneo” contra el Vicepresidente por parte de activistas que gustan caminar los pasillos del ministerio de Desarrollo Social y las oficinas del inefable Luis D’elía en busca de fondos de diversa índole.
Si fuera una película, bien podría llamarse “Las locuras del emperador”.