A poco menos de un año de las elecciones legislativas en las que el oficialismo sufrió un duro revés, la oposición no construyó, al menos, un liderazgo que pueda hacerle frente al proyecto Néstor Kirchner 2011, que crece día a día.
Según lo revelaba un hombre cercano al matrimonio presidencial, “tal es la confianza” que el oficialismo va tomando con el correr de los meses que “la estrategia de ayer, hoy es otra”.
A fin de 2009, principio de 2010, la idea del gobierno era erigir al gobernador Daniel Scioli como la opción del oficialismo para las presidenciales del 2011. No obstante, no fue casual que en los últimos días se denotara un cambio de rumbo: ahora Scioli va por la reelección provincial y Kirchner por la nacional.
A tal fin, distintos hombres que responden directamente a Kirchner están “trabajando” en la provincia de Buenos Aires y en el interior del país, con el objetivo de recomponer el vínculo con aquellos dirigentes que se habían alejado, pero que consideran “recuperables” para el proyecto hacia el 2011.
Tres factores contribuyen a dar forma a la visión del kirchnerismo. Por un lado, el repunte en la imagen del santacruceño que, dicen, se asimila a la que tenía los días previos a los comicios legislativos de 2009. En segundo término la impericia de la oposición en “copar la escena política”. Y finalmente, la gran cantidad de presidenciables que habría.
Ocurre que en el seno de la Casa Rosada consideran que, tal como se presentarán las reglas de juego electorales, los peronistas disidentes como Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Felipe Solá y Francisco de Narváez irán por afuera del PJ.
Así, alimentan la hipótesis de que habría “tres candidatos peronistas”, entre ellos Kirchner, además de Julio Cobos, Elisa Carrió y Mauricio Macri. Es decir, al menos seis.
Sin embargo, sostienen en el oficialismo que, pese a que muchos hablan de que en una hipotética segunda vuelta Kirchner perdería, creen que dependerá de quién sea el eventual rival. Aunque por ahora, no observan “a nadie” que se perfile seriamente para enfrentar al ex presidente.
En ese contexto, Macri salió, por un rato, a ocupar el sillón vacío del liderazgo antikirchnerista. Tomando como excusa el caso del espionaje telefónico, que desde hace meses viene jaqueando al gobierno de la Ciudad, Macri acusó que “detrás de esto está Kirchner” y reclamó: “Basta a esta tipo de actitud antidemocrática, autoritaria”.
Y por si fuera poco, vinculó al juez federal Norberto Oyarbide con el oficialismo, al considerar al magistrado “funcional” al gobierno, y que es el responsable de mantener “congelada la causa de Skanska”.
“No van a poder renovar porque ya no tienen el apoyo de la gente”, enfatizó Macri, quien ya adelantó que será en 2011, al menos, “precandidato”.
Walter Schmidt