En estas últimas cuatro semanas, hemos visto día y noche en la televisión argentina un suma interminable de estupideces y supercherías referidas a las cábalas sobre el mundial de fútbol de Sudáfrica que hablan muy mal de nuestro propio nivel cultural y limitaciones intelectuales.
-De acuerdo a lo que nos mostraba la “caja boba”, lo importante en este certamen no era que hubiéramos clasificado “pateando sapos” gracias a situaciones fortuitas, sino que Diego siempre tuviera aferrada a su mano una cadenita con crucifijo.
-Lo importante no era que nuestra selección no se preparaba a pocos días del mundial contra rivales de prestigio (apenas Canadá y Haití), sino que Maradona cantara siempre la misma canción cuando bajaba del bus que lo trasladaba hasta los estadios.
-Lo importante no era que en los últimos cinco mundiales nunca vencimos a selecciones europeas de primer nivel (Inglaterra, Holanda, Suecia o Alemania), sino que Dalma, Benjamín y Yanina se sentaran en las primeras filas de la platea.
-Lo importante no era que la base argentina del mejor equipo del mundo, pentacampeón de Italia y ganador de la última Champeons League europea, el Inter de Milan, quedaba afuera del partido contra Alemania (Samuel y Milito en el banco, Cambiaso y Zanetti mirándolo por tv). Lo que realmente nos preocupaba era que Maradona diera o no su conferencia de prensa previa al partido siempre en el mismo recinto.
-Lo importante no era, como dijo Román Riquelme, que Messi en el Barcelona cuando levanta la cabeza tiene seis pases posibles (los delanteros Henry o Ibrahimovich, los volantes Xavi e Iniesta o los laterales Dani Alves y Maxwell). Lo que realmente debemos temer es que el orden de descenso de los jugadores del colectivo sea siempre el mismo.
-Lo importante no era que llevó una plantilla descompensada, con seis delanteros (siete si sumamos a Pastore), sino que los alcahuetes de Niembro y Vignolo le hagan la nota previa para Telefé al borde del campo, antes del partido. A propósito, lo único que le preocupaba a Fernandito era mandarle siempre saludos a su amigo Florencio, de Chivilcoy.
-Lo importante no era la loca idea de Maradona de que los jugadores podían comer cualquier cosa, salir cuando quisieran o llevar mujeres a la concentración (recuérdese el gaterío que arrimó el impresentable Leandro Rud, que estaba con boletos para volver para semifinales). Lo que nos tenía que interesar era no hacer el reconocimiento previo del campo, el día anterior, como hacían todos nuestros rivales.
-Lo importante no era la planificación, como hicieron los alemanes, con cinco volantes veloces y fuertes contra un mediocampo donde sólo brillaba Mascherano (Di María es un jugador sobrevalorado y Maxi Rodriguez tuvo que irse de España porque no lo tenían en cuenta). Lo que había que destacar era que teníamos delfines argentinos que contradecían al pulpo germano Paul, que vaticinaba que los teutones nos mandaban de regreso.
-Lo importante no era que llevamos a un mundial a un técnico que no dirigió ni cuarenta partidos y fracasó en Racing y Mandiyú. Un tipo irresoluto que debía consultar cada cambio con sus colaboradores. Lo que debemos tener en cuenta es que ante Alemania volvíamos a lucir la camiseta celeste y blanca, como en el 86, ese mundial al que tantas coincidencias le hallaban.
-Lo importante eran los tres aficionados que llevaban los diarios de 1986, antes de cada encuentro.
-Que los mismos periodistas sean los que pregunten en las conferencias de prensa.
-Que nos ponemos en bola con Luciana Salazar y Diego en el Obelisco.
-Que “el narigón Bilardo entrega la colita”.
-Que “Alemania perdió con Serbia, no se coman eso de los cuatro goles a Inglaterra”
Diego tiene todo el derecho del mundo a ser ignorante y supersticioso, porque la vida que le tocó no fue precisamente fácil y se sobrepuso a todo.
Nosotros, como país, podríamos aspirar a algo más que los “polvitos mágicos” que el panadero Díaz le pasaba a Basile o a los “cuernitos” de Merlo.
Un técnico serio y trabajador. Un tipo que crea que se llega con planificación y no con mera mística y motivación.
Marcelo López Masia
PD: Para el 15 de julio se había preparado un acto político de Néstor Kirchner en Ezeiza con los intendentes K de todo el país. Iba a tener lugar en el estadio Diego Maradona y se anunciaba la presencia estelar del ex 10. "Que la sigan chupando, la tienen adentro", les diría en tono maradoniano algún dirigente opositor.