Más tarde que temprano, los principales medios de comunicación se dieron cuenta de la extraordinaria injerencia del actual Gobierno en el proceso de venta de varias empresas de relevancia estratégica como Telecom, Metrogas, YPF y muchas más. En todos los casos, con sutiles diferencias, se fuerza a los accionistas de estas empresas a desprenderse de su propiedad ya sea por congelamientos tarifarios obligados, medidas arbitrarias de organismos gubernamentales u otras medidas que apuntan a desvalorizar sus activos. Allí queda allanado el acceso de nuevos dueños, comúnmente empresarios cercanos al kirchnerismo, o directamente a su reestatización.
Estos procesos el actual Ejecutivo los rotuló como “Capitalismo de Estado”, del cual nuestra Presidenta dio cátedra desde el 2008 a la actualidad en cuanta visita al exterior hizo, defendiendo tanto el rol del Estado —si la empresa fue reestatizada— como de los empresarios nacionales —en casos como YPF o el de los trenes— ante anonadados mandatarios mundiales, quienes no se caracterizan por carecer de la información real aún de países tan irrelevantes para la economía mundial como la Argentina. Esta suerte de panacea de forjar una “burguesía nacional” se publicita como una ventaja más del modelo “K”, como una creación argentina que triunfó y se anticipó a las crisis mundiales recientes.
¿Capitalismo de Estado o de amigos?
Ian Bremmer es un prestigioso politólogo norteamericano. En su último libro titulado “The End of the Free Market?“ (¿El fin del Libre Mercado?), ofrece una radiografía esclarecedora sobre el fenómeno actual argentino, aún sin ocuparse de él, pero desnudando que —a diferencia de la birome y el dulce de leche— no es un invento nacional.
Bremmer cita que en el mundo hay quienes creen en el capitalismo democrático, donde las empresas existen para crear riqueza y elevar el estándar de vida. Y, quienes rechazan esto, defienden el capitalismo estatal; integran este grupo Rusia, China, Irán y Venezuela, entre otros países.
En los países de capitalismo estatal los gobiernos autoritarios usan los mercados “para crear riqueza que puede destinarse a los objetivos que los políticos consideren adecuados. El objetivo último no es económico sino político (maximizar el poder del Estado y las posibilidades de supervivencia del liderazgo)”.
Cita como contraste más evidente de los 2 modelos de capitalismo el que se da en el sector energético: en el mundo capitalista democrático las petroleras (Exxon, Shell) ganan dinero para sus accionistas; en el mundo capitalista estatal hay empresas gubernamentales (Gazprom de Rusia, China Petroleum, Iranian Oil Company, Pdvsa de Venezuela) que crean riqueza para las camarillas políticas. Con esta ventaja Bremmer sostiene que las empresas energéticas estatales han aplastado completamente a las del sector privado, sumado a que los gobiernos suelen usar “sovereign hedge funds” (fondos de inversión soberanos) para la adquisición de nuevas empresas.
Cualquier parecido con la utilización de los fondos de la Anses es pura coincidencia…
Vladimir, el mejor Presidente de la historia
Bien podría haber halagado Néstor Kirchner a Vladimir Putin si en vez de haber gobernado Santa Cruz lo hubiera hecho en Siberia. Tras la caída del comunismo en Rusia, en la transición hacia el capitalismo las privatizaciones se concibieron como una adjudicación descontrolada de propiedades del Estado a un reducido grupo de nuevos empresarios a cambio de apoyo económico.
Al asumir el poder Vladimir Putin lo hizo con un mensaje de construcción de una Rusia fuerte. Para esto establece un Estado omnipresente, donde se usa a la Secretaría de Inteligencia con fines no autorizados y se dificulta a la oposición a participar de las elecciones si amenazan su poder. Se consolida como monopolio energético la empresa Gazprom, mediante la cancelación gubernamental de permisos de obras de exploración concedidos a empresas privadas desde hace años en base a excusas medioambientales, con el único fin de agigantar a la citada empresa estatal.
Al momento de nombrar a su sucesor como Presidente — Dmitri Medvedev - Putin se garantizó quedar como Primer Ministro de Rusia, cargo que hoy ostenta y desde donde sigue siendo el verdadero rector de la política rusa.
Cuando la fotocopia es mejor que el original
Es aquí donde a la matriz rusa el kirchnerismo le agrega la impronta y picaresca nacional. Se mantiene congelado durante años el precio de la nafta hasta que ingresa un grupo amigo como poseedor de la empresa y no sólo se autorizan aumentos, si no que la petrolera YPF frecuentemente no tiene en sus puntos de venta stock de nafta súper pero sí de nafta súper Premium (Fangio), un 20 % más cara. Lo que era un negocio “congelado” recupera rentabilidad mágicamente, a la vez que la intervención estatal logra que los accionistas españoles acepten no sólo un nuevo socio sino que la compra del grupo nacional defendido por el Gobierno se pague en base a dividendos futuros.
Algo similar ocurre con la reciente intervención estatal de Metrogas, a raíz de no poder cumplir con un vencimiento de deuda de U$S 20.000.000. Las tarifas de gas están virtualmente congeladas desde el año 2001, incluyendo un aumento acordado con el Gobierno en el 2009 pero luego suspendido de un 30 %. Siguiendo la lógica “K” ya sabemos qué pasará si una de sus empresas favoritas —Electroingeniería, de Gerardo Ferreyra, íntimo amigo del Secretario General Carlos Zannini— formaliza su intención de compra de Metrogas. Electroingeniería ya controla el 50 % de Transener gracias a la presión que el Gobierno ejerció sobre Petrobras para que se desprendiera de sus acciones allí.
Similar presión está sufriendo Petrobras para que venda sus acciones de la distribuidora eléctrica Edesur a otro mimado del matrimonio presidencial, el dueño del juego Cristóbal López, en detrimento de otros candidatos que ya habían avanzado en su compra.
Alcoyana, Alcoyana…
El autor del citado libro sostiene que son características del capitalismo estatal la excesiva legislación, regulación, el proteccionismo y la falta de transparencia. Al fin y al cabo las empresas del Estado no contestan a accionistas, lo hacen a los burócratas.
No se rechaza el mercado como principio, se usan los beneficios del sistema capitalista como instrumento del poder estatal. Desde esta intervención estatal se crean y usufructúan fuentes de trabajo, generalmente en sectores estratégicos de la economía; y a su vez, se habilita a hacer dinero a la élite gobernante para perpetuarse en el poder. Entre la prosperidad del pueblo y la seguridad de sus gobiernos, en el Estado Capitalista siempre se elige la segunda opción.
Y para redondear las coincidencias de Bremmer con nuestra realidad, ¿cuál es el principal factor de temor en dicho Estado? la destrucción creativa, porque es el único proceso que no pueden manejar. Cualquier semejanza con coartar la libertad de prensa de diversas sutiles formas o solventar monopolios ultraoficialistas en Argentina es mala intención periodística…
Carta abierta a los apóstoles inocentes
Para finalizar, con otra analogía no intencionada a la actualidad argentina, Ian Bremmer manifiesta que el capitalismo estatal explota las profundas pasiones nacionalistas y ofrece seguridad psíquica a la gente que detesta todo el alboroto del capitalismo moderno. Vaya un futuro indulto a tanta/tanto idiota útil que se deja inmolar en la pira de la defensa del “modelo”, desatendiendo las evidencias de corrupción manifiesta por empantanamiento ideológico o conveniencia.
Allí se confunde patriotismo en la apropiación de los fondos de las ex AFJP con lograr control accionario de las múltiples empresas privadas donde ellas habían invertido; subsidiar el boleto de medio de locomoción de los trabajadores con alimentar a grupos empresarios larvescos con multimillonarios fondos, brindando un pésimo servicio; defender la mesa de los argentinos con defecar a los productores pequeños agropecuarios, favoreciendo su extinción a manos de los pooles de siembra; salvar la línea aérea de bandera con perder alegremente millones de dólares diarios solventando vuelos semivacíos o baratos para amigos; etcétera.
Cuando Carlos Menem dejó el poder no era difícil adivinar que dejaba un país con una economía muy comprometida, de cuya salida su sucesor debería ser muy hábil; sabemos que De la Rúa necesito ayuda hasta para salir del estudio de Marcelo Tinelli, más precisamente del Dinosaurio Bernardo…
¿Podemos imaginar qué país le esperaría a un eventual sucesor no kirchnerista donde en todas las empresas estratégicas dejaran a sus amigos, cuando no sus testaferros? Lamentablemente el mismo que a sus habitantes, obviamente.
Tomas Ryan