En las últimas horas ha trascendido públicamente un intercambio de notas entre el diario La Nación y la compañía hispano-argentina YPF relacionado con un justo reclamo efectuado por el diario enunciado a la empresa petrolera en torno a publicidad que requiere aquella en igualdad de condiciones con otros periódicos que ostentan cierta posición de privilegio a la hora de recibir pautas publicitarias por parte de YPF Sociedad Anónima.

Estas cartas reversales a las que aludo, y que han sido publicadas el último domingo 18 de julio de 2010 en distintos medios, fue seguida de una solicitada donde YPF, puerilmente, pretende endilgar al prestigioso diario La Nación una política “extorsiva”, cuando en realidad esa no es la verdad de la historia, y aún si lo fuera, sorprende que YPF S.A. con presencia accionaria estatal, aunque minoritaria, no haya efectuado la correspondiente denuncia penal.

La única verdad es la realidad, evocando a Aristóteles, y dicha realidad tangible desde lo racional es precisamente que muchas empresas, no sólo YPF, pretenden manejar la información que publican los medios, para lo cual utilizan como método la pauta publicitaria o soborno encubierto.

Y aquí cabe preguntarse ¿qué es el dinero mordaza?

Pues la respuesta a este interrogante ha sido genialmente develada por el periodista Christian Sanz en su nota “Otra vez Grondona: La enigmática empresa Puntogol y el dinero mordaza”, en la cual se afirmó que muchos ilícitos conocidos por periodistas son ignorados u omitidos en la encuesta de un determinado medio a cambio de “sobres” recibidos bajo la apariencia de “publicidad”. Esto es justamente el “dinero mordaza”.

En definitiva el “dinero mordaza” es aquel que se ofrece para condicionar en forma expresa o tácita a un medio o periodista para que publique elogios, encomios o ponderaciones —conceptos subsumidos en la aprobación— a favor de quien paga o las empresas que directa o indirectamente integran el grupo económico del auspiciante o sus integrantes, sean estos directores o accionistas.

De esta forma diario La Nación no utiliza en modo alguno una política “extorsiva”, como mal asesorada se animara la empresa YPF a atribuir en una trasnochada SOLICITADA sin precedentes en la historia de YPF y de su antecesora Yacimientos Petroliferos Fiscales Sociedad del Estado, sino que por el contrario, YPF es quien pretende domesticar en forma imprudente, coactiva y discriminatoria al periódico, para que éste, frente a una encrucijada, opte por recibir pauta “si y solo si”, se aviene a informar lo que la petrolera YPF quiere o le place, sea para obrar de “lamebotas” o “alcahuete” de Néstor Kirchner o del gobierno de turno, para trastocar una realidad que le es adversa (ver el artículo publicado el sábado pasado en periódico tribuna) o cualquier otra causa ficticia, y siempre en positivo.

Esta conducta aberrante e impropia interfiere en forma directa con la libertad de prensa, derecho de raigambre constitucional y supranacional que no debiera ser desconocido por una empresa regulada por la S.E.C (United Status Security and Exchange Comission).

En síntesis: diario La Nación no extorsiona, YPF “coacciona” al tomarse la atribución de pretender pautar en forma condicionada a lo que se publique de la empresa YPF, el Grupo Petersen, sus empresas subsidiarias, controlantes, controladas, afiliadas, o sus accionistas, directores, gerentes, abogados y demás autoridades, lo que por otra parte luce sugestivo, si se repara que otros diarios de corte oficialista se están enriqueciendo con publicidad de la petrolera a cambio de no decir nada, o decir algo favorable o en el peor caso neutro, pero jamás negativo.

Siendo aún extraña la operación que permitiera al Grupo Petersen adquirir YPF —situación que presenta más dudas que certezas—, dada la estrecha vinculación que se afirma y no desmiente de Néstor Kirchner con la familia familia Eskenazi a través del Señor Enrique Eskenazi, sumada a la constatada toma de créditos de Néstor KIRCHNER con los Bancos que controla el holding comprador de YPF y la desaparición de los fondos de SANTA CRUZ, resultaría indignante que esta Campaña de Prensa claramente ofensiva de la empresa YPF S.A. contra el Diario La Nación sea en realidad una embestida guionada por el propio gobierno nacional, lo cual confirmaría las sospechas públicas referenciadas y que resultan vergonzosas.

Tal vez La Nación debiera accionar penalmente contra el directorio de YPF para desenmascarar la artera y desquiciada maniobra urdida intencionalmente por YPF para intentar una suerte de “golden parachute” o “blindaje” inaudito y absurdo respecto de lo que se debiera informar de la misma.

Cabría preguntarse… ¿qué es en realidad lo que inquieta tanto a YPF que se sepa?

Lo de las reservas falsas ya se conoce…, lo de la confección de balances falsos está siendo investigado por el Juez Penal Económico Nº8…

¿Qué falta saber a los accionistas de YPF?

El dinero mordaza es inadmisible, ya que la información parte de la verdad. YPF tiene un código de ética que le exigen las normas internacionales poseer por cotizar en la bolsa estadounidense y que obviamente no aplica, y además ignora. ¿Es de mentirita?

Alejandro Sánchez Kalbermatten