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Dale gas: la encrucijada de achicar el festival de subsidios sin perder votos

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NO SE PUEDE TAPAR LA REALIDAD CON UN DEDO
NO SE PUEDE TAPAR LA REALIDAD CON UN DEDO

La economía atraviesa un período de recuperación, aunque jaqueada por una inflación demasiado alta, por lo que el Gobierno pretende poner de nuevo en agenda el debate sobre la eliminación gradual de subsidios cruzados que distorsionan el funcionamiento de los servicios y la producción.

 

El exagerado intervencionismo estatal —usado como herramienta de disciplinamiento político—, sólo pensó hasta ahora en el corto plazo electoral y postergó estrategias de mediano y largo aliento, a tal punto que sólo en el sector energético los subsidios acumulan más de 55.000 millones de pesos desde el 2004, según la Asociación de Presupuesto Público (ASAP).

Las distorsiones tarifarias se observan, por ejemplo, en que un vecino del barrio de Belgrano paga una factura de gas de 50 pesos por bimestre, pero si viviera en Brasil ese mismo consumo saldría 1.100 pesos: 22 veces más.

Industrias intensivas clave como Siderca, Aluar, Acindar, y Siderar, y cuanto gran consumidor de gas o electricidad haya en el país reciben llamadas a diario desde el Gobierno con la orden de consumir menos, apagar lo que se pueda, adelantar vacaciones de personal o aprovechar para aplicar paradas técnicas en los momentos en los que todos demandan al sistema energético.

La energía no alcanza cuando 40 millones de argentinos necesitan calefacción y mientras tanto también se debe hacer funcionar a una industria que quiere aprovechar el mayor consumo.

El Estado gasta en subsidios a la energía casi 30 por ciento más que en la Asignación Universal por Hijo, cuyas erogaciones ascenderán a unos 10.000 millones de pesos en el 2011, tras el aumento anunciado del 22,2 por ciento.

El problema es que la distorsión tarifaria desalentó inversiones, porque las empresas del sector carecen de incentivos para aumentar los niveles de exploración según las necesidades.

Un trabajo realizado por el ex secretario de Energía del menemismo Alieto Guadagni sostiene que "en las últimas dos décadas se distinguen dos etapas en la producción de petróleo".

En la primera (1990-1998), la producción subió un 75,3 por ciento, y el nivel de producción de 1998 (49,1 millones de metros cúbicos) es el mayor de toda la historia argentina.

A partir de ese año comienza un período que ya lleva 12 años consecutivos de declinación productiva, en el cual en cada año se produce menos que en el año anterior.

La producción de petróleo de este año orillará los 35 millones de metros cúbicos, casi 4 por ciento debajo de la de 2009.

No es el único caso: la política de subsidios impactó también sobre las inversiones en otros rubros de los servicios públicos, como la electricidad, donde sobreviven algunas estructuras obsoletas que aún se mantienen operativas por lo realizado en los 90.

En 2004, los subsidios que se destinaron al sector energético fueron de 400 millones millones de pesos, mientras que en el 2009 se multiplicaron por 40: 16.000 millones, en gran medida para comprar combustibles —como el fueloil venezolano— con el fin de alimentar las fuentes de energía.

Para De Vido, es irresponsable la recomendación de no pagar los aumentos de gas y luz.

"Hay una manifiesta campaña en contra de la racionalidad", se quejó el ministro. Ayer, organizaciones de consumidores resaltaron que un fallo vigente permite a los usuarios no pagar el ajuste tarifario. La suba empieza a correr el domingo.

Desde este domingo, y por el recorte de subsidios, la luz y el gas aumentarán entre 22 y 93 por ciento, por la decisión oficial de ir achicando el volumen de subsidios aplicada desde el 2009.

Pero en medio de ese anuncio, el ministro de Planificación, Julio De Vido, se encontró con un escollo que amenaza provocar un nuevo dolor de cabeza al gobierno: un fallo vigente de la justicia que autoriza a los usuarios a no pagar el cargo extra.

De Vido, en línea con la posición esgrimida por los funcionarios en distintas campos, enfatizó que la actitud de ampararse en esos fallos era "irresponsable".

El dato refleja la preocupación del gobierno ante la forma en que los subsidios se dispararon en los últimos años, abriendo un interrogante sobre las cuentas públicas.

 

Expectativa en el campo por las retenciones

 

La Exposición Rural del Bicentenario llega a su fin con pronóstico de nuevo récord histórico de público, y la mirada del campo puesta sobre insistentes versiones que mencionan la intención de la Casa Rosada de anunciar una rebaja de las retenciones al trigo y compensaciones para los pequeños sojeros.

La presidenta Cristina Kirchner esperaría el tono del discurso que pronunciará este sábado el titular de la Rural, Hugo Biolcati, para definir la estrategia final sobre los derechos de exportación.

El campo exigirá en la Rural políticas de largo plazo y una "mayor institucionalidad", pero dejaría la puerta abierta para tender puentes de diálogo con el gobierno.

Se presume que la jefa de Estado no avanzaría, o al menos dilataría, cualquier anuncio sobre retenciones si escuchara discursos altisonantes en la Rural, pero esa no sería la intención de Biolcati, quien pondría más el acento en las políticas de largo plazo, aprovechando el significado histórico del Bicentenario.

 

José Calero
NA

 

3 comentarios Dejá tu comentario

  1. Se cita en el artículo que desde 1990 al 98, la producción de hidrocarburos aumentó un 75%, alcanzándose en el 98 al récord de producción. Lo que no se menciona es que fue debido a la explotación desmedida e irracional de yacimientos ya explorados por la YPF estatal y que eran mantenidos como reservas a fin de garantizar la existencia del insumo según las necesidades estratégicas del País. Es decir que dicho incremento de producción fue motivado solo por el excesivo afán de lucro de las multinacionales petroleras y en su exclusivo beneficio y a costa de los verdaderos intereses nacionales, como lo es el mantener una reserva que garantice la disponibilidad energética. Es por todos sabido el saqueo que sufriera, y sufre, nuestra nación a manos de estas empresas privadas. Y esto es así porque el interés de toda empresa privada es el lucro, el mayor posible y en el menor tiempo posible. Y aquí no solo se les entregó la energía, cosa que ningún país del Mundo ha hecho, sino que además dispusieron de piedra libre para actuar a su antojo gracias a la permisividad cómplice de gobernantes y “oposición”, Pacto de Olivos mediante. El costo operativo de la industria del petróleo en Argentina es infinitamente menor al internacional y se expresa en pesos, pero estas empresas lo enviaban al exterior para comercializarlo en dólares con pingües ganancias. Lo que sí exige inversión y no siempre productiva (riesgo minero) es la exploración, imprescindible para asegurar la continuidad de la disponibilidad del recurso. Pese a las enormes ganancias que obtenían, y aún de los beneficios impositivos “extras” que a tal fin se les concedían, estas empresas no realizaron dichas exploraciones ya que no era su interés hacerlo. Solo se dedicaron a girar al exterior las ganancias, que destinaban, como la Repsol, para expandir su presencia en otros lares. Los argentinos, con nuestra descapitalización y nuestra “crisis energética” hemos financiado la expansión internacional de la Repsol española. Se dice que la distorsión tarifaria motivó el desaliento de inversiones por parte de las empresas. Pero lo cierto es que NUNCA invirtieron, ni siquiera en esa década del ’90, en que tan buenas ganancias obtuvieran con el simple expediente de explotar yacimientos ya explorados y mantenidos como reservas y con la infraestructura ya existente, de la YPF estatal. Aún hoy con crisis, la Repsol gracias a la YPF, es decir al petróleo argentino, ha obtenido en este primer semestre del 2010, la nada despreciable suma de 861 millones de euros de ganancia (Clarín –iEco 30/07/2010), de los cuales nada queda en el País. Ciertamente los únicos que tenemos la “crisis energética” somos los argentinos, porque según parece los españoles de la Repsol la siguen juntando con pala. Y se dice que los subsidios son para asegurar combustible barato a los argentinos. Bastante discutible. Porque combustibles es lo que les está faltando a los argentinos, mientras que alegremente se permite se siga exportando. Claro, luego se deberá comprar a precio internacional un combustible que se había obtenido de nuestro subsuelo a un precio muy inferior, pero se vendió al extranjero para mayor beneficio de las petroleras. ¿Y a quiénes se les compran los combustibles que se importan?. Pues a las mismas petroleras que han exportado nuestra ya escasa producción (escasa a consecuencia del accionar de esas mismas petroleras). Gran negocio para las empresas, ¿pero puede decirse lo mismo con respecto al País?. Realmente no habrá solución a la “crisis energética” ni futuro para el País, mientras no se recuperen los hidrocarburos y su industrialización y comercialización. Es imprescindible su re-nacionalización. Solo así podrá plantearse nuevamente una política energética coherente y que responda a los intereses nacionales. No hay otra. O se piensa en el País, o se piensa en el mayor beneficio de las multinacionales.

  2. Estimad@s foristas: El comentario de Hugo describe la situación con una claridad y exactitud a la que nada se puede agregar. Una acotación: los subsidios están en vias de desaparecer gradualmente. Eso para de Vido es racionalidad. Solo para aclarar lo que realmente hace el gobierno, entonces si eliminar los subsidios es racional, cuando NK tenía subsidiados los precios de hidrocarburos ¿eso era irracional? Parece que si. Pero si era irracional ¿por qué los mantuvo hasta ahora? ¿Qué va a hacer el gobierno para amortiguar el efecto de aceleración inflacionaria que traerá la medida "racional" de eliminar los subsidios? Un abrazo, saludos a los señores periodistas y a mis amig@s foristas. Jorge A. Rodriguez

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