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Todo lo que no se hizo a nivel inseguridad

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PANORAMA BONAERENSE
PANORAMA BONAERENSE

La inseguridad continúa como la preocupación dominante y la que concentró las acciones más importantes de la Administración bonaerense.

 

Y en ese marco, con una intensidad de hechos delictivos violentos que no cede -ayer mismo murió otro policía en un robo en el Conurbano-, la reunión del Consejo de Seguridad provincial convocada por Daniel Scioli mostró que, más allá de algunas chicanas, la oposición está dispuesta a no dejar solo al Gobernador cuando las papas queman.

Salvo el espacio que conduce a Elisa Carrió, todas las fuerzas con bancas en la Legislatura enviaron representantes al encuentro.

En la Gobernación deberían valorar la actitud. Que desde allí los citen a plenarios multipartidarios por cuestiones de Estado "solamente para la foto", no es una chicana más, es un temor fundado que expresan todos los opositores.

Ocurre que es demasiado cercano el recuerdo de la invitación de Scioli al "diálogo político" -hace apenas un año, tras la derrota del oficialismo en las urnas- para "asuntos institucionales" que se agotó tras un par de reuniones en las que no se llegó a nada.

El propio Consejo de Seguridad, cuyo funcionamiento fue reclamado por Margarita Stolbizer en aquel "diálogo" se reunió apenas tres veces en ese último año para no hacer absolutamente nada.

La inseguridad extrema, mientras tanto, registró en los últimos días también algunos picos dramáticos en la ciudad de Buenos Aires.

Y fue entonces cuando el gobierno nacional -responsable de la Policía Federal, que "custodia" el distrito porteño- rompió el silencio que había mantenido durante las largas jornadas en que los bonaerenses se vieron particularmente conmovidos por el caso de Carolina Píparo, la mujer embarazada que fue atacada en La Plata en una salidera bancaria; una conmoción que puso en jaque al gobierno de Scioli.

 

La Justicia, en foco

 

También el líder del oficialismo, Néstor Kirchner, habló de la inseguridad. Lo hizo en Merlo, en el corazón del Conurbano, el mismo día que la Presidenta se refirió por primera vez al tema.

Fue en el anochecer de la jornada en que cuatro ladrones -bonaerenses- mantuvieron durante diez horas como rehenes a una familia en el barrio porteño de Palermo.

Ambos plantearon el eje de lo que después se convertiría en una embestida vía varios ministros nacionales: responsabilizar a otro Poder por las excarcelaciones de delincuentes y sospechosos, subrayando que según su criterio, las leyes penales son correctas -lo suficientemente "duras"- pero los jueces las aplican mal.

En la Provincia, el ministro de Seguridad de Scioli durante más de dos años, Carlos Stornelli, también "culpó" a la Justicia.

En cada hecho grave que debieron explicar, el funcionario y los jefes policiales denostaron públicamente a jueces que habían excarcelado -por delitos anteriores- a sospechosos de esos crímenes.

Esa "política" cambió con el nuevo ministro del área, Ricardo Casal, aunque horas después de las expresiones de Néstor y Cristina Kirchner el Gobernador también volvió a cuestionar a la Justicia.

Los especialistas miran con preocupación este panorama. Temen que la nueva andanada contra la Justicia implique una visión incompleta de la problemática, de la que sólo surgirían soluciones menos que parciales.

 

La prisión como excepción

 

Es cierto que hay jueces que en ocasiones otorgan la excarcelación a imputados o condenados que podrían mantener recluidos, pero la cantidad de reincidentes beneficiados con esa medida refleja, por sí sola, que el problema debería buscarse también en otro lado.

El Código Procesal Penal de la Provincia establece en qué casos un imputado debe estar detenido hasta el juicio, y hasta cuándo un condenado debe cumplir efectivamente la pena de prisión.

Recreado en 1998, este Código fue "endurecido" a lo largo de estos años, pero integralmente sigue siendo un conjunto de disposiciones basadas en la premisa esencial de que la prisión es el último recurso y la excepción, no la regla.

La concesión de la libertad con pulsera electrónica, el arresto domiciliario, las salidas laborales o transitorias, son disposiciones expresas de ese Código que, vale recordarlo, es una ley.

Se puede, entonces, discutir si está bien o está mal que el proceso penal bonaerense esté basado en esa premisa -un debate que algunos simplifican como una falsa controversia entre mano dura y mano blanda-, pero no se le puede pedir al sistema judicial que no aplique la ley, cuyo contenido depende exclusivamente de las propuestas del Ejecutivo y las decisiones de los legisladores.

 

La fuerza de la impunidad

 

Y la otra pata sustancial del problema que parecería no contemplado en la visión de estos días es la impunidad con que actúan los delincuentes. Una condena de prisión a cumplir puede asustar a alguno.

Pero no hay dudas de que lo que más los envalentona es la altísima probabilidad que tienen de cometer incontables delitos sin ser siquiera identificados. La cantidad de casos de "autores ignorados" expone con crudeza las fallas del trabajo policial de prevención y de investigación.

 

Marisa Álvarez
NA

 
 

13 comentarios Dejá tu comentario

  1. Diego & Jorge. Les repondo en conjunto porque esta será la última de mis intervenciones en este tema, por cuanto ya estoy cansado de repetir lo mismo todos los días. Diego: si te matan a un ser querido, irías a buscarlo a una villa?, te aseguro que no harías ni diez metros ahí dentro. Y estoy a años luz de los K. Si, estoy de acuerdo con la pena de muerte, con una debida adminstración de justicia y los correspondientes recaudos en cuanto a la defensa del imputado. No es MI verdad la que expreso, sino el análisis de la realidad vista desde el sentido común, debato con argumentos y sin agresiones, y si he cometido un desliz en ese sentido me ocupé de pedír las correpondientes disculpas. Jorge, si, es una figura penal. Corto y fuera.

  2. Sra Paola, Sres Héctor, Jorge y Diego: Siguiendo desde afuera la discusión, me permito decirles que si bajan el tono verán que todos tienen algo de razón y seguramente discutiendo frente a frente en una mesa llegarian a un acuerdo. Tengo armas desde antes que existiera el RENAR, nunca pedí la portación pero estoy convencido que si descubro alguien desconocido en mi casa con malas intenciones, trataré que lo saquen con los pies para adelante. De todos modos espero morirme sin tener que tirarle un tiro a nadie, pues debe ser muy dificil de asimilar el hecho de provocar la muerte de alguien. Eso solo lo superan rápidamente o lo disfrutan los asesinos protegidos por los DESECHOS HUMANOS. El problema no lo debemos resolver nosotros, sino el Estado, los inútiles a quienes les pagamos el sueldo y un montón de placeres con nuestros dineros. Esa manga de ineficientes y corruptos tienen la obligación de proteger a los ciudadanos decentes y encarcelar a los delincuentes. Si circulan en las rutas verán una enorme cantidad de irresponsables manejando de forma que no solo ponen en peligro su vida sino la de los demás. Nadie los controla y cada vez hay más muertos. ¿Se imaginan si se permitiera la libre portación de armas, en las mismas condiciones ? Repito, todos tienen algo de razón y los animan las mejores buenas intenciones, pero la solución se la debemos exigir a quienes gobiernan o quieren gobernar, nosotros, por nuestra cuenta y sin control solo aumentariamoes el caos. Atentamente

  3. J. Fernandez. Estoy rompiendo mi promesa, pero no podía dejar de contestar sus palabras, para decirle que estoy totalmente de acuerdo con cada una de ellas. Saludos.

  4. Compañeros, si un ladrón me ataca con un arma, para defenderme necesitaré otra, ya que si no, mis posibilidades de supervivencia se vuelven prácticamente nulas. Dicho de otra forma, las restricciones de poseer y usar armas de fuego restringen mi derecho a vivir. Este derecho a vivir y a la supervivencia es el mismo que utiliza un bebe en la panza materna cuando se aleja y se defiende de la cureta de alguien que le está produciendo un aborto. Ningún supuesto derecho de la sociedad ni beneficio ficticio se equipara a dicha restricción. Si no nos dan el derecho de autodefensa con armas estamos frente a una opresión más del estado, con el agravante que es una que atenta contra nuestra vida como ciudadanos. Con mi esposo asistimos a un curso de tiro del Tiro Federal Argentino, cerca de la cancha de River, a muy buen precio, ojala que se nos unan mas argentinos de bien. Sobre todo los que ya fueron víctimas de algún delito.

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