La carrera presidencial para 2011 debe comenzar, pero las gateras siguen vacías…
El radicalismo comienza a instalar la idea (que a estas alturas probablemente ya sea toda una decisión) de conformar una fórmula entre Alfonsín y Cobos para las presidenciales de 2011.
Si no fuera tan obvio que se trata de un grave error, uno pensaría que no interpretan los humores sociales. Que no advierten que los sectores que tradicionalmente acompañan los intentos radicales saben que Alfonsín le debe su candidatura a la muerte de don Raúl y que Cobos fue un ave de efímero paso en la necesidad de encontrar un líder nacional que el mendocino nunca será. Son dos segundas guitarras, pero ninguno puede tocar un buen solo.
A fuerza de ser sinceros, cualquiera fuera el orden de la fórmula no podría soportar dos meses de propaganda contraria desde los medios oficialistas. Gvirtz se hará un auténtico pic-nic compaginando imágenes de Cobos con Cristina y Néstor, de los saqueos de 1989 y 2001, de Jesús Rodríguez como apesadumbrado ministro de Economía de don Raúl en el ocaso de aquél gobierno, y no habrá forma de mostrar un mensaje medianamente progresista que consiga (o “traccione”, como les gusta decir a los periodistas) votos para la causa de los de Alem.
Cualquiera chance de triunfo claro para la UCR estaba inevitablemente ligada al fortalecimiento del ACyS y a la permanencia de Elisa Carrió dentro de ese nucleamiento y de la fórmula final.
Las desavenencias que terminaron con el portazo de Lilita son de público conocimiento. Fiel a su estilo, se fue haciendo mucho ruido sin dejar títere con cabeza.
La propia Carrió, ex-presidenciable, también sabe mejor que nadie que su proyecto nunca puede ser vencedor a nivel nacional yendo por fuera del ACyS y sin una fuerte representación orgánica en todo el país. Si bien fue la única formadora de nuevos dirigentes, lo suyo roza la utopía cuando pretende que la ciudadanía reemplace a Macri (o al interino que asuma para completar el gobierno de Macri) por Adrián Pérez, o que se vote con convicción a Morán pensando que puede ser el gobernador que necesita la Provincia de Buenos Aires.
Carrió también necesitaba del ACyS teniendo dentro del equipo a los radicales no coordinadores y al tándem socialista Binner – Giustiniani para inclinar el fiel de la balanza en ciertos distritos.
La primera conclusión sería que tanto los radicales como la Coalición Cívica han tomado medidas que los alejan de Balcarce 50. Y la duda es si, resultando tan evidentes las metidas de pata, se trata de errores políticos o se trata de falta de vocación de gobierno.
Por el lado del Peronismo Federal las cosas no son muy diferentes.
Duhalde se postuló sin intención real de ser candidato y jugando para adentro del partido, esperando que Reutemann se anime a dar el sí. El Lole se autoimpugna por razones que sólo él conoce y, paralelamente, la alianza De Narváez – Solá que consiguió vencer a Kirchner en Buenos Aires también se ha diluido en el océano de las vanidades. El hombre del tatuaje pretende ser Gobernador de la Pcia. de Buenos Aires, Presidente de la Nación, Gobernador del Alto Perú y Virrey del Rio de la Plata modificando hasta la carta orgánica de la ONU si fuera necesario, y Felipe se limita a desafiar a Duhalde desde los programas de TV pero con la misma carita de temor que tenía Cobos la noche del “no positivo”.
Tanto el Alberto y el Adolfo (Rodríguez Saa) como Don Mario Das Neves, saben que sus presencias son antes regionales que nacionales, y que no pueden tener chances reales a no ser que cuenten con un apoyo masivo y granítico de todo el justicialismo, lo que no conseguirán aún ganando una interna y muchísimo menos si se adelantaran las elecciones presidenciales tal como se rumorea.
Cualquiera termine siendo la fórmula del sector, es sabido que nadie cuenta con el aparato sindical tan útil para cualquier aventura justicialista, retenido de momento por Hugo Moyano y sus aspiraciones de gobernar Buenos Aires.
La segunda conclusión indica que, al igual que del lado Cívico – Radical, no parece haber una genuina determinación de suceder a Cristina Kirchner en 2011.
Corriéndose un poco hacia ambos laterales de lo citado, Pino Solanas no consigue articular un discurso que exceda la minería y los ferrocarriles, lo que impide verlo como algo más que un buen reemplazante de Julio De Vido en Planificación, o un Secretario de Minería nacional y popular, mientras que Mauricio Macri, mitad por errores de soberbia y mitad por empujones opositores, aparece como mucho más necesitado de alejarse de Bermúdez 2651 que de acercarse a Balcarce 50.
Tercera conclusión: Por diferentes motivos, ni Solanas ni Macri parecen estar en posición de portar banda y bastón en 2011.
Así las cosas, se abre un pequeño abanico de especulaciones:
1) La oposición está esperando que los Kirchner se vean acuciados por la Justicia y dejen el gobierno antes de tiempo perdiendo todo lo ganado.
2) La oposición está esperando que la inflación y la bomba de los subsidios exploten y den por tierra con la imagen y el discurso kirchnerista.
3) La oposición no quiere agarrar el fierro caliente del post kirchnerismo.
En cualquiera de los casos hay un fraude público de base.
Elisa Carrió dijo en los primeros días de septiembre algo que parece ser real: “Kirchner no espera a 2011. Anticipa y empieza a jugar fuerte ahora”.
En 2009, 7 de cada 10 ciudadanos le dijeron no al kirchnerismo, hoy, en septiembre de 2010 esos mismos ciudadanos están esperando que aquellos a quienes votaron entren a la cancha y se animen a jugar.
No es protestando quórum desde diputados que se proyectarán hacia el gobierno nacional, llegó el tiempo de responderle a la gente con algo más que buenas intenciones.
¿Alguno tendrá la auténtica decisión de hacerlo?
Fabián Ferrante