Aplauden a rabiar los adláteres rentados a los soberanos garantes del modelo nacional y popular en su incesante lucha contra las corporaciones antinacionales, en este sempiterno festival que no te deja dormir, ni comer, ni pensar, ni nada. Mientras en la realidad concreta bullen las calles de bronca apenas contenida, en el ciberespacio se despedazan en Facebook y en Twitter, escenario de circo romano que felizmente no existen las bajas colaterales cantantes y sonantes.
Pero también la historia reciente es campo de batalla de esta sorda pelea que no gana, lamentablemente, el mejor. Fascistas de izquierda y de derecha se echan las culpas y ninguno se disculpa, obturando las complicidades de entonces que fueron necesarias para pergeñar aquel inolvidable matadero. Así, el ladero de un ministro con dotes de nigromante pasa a ser el fiscal general de una causa en la cual se entrelazan negociados con tufillo siniestro, muchas manos en un plato de bosta que hacen demasiado garabatos. Así pasan a segundo plano los manejos del financista supuestamente estrellado, un prestidigitador que quizá haya hecho la de Yabrán, otro habilidoso que probablemente siga todo este desmanejo desde muy lejos con una sonrisa en los labios.
Ni importa que el enemigo a vencer ahora, era el amigo de hace escasos dos años. Como tampoco, que quienes se apoderaron de las banderas de los derechos humanos fundamentales, cuando había que realmente dar testimonio, estaban en pos de la plata dulce. Mientras que a otros, por menos, eran reos de una muerte cruel y sin sentido a manos de la ilógica encapuchada. Qué también decir de los jefes de aquellos autodenominados “jóvenes idealistas”, quienes aún siguen gozando de un autoexilio tranquilo. Como aquel contador ex profesor de Ciencias Económicas, quien mientras mira las ondulaciones del mar en Vilanova i
Al enemigo, ni justicia
“Si ese nabo de @FerIglesias es Diputado, Argentina da para todo, hasta p/ publicitar terrorismo de E° como lo hace
Esto es sólo una muestra, como un botón, del estado de iracundia imperante en la segunda red social citada más arriba. A un diputado opositor literalmente se lo fusila en lugar de, con respeto, bajar un cambio para debatir de forma respetuosa. La alteridad parece irse de paseo, cuando en la pantalla de enfrente está ese temido otro que no piensa ni comulga con las ideas de uno. Hace una semana este escriba recibió en su muro de Facebook el poco elegante epíteto de “gorila puto”. Y todo por haber escrito esto: “Entre 1977 y 1980, el matrimonio Kirchner se alzó con 21 bienes inmuebles, casas, deptos y terrenos, gracias a la famosa 1050 de Martínez de Hoz. En ese entonces, ¿cuántos argentinos estaban en condiciones de hacer lo mismo?”.
En lugar de responder de manera adecuada, una alusión a un simio bastante feo pero intrínsecamente con contenidos bastante difusos. Pues, si mal no se recuerda, al matrimonio Kirchner en el principio de su gestión mucho no le seducían las banderas justicialistas. Y por eso, engendraron esa cosa de la transversalidad. Pero como no les resultó, alzaron las banderas que habían dejado en el arcón de los recuerdos, junto con los derechos humanos.
Por eso, como dice el axioma, nada se pierde, todo se transforma. Y a veces, en una contradicción permanente tras otra, devorando cualquier concepción del pasado reciente y de la historia para transformarlos en una moneda de cambio con el fin último de la continuación en el poder inagotable, fuente de toda razón y justicia.
Fernando Paolella