“¿Se entiende la diferencia entre hacer escarnio de los ausentes y tener alguien para debatir?”, decía un twittera sobre la participación de Beatríz Sarlo en 678. Es que, en la noche del martes, el debate entre los panelistas de ese show oficialista y la ensayista gustó al público que normalmente no ve ese programa —marcó un rating que hace mucho tiempo no tenía— no sólo por la genialidad en las palabras de Beatríz Sarlo, una invitada antikirchnerista que dio lugar al debate político en un show que se venía caracterizando por ser unidireccional y monótono, sino porque quedó plasmada la verdadera intención de haber invitado a una escritora que con inteligencia y demasiada buena memoria batalló (y ganó) respondiendo a cada una de las preguntas que le hacían los panelistas.
El "trending topic" —tema de moda en Twitter— fue #Sarloen678. Estuvo entre los 10 temas más comentados de Buenos Aires, y al poco tiempo pasó a estar entre los 10 del mundo: arrojó alrededor de 10 tweets por segundo con las opiniones de periodistas, políticos y simple espectadores que, sin dejar cabo suelto, comentaron los más variados informes.
Cada vez que Sarlo hablaba, reinaba el silencio en 678; la platea dejaba a un lado las habituales risas de sitcom. Era la verdad del argumento "no político" contra el slogan puro; la objetividad versus la mirada sesgada;el peso de de la simpleza ante el aparato armado. Las herramientas de Sarlo causaron perplejidad en Osvaldo Barone y "Cabito", que no lograban meter bocado ante el desconcierto de esa mujer canosa sentada en la punta de la mesa del programa más oficialista de la televisión argentina.
Ricardo Forster con su filosofía —kirchnerista, pero filosofía al fin— era el único que lograba tocar en sintonía después de cada intervención de la ensayista. Ni el secretario de Medios Gabriel Mariotto lograba ponerse a la altura de las circunstancias. Parafernalias electoralistas desilusionaban a los espectadores.
Las balas contra Sarlo estaban preparadas, y fueron las esperadas: si no se es K, se es clarinista y si no se es cristinista, se es macrista.
“Tranqui, Mariotto, tranqui que no pienso votar a Macri, nadie lo critica más que yo.” Las risas de la platea eran de nervios luego de la intervención de Sarlo.
Ante la pregunta de Barone —precalentada antes por Sandra Russo— ante el papel de los periodistas que trabajan para un medio cuya directora “apropia hijos de desaparecidos”, Sarlo "estrenó" otro trending topic: “Barone, conmigo no, vos estuviste en Extra y aguantaste hasta donde pudiste", refiriéndose a la publicación ligada al menemismo, en la que Barone era su director. “Yo trabajo en la La Nación, pregúntenme por La Nación.” Solo un corte comercial pudo poner paños fríos al knock out de Sarlo.
España, oficialismo, oposición, Clarín, periodismo, memoria, dictaduras, complicidades, ideologías. Todo se puso en juego en la cancha de 678 donde definitivamente ganó el visitante.
Sarlo no solo sorprendió a los televidentes y hasta a los mismos panelistas, sino que asombró el mismo 678 por aventurarse a un democrático debate mano a mano con alguien que piensa distinto. ¿Se repetirá?
Eliana Toro
Twitter: @toroeliana