Todo indica que el próximo miércoles 28 del corriente, el ministro de Economía Amado Boudou, llevaría adelante la presentación en sociedad del Presupuesto Nacional 2012. Aunque esta nueva proyección parece incluir recortes superiores a los 20 puntos porcentuales.
Es este contexto, una proyección subestimada del 12% en concepto de subsidios al sector privado, está dejando en evidencia que ya empieza a resultar complicado sostener el modelo. Es decir que la ampliación de los fondos para transferencias corrientes solo sería de un 12%.
Alcanzar los objetivos prefijados por un gobierno nacional para la administración pública en todos sus niveles, implica llevar a cabo acciones provenientes de transacciones económico-financieras previstas en la Ley de Presupuesto anual, cuyo detalle de recursos y gastos es expuesto en la misma, de manera separada, por sus montos totales y sin compensaciones entre sí.
El Presupuesto Nacional entonces, no sólo representa la expresión financiera de lo que se propone llevar adelante un gobierno, sino que implica algo mucho más amplio en relación a su programa, constituyendo asimismo una herramienta de planificación socioeconómica que define el grado de producción e inversión en el que incurre el sector público, las formas de financiamiento, efectos macroeconómicos que pretende lograr y la demanda real de recursos.
De lo expuesto, resulta sencillo comprender el motivo por el cual el Presupuesto Nacional es pasible de ser utilizado como “instrumento” por los diferentes gobiernos, en tanto su naturaleza habilita la toma de decisiones de manera permanente acerca de los variados campos de la actividad estatal.
Para el caso puntual del Presupuesto 2012, parecería más oportuno comenzar por observar el rubro “Fuentes Financieras” ya que a lo largo de todos estos años, el Gobierno Nacional ha sustituido estos recursos con otros, como por ejemplo las reservas de libre disponibilidad del Banco Central que aparentemente utilizará para responder a sus compromisos con acreedores privados.
Para obtener este financiamiento, el Ejecutivo Nacional prevé emitir títulos públicos, es decir, endeudarse en casi un 50% aproximadamente, a efectos de cubrir sus obligaciones.
Asimismo, el documento dice que el gobierno tomará los Adelantos Transitorios netos del BCRA, y letras del sector público entre organismos, erogaciones de organismos internacionales, préstamos del Banco Nación, más otros bonos.
Por otra parte, el destino de las partidas para subsidios será fundamentalmente para mantener barato los servicios de transporte y energía. En ese sentido, serán transferidas a las empresas de transporte y la empresa de capital mixto cuyo objeto es el de importar fueloil y gasoil para sustituir el gas, redistribuyéndolo entre las generadoras de modo subsidiado.
Asimismo, se utilizarán para el pago de asignaciones familiares y algunas instituciones sin fines de lucro.
Las partidas agrupadas en el rubro “Otras transferencias”, subsidiarán empresas como ARSA, AySA, ENARSA, Nucleoeléctrica y Aerolíneas Argentinas, sumando un total cercano a los 30 mil millones de pesos.
En términos generales, de los números proyectados, surge que se viene la implementación de ajustes graduales. Perfectamente previsibles y esperables en función del rumbo que durante todos estos años llevó la economía argentina.
Dicho en términos más coloquiales, el festival sigue, solo que ahora será con malabares y, la gran pregunta es ¿hasta cuándo podrán seguir fingiendo que mantienen el equilibrio?
Nidia G. Osimani