Martín Lanatta, el único detenido por el triple crimen de General Rodríguez ocurrido en 2008, afirmó ayer por Radio Mitre que es "inocente" y juró que nunca tuvo nada que ver con el negocio de la efedrina, uno de los posibles móviles de los homicidios. Lamentablemente, los periodistas que lo entrevistaron no contaban con los elementos necesarios como para refutar esas afirmaciones. Solo tendrían que haber consultado el expediente que investiga los asesinatos de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón. Tan fuerte es la evidencia en su contra que esa causa judicial será ventilada por el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mercedes en 2012.
"Soy inocente, lo sabe todo el mundo. Dio negativo el peritaje sobre una mancha hemática que encontraron en la casa de mi hermano, y no era sangre de ninguna de las tres víctimas", aseguró Lanatta al programa "Inocentes y Culpables".
Según refiere agencia Télam, Lanatta admitió que conocía a Forza porque lo ayudó a gestionar una portación de arma ante el Registro Nacional de Armas (RENAR) y también porque le vendía relojes caros, pero se desvinculó totalmente de los crímenes y dijo que cuando apareció muerto le dio "mucha pena". Debe recordarse que Lanatta está hoy preso merced al enorme cúmulo de pruebas que ha acumulado en su contra el fiscal Juan Ignacio Bidone, un fiscal que ha actuado con gran seriedad a pesar de las presiones del poder político.
"Yo siempre trabajé, no tengo antecedentes penales. Estoy preso desde hace dos años. Cuando uno no tiene nada que ver, que esconder, no hay motivos para estar nervioso", afirmó, consultado sobre la "tranquilidad" con la que hablaba del caso. Eso sí, evitó mencionar sus vínculos con el poderoso jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández, quien ayudó a que que su hermano Christian Daniel Lanatta y los hermanos Marcelo Javier Schillaci y Víctor Gabriel Schillaci, puedan gozar de una oportuna libertad por "falta de mérito". Lo hizo de la mano del corrupto camarista Luis Alejandro Gil Giuliani y con solo tres días de análisis de un expediente voluminoso.
A pesar de ello, el año próximo los cuatro serán sometidos a debate oral y público, ya que el fiscal Bidone está seguro de que los cuatro están vinculados con el triple crimen a través de una puntillosa distribución de roles y tareas.
El plan habría tenido comienzo de ejecución el 7 de agosto de 2008, cuando uno de los imputados citó a las víctimas "a una supuesta reunión", la cual se realizó en el supermercado Wall Mart de la localidad bonaerense de Sarandí.
Para ello, utilizaron una línea telefónica adquirida en forma irregular, bajo una titularidad ficticia a fin de que sus usuarios no pudieran ser vinculados a la misma.
Luego, lograron trasladar a las tres personas a un domicilio de la localidad bonaerense de Quilmes, donde vivía Cristian Lanatta, "con el fin último de ejecutarlas cruelmente en las horas venideras, en circunstancias de tiempo, modo y lugar que aún no fue posible determinar con certeza", dijo el juez Marcelo Romero cuando elevó el caso a juicio oral.
En sus requerimientos, Bidone había sostenido que el móvil de la masacre fue triple: los negocios que realizaba una de las víctimas en mesas de dinero, la compra y venta de medicamentos truchos, y el tráfico ilegal de efedrina.
Es decir, lo mismo que publicó Tribuna de Periodistas dos días después de que aparecieron los cuerpos de Forza, Ferrón y Bina (*).
José María González
(*) Me es grato anticipar que el director Ejecutivo de este medio, Christian Sanz, se encuentra en medio de la escritura de un libro sobre el triple crimen, la mafia de los medicamentos y los aportes al kirchnerismo, el cual tendrá una versión gratuita para descargar por Internet.
JAJAJA HACEME REIR LANATA, VOS INOCENTE? QUIEN TE LE CREE?
Lanatta, vos y tus amigos se van a comer la perpetua