¿Alguien se acuerda del triple crimen de General Rodríguez, ocurrido en agosto de 2008? ¿Quiénes y por qué asesinaron a los “empresarios” Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina? Si bien la sociedad va perdiendo el rastro de ese criminal hecho, ocurrido en agosto de 2008, el fiscal de Mercedes José Ignacio Bidone, insiste en avanzar en su esclarecimiento. Por ello, ha pedido en las últimas horas la elevación a juicio oral de ese expediente.
En realidad, en la cabeza del joven funcionario el crimen está resuelto. Sospecha —está seguro, en realidad— de que los autores materiales del asesinato de los tres jóvenes son dos pares de hermanos: Marcelo y Gabriel Schillaci, y Cristian y Martín Lanatta. Los cuatro supieron estar presos hasta hace unos meses y solo el último de ellos se encuentra recluido en estas horas.
No se trata de cualquier persona, sino de un personaje que supo caminar los pasillos del Registro Nacional de Armas como una suerte de ministro sin cartera y que no pocas fuentes de información relacionan con el jefe de Gabinete Aníbal Fernández.
Lanatta supo tener un estrecho vínculo con Ibar Esteban Pérez Corradi, sindicado por la embajada de Estados Unidos como un poderoso narcotraficante y extraditado hoy a ese país del norte por el incesante tráfico de una droga llamada oxicodona.
En tal sentido, el fiscal Bidone no desconoce que Forza tuvo financiamiento por parte de Pérez Corradi en algunos de sus negocios. Sin embargo, las relaciones entre ambos terminaron de la peor manera y Forza terminó asesinado en medio de una trama que aún parece poco clara.
Lo que sí es claro es que no se trató de una venganza de narcos mexicanos, como se intentó imponer en un principio a través de las usinas oficiales. Más bien, tuvo que ver con negocios relacionados con la adulteración de medicamentos y el blanqueo de capitales de políticos de primera línea.
Bidone lo sabe, porque ha sufrido en persona puntuales presiones políticas ejercidas por relevantes funcionarios que reportan a Balcarce 50. Sin embargo, el fiscal jamás se dejó amedrentar e insistió en el avance del expediente hasta lograr llevarlo a los umbrales del juicio oral. Lo hizo a través de un revelador dictamen reservado de 305 páginas que explica con comas y detalles la responsabilidad de cada uno de los implicados en el asesinato múltiple.
Allí, no solo se muestra cómo operó la mano de los hermanos Schillaci y Lanatta, sino también la logística de Pérez Corradi, un financista llamado Marcelo Abasto y un tal Juan Carlos “Cali” Lourelio.
También se hace hincapié en los vínculos entre los supuestos culpables y ciertos políticos de renombre. Un botón de muestra que aparece en el informe de marras: “Que a raíz de lo sucedido comentó en el barrio lo que le había ocurrido y sus vecinos le dijeron que Martín Lanatta era terrible, que era un tipo jodido, que no le hacían nada porque era amigo del ministro Aníbal Fernández, que había tenido una platería en calle 108 y
El dato permite anticipar el tenor que tendrán las declaraciones que se harán públicas en el venidero juicio oral. Existe más de un arrepentido que está dispuesto a revelar detalles que provocarán más de un dolor de cabeza oficial. Lo sabe Bidone, pero más aún lo sabe el oficialismo.
Ello explica por qué Aníbal Fernández ha sido obligado a abandonar su cargo, vinculado al Ejecutivo Nacional, antes de noviembre.
No es poco.
Christian Sanz
Twitter: @cesanz1