A GERMANA ADHIERO!! BRAVO! Juicio castigo,el que a hierro mata,a hierro tiene que morir! y el que lo difiende, con palabras rebuscádas en los libros, escritos por otros,también hay para el o ella, culpa de gente como éstas hay tantos asesinatos,de inocentes,en todo el país,

Dice el refrán popular: “todo tiempo pasado fue mejor”, lo que creo, en cierta forma, resume lo que pensamos muchos pero no lo decimos por temor al escarnio público. En los últimos años ha habido una especie como de “gran barata de valores”. Hay una generalización del “y bueh…si lo hace feliz”, o “y bueh, después de todo tiene derecho”. No nos damos cuenta de que con el tiempo hemos logrado que lo que antes era inaceptable socialmente (y por algo lo era), ahora se tome como “de lo más normal”. Antes, “cuando todo era mejor”, a nadie se le hubiese ocurrido enfrentar a un profesor en la escuela, ni insultar a los padres, ni salir a cortar calles para reclamar algo. Eran cosas que nos eran inculcadas en nuestra casa, en donde las reglas estaban bien claras. Pero hoy por hoy, ya desde la casa, las reglas no las imponen los padres, sino los hijos, o sea, aquéllos quienes las deberían cumplir. Es así como a la nena o al nene se les permite ir a bailar a un boliche hasta cualquier hora de la mañana o se les permite traerse al noviecito/noviecita a dormir a la casa “porque todos los demás lo hacen”, por dar algunos de los muchos ejemplos. Y estos pequeños signos de “plasticidad moral doméstica” también se han ido trasladando a la sociedad en su conjunto. De a poco y silenciosamente, y gracias a nuestro alejamiento paulatino de la espiritualidad y a un lavado de cerebro freudiano, la situación se ha revertido, y hoy en día las reglas morales de una sociedad las impone “la tendencia”. Es así como, en este caso particular, tenemos a un hogar original en el cual nació y se crió el pobrecito de Tomás, el cual fue destruido por sus propios padres. Dejemos de lado las razones particulares. La realidad es que esa situación de escisión entre sus padres, provocó que Tomás quedara a merced de “la tendencia”. Y es así como su madre, sea cual fuere la razón que la asistiese en su momento, no dudó en rápidamente formar una nueva pareja, exponiendo al pobre niño a los designios de un desconocido. Ahí, en este pequeño gran hecho cotidiano, está marcado lo que me refería anteriormente. Porque cuando “los tiempos eran mejores”, primero, los padres no se separaban ante la primera rotura de platos, y segundo, si lo hacían, era muy improbable que alguno de ellos expusiese a sus propios hijos a convivir con “un nuevo extraño”. No existía tendencia social del “los tuyos, los míos y los nuestros”, por cierto fatídica para muchísimos chicos, la cual es producto del egoísmo supino de muchos padres modernos que se creen que “sus derechos” a rehacer su vida están por encima de las criaturas que engendraron con “el o la” que no está más con ellos.

Germana: PM son las iniciales de mi apellido. Que le desees un daño tan grande a alguien que simplemente piensa diferente dice mucho sobre vos como persona. Esta crítica la extiendo a aquellos que aplauden comentarios como el tuyo o similares. Ramiro: las sociedades que avanzan, que progresan, han eliminado la pena de muerte hace tiempo. Mirá los datos de los países europeos. Ahí tenemos varias de las naciones más avanzadas del planeta y en ninguna de ellas rige la pena de muerte [1]. En esos países abundan las personas como María y Maricel. [1] http://www.es.amnesty.org/temas/pena-de-muerte/mapa-abolicion/

Alejandro: No compares un bastión de cultura y civilización, como es Europa, con un país diezmado moral, económica y políticamente como es Argentina. Un pueblo con 20 millones de villeros que viven en la miseria moral y económica más abyecta, tiene que ser manejado con puño de hierro para civilizarlo, enderezarlo y educarlo. Y si no se logra, deberá ser eliminado. Sin vueltas.

Ramiro, A nuestro país le falta mucho para estar a la altura de cualquiera de los países de Europa. Pero no somos la peor lacra del mundo. Tenemos 5 premios nobel, tenemos muy buenas universidades públicas. Coincido en que hay que educar y enderezar a mucha gente (¿Cuántos son los que lo único que buscan en esta vida es tener un plan trabajar y mirar fútbol gratis y Tinelli?). Eso lleva mucho tiempo, mucho esfuerzo. Pero esa es la solución. Y lo repito: para que no se repitan casos como el de Tomás, es necesario que las fuerzas de seguridad funcionen y que la justicia condene con reclusión perpetua a aquellos individuos que jamás podrán vivir en sociedad (y mientras estén encerrados tendrían que trabajar para ganarse el alimento de cada día). Pensá en las personas inocentes que fueron condenadas a muerte. Durante la Inquisición, te puedo mencionar a Miguel Servet y Giordano Bruno. En años recientes, eso siguió pasando (en EEUU te puedo mencionar los casos de Odell Barnes Jr. en el 2000 [1], y John Ray Conner en el 2007 [2]). Es decir: - Si una persona fue acusada injustamente, tiene posibilidad de recuperar su libertad y rehacer su vida. Si hubiese sido ejecutado, dicha posibilidad desaparece. - Si queremos avanzar como sociedad, tenemos que recluir a los criminales para que no vuelvan a hacer daño. Querer asesinar a los asesinos nos rebaja al mismo nivel que ellos y como sociedad nos retrotrae a épocas medievales como la de la Inquisición. [1] http://en.wikipedia.org/wiki/Odell_Barnes_(criminal) [2] http://www.elpais.com/articulo/internacional/Tejas/lleva/cabo/ejecucion/numero/400/elpepuint/20070823elpepiint_8/Tes